"Muchas gracias a todos los que habéis aportado un granito de arena para que haya podido salir. He aprendido la lección y aprovecharé esta segunda oportunidad." Emocionada, Fàtima Ofkir Reyes -de 25 años y que ha pasado los últimos siete años de su vida encerrada en una prisión de Omán, condenada a cadena perpetua por tráfico de drogas- ha explicado su extrema experiencia, este martes en el Colegio de la Abogacía de Barcelona, después de que el domingo pudo volver a Barcelona. La joven de l'Hospitalet ha conseguido la libertad porque ha sido incluida en la lista de beneficiados por la tradicional amnistía que el sultán de Omán concede después del mes del Ramadán, y después del intenso trabajo de diferentes profesionales, liderada por el despacho Vosseler Abogados.
Acompañada de su abogada, Mònica Santiago, y de los abogados Antonio Sagnier y el exmagistrat Baltasar Garzón -que ayudaron en su defensa final-, Fátima ha explicado sus siete años de cautiverio y su arrepentimiento. "Fue un error de juventud, quería dinero fácil. Dedicaré toda mi vida a explicar a los jóvenes que no se fíen de falsos amigos, que me pidan consejo", ha manifestado la joven, que se ha emocionado varias veces cuando hablaba de su familia.
"Estamos orgullosos de vuestro trabajo. De la función social de la abogacía, y del trabajo pro bono", ha manifestado el decano de la Abogacía de Barcelona, Jesús M. Sánchez, que a la vez ha anunciado que concederá la medalla de la institución a Santiago y Garzón.

Habla siete idiomas
Fátima fue encarcelada en el 2018, con solo 18 años, después de un juicio "lleno de irregularidades", según el despacho Vosseler Advocats que ha llevado su defensa desde el 2020 y ha agradecido "a todos los que han colaborado en su liberación, y especialmente en Antonio Sagnier y Baltasar Garzón", que se implicaron en el caso en el 2023. Viajó al sultanato islámico a recoger un paquete -donde había siete kilos de morfina-, la detuvieron en el hotel y fue condenada a cadena perpetua.
Garzón ha destacado la fortaleza de Fátima en estos años recluida y que "en este tiempo ha estudiado siete idiomas" y que ahora podría entrar en la Facultad de Derecho. El exjuez también ha agradecido "el apoyo recibido de la Generalitat de Catalunya, de la Comunidad islámica en España", así como exministras de Exteriores, y de la Fiscalía espanyola. "Era un caso muy grave e hicimos lo mejor que sabíamos hacer; lo que tocaba", ha declarado Garzón.
Encerrada en el penal de mujeres de Moscat, Fátima ha vivido una situación "terrible", según su defensa. Sin embargo, se explica que, a pesar de esta situación, ha podido continúa con el plan de estudios a través de la educación a distancia que le proporcionaba el despacho de abogados, con la colaboración de la embajada española en Omán.
"Quería comerme el mundo, y solo he comido pan de Omán", ha bromeado Fátima y ha insistido que los jóvenes no se dejen deslumbrar por falsas promesas.
Un abogado negligente
El despacho Vosseler presenta el caso de Fátima como el ejemplo que "todos merecemos segundas oportunidades". Se relata que esta adolescente "se dejó convencer por un falso amigo de que la sedujo con dinero fácil: simplemente tenía que entregar un paquete al sultanato de Omán. Fátima viajó hasta la habitación de un hotel de Mascate (capital de Omán). Allí abrió la mochila de la droga que tenía que entregar. Un contenido que confundió con paquetes explosivos. "Se asustó y llamó angustiada a su contacto para decirle que abandonaba, que no seguía. Pero la policía de Omán ya estaba detrás de la pista, y la detuvieron, con la mochila, en la habitación".
Y así empezó su infierno. También se denuncia la negligente actuación de su primer abogado defensor. "La embajada española en Omán le procuró una lista de letrados con un único nombre español, que escogió: un licenciado en Derecho sin colegiar que cometió gravísimos errores en el procedimiento judicial". Y continúa Vosseler Advocats: "De hecho, se limitó a conseguir el dinero reunido por la familia de Fàtima en España, sin cubrir diligentemente el caso en un juicio en que Fàtima estaba totalmente desamparada, sin saber árabe ni entender nada de lo que estaba pasando."
La madre pide ayuda
Dos años y medio después de su ingreso en la prisión, en noviembre del 2020, la madre de Fàtima, desesperada, presentó la angustiante situación de su hija a la letrada Mònica Santiago, directora ejecutiva de Vosseler Advocats. "Impactada por el caso, Santiago asume el caso de forma gratuita y empieza su odisea por conseguir aquello que en principio se planteaba imposible: liberar Fàtima", se asegura. Objectivo, finalmente, alcanzado.
