"No me gustaría tener esta conversación con mi madre", empieza diciendo Bernat [nombre inventado para mantener el anonimato del joven], un catalán residente en Nueva York de 27 años, con quien iniciamos una videollamada para que nos explique la tendencia sexual que practica vestido de látex. "Es difícil intentarlo explicar, pero al final es una preferencia sexual, un interés, un fetiche que hemos adoptado y que no nos avergüenza".
Bernat practica este fetiche desde el 2015, cuando lo conoce y se empieza a adentrar después de descubrirlo mirando pornografía. "Existe una comunidad muy bonita, haces hermandad y conoces a gente con los mismos intereses que tú", explica el joven, que ha traducido esta pasión con un auténtico arte que visualiza a través de Instagram y el perfil de Twitter —con imágenes más explícitas—. "Es una preferencia sexual y un hobby, como a quién le gustan los cómics".
"No todo el mundo está preparado por eso"
¿En qué consiste esta práctica?
La modalidad sexual u hobby que practica Bernat consiste en vestirse de arriba abajo con unos trajes de látex o de cuero que les cubren, literalmente, todas las partes del cuerpo, desde la cabeza hasta el último dedo pequeño del pie. "Existe el látex y el cuero, que a mí este último no me interesa mucho, porque parece ropa normal. El látex es como una segunda piel, es una textura extraña que me gusta mucho". Bernat apunta como en general se acostumbra a llegar al orgasmo, "pero a veces no te dejan por culpa del diseño y te envían a casa". ¿Y eso te gusta? "Es parte de la gracia, que jueguen contigo y te hagan cosas. Es aguantar, navegar... Es muy mental, está todo en la cabeza".
"Creo que hay mucha gente que le gustaría probarlo, pero le da miedo"
Bernat explica cómo generalmente le cuesta interactuar por su aspecto físico. "Siempre me ha costado encontrar esta parte más sexi o más sexual". Un hecho que ha podido resolver llevando a cabo esta práctica. "Poniéndome todo eso, de alguna forma hago desaparecer a Bernat y soy esta nueva 'cosa' muy sexual, con la que puedes jugar y hacer el que quieras con ella". Un hecho que le ha permitido descubrir que le gusta mucho el sexo, y eliminar esta barrera que lo limitaba en el aspecto más erótico.
Sexo y arte también pueden ir de la mano
En esta práctica, una parte importante del tiempo lo dedican a hacerse fotografías o vídeos que comparten a los perfiles de las redes sociales, generando un contenido y unos perfiles realmente artísticos. "Estas escenas sexuales son muy elaboradas, por eso, después de toda la preparación, alguna fotografía siempre cae, ni que sea para el recuerdo". Para hacernos una idea, solo en vestirse Bernat puede tardar unos 15 minutos y, con los complementos, media hora. "También hemos comprobado como publicando las fotografías, tienes acceso a personas que ven lo que haces y que les puedes despertar su interés, generando confianza y un bonito recuerdo".
Después de toda la inversión destinada a prepararse, "¡no estaremos 10 minutos!", exclama el joven, que remarca como estas, acostumbran a ser prácticas donde hay cierta tendencia a aguantar bastante rato. "Mi récord han sido 15 horas con descansos, vestido y más o menos ligado", apunta. ¿Y no querías salir? "Sí, pero también pensaba, ¿por qué no hacerlo durar"?.
Como obtener placer cuando te envasan al vacío
Una de las prácticas habituales dentro de esta preferencia, es el vacuum bed. "Es como si te envasaran al vacío con agujeros que te permiten respirar". ¿Y una vez envasado, qué pasa? "Puedes recibir todo tipo de sensaciones, cosas que no te podrías ni imaginar, de hecho, he satisfecho muchas de mis fantasías sexuales", apunta al joven, que así obtiene una vía para hacer realidad todos aquellos deseos con los cuales ha pensado. Y añade como de esta forma, "puedo relajarme, es como una liberación del día a día".
"A mí, por ejemplo, me gusta mucho convertirme en una especie de objeto". Bernat reconoce que dentro de esta práctica y como en muchas otras —tanto en el mundo heterosexual como en el homosexual—, se generan unos roles, establecidos como aquellos que son más dominantes y los que resultan ser más sumisos, que sería su caso. "Que me aten y pueda pasar horas allí, me permite llegar y entrar en un espacio mental muy agradable", apunta, y añade como las prácticas donde interviene el dolor, no le gustan demasiado.
Con la cara tapada
En todas las fotografías de los perfiles de las redes, Bernat y sus acompañantes salen con la cara tapada. ¿Por qué, os gusta? "Tiene su gracia, antes sin embargo, nos vemos y hablamos de lo que haremos, exponiendo los límites de cada uno". El joven explica como a veces se encuentra con personas que tienen ciertos cargos empresariales, por ejemplo, y esta es una forma de mantenerse en el anonimato y de no mostrarse públicamente.
"Durante 'X' tiempo no tengo que ser Bernat, puedo respirar y hacer lo que me digan"
Bernat explica que taparse la cara le genera todo un juego de sensaciones y percepciones. "Es todo un juego mental donde, a veces, tienes los ojos tapados y te los abren para que veas dónde estás o lo qué te está pasando". El joven apunta como se ha encontrado con situaciones donde sus interlocutores tienen todo el material del mundo, pero no han llegado a hacer "el clic mental", porque no han acabado de encajar, en cambio otros, con poco esfuerzo, "te atan las manos detrás y experimentas una barbaridad!".
"Una cosa es que nos veamos nosotros y la otra, que nuestras caras circulen por internet"
La electroestimulación: recibir descargas eléctricas
Algunos de los juguetes que utiliza Bernat y sus compañeros cuando realizan estas prácticas tienen incorporados la electricidad. "Con estos juegos, obtienes una sensación completamente diferente, vendría a ser como practicar gimnasia pasiva, y existen diferentes utensilios que te puedes colocar en el pene que te dan descargas que vendrían a ser como masajes". Bernat explica que la penetración no es su foco, y lo que a él le gusta, es ver a otras personas vestidas de látex, "con la sensación y el tacto que eso te produce".
La comunidad
Para encontrarse entre ellos, existen aplicaciones para hombres que tienen todo tipo de fetiches. Un ejemplo es Recon, "un perfil tipo Grindr —aplicación para hombres homosexuales— donde se puede numerar tus intereses con un perfil más elaborado y amplio". Una aplicación donde el usuario puede interaccionar con el resto a través de amistades, ofreciéndole un clima de más confianza. "Si no tengo referencias de una persona, no le dejaré hacer según qué", apunta Bernat, que expone como el perfil de quien lo practica acostumbra a ser personas más mayores que él, "ya que este, es un hobby caro y eso hace que te encuentres a directivos de negocios, del mundo tecnológico...". Bernat se encarga los vestidos a medida, y apunta como, según la marca, "te pueden costar entre 300, 400 o 500 euros".
En Nueva York, dice Bernat, hay una comunidad reducida, pero en Londres y Berlín encabezan el top mundial de esta tendencia sexual y artística que practica. "Barcelona también, pero en menor medida, de hecho hay una marca que es Boxer Barcelona que está muy bien". Unas prácticas que acostumbran a hacerse en casas particulares o en locales o mazmorras públicas habilitadas que pagan por horas.
Acabamos la videollamada hablando de la familia y de su entorno más próximo. ¿Conocen la práctica que haces? "Los amigos sí, lo saben y me comentan que les gustaría probarlo, pero la familia no. Los quiero mucho, pero no creo que podemos hablar nunca, al final es sexo y no lo entenderían". Un fetiche más, como quién le gustan o le excitan los pies, chándales, uniformes, fluidos, lencería u otros. A gustos, colores.