La Fiscalía contra los delitos de odio está estudiando la trascendencia jurídica penal de la infinidad de mensajes falsos que se vertieron en las redes sociales en contra de menores extranjeros no acompañados, publicados en España después del crimen de Mateo, el niño asesinado el domingo pasado en Mocejón (Toledo). Después de conocerse el fatal suceso la mañana del domingo, y antes de que trascendiera cualquier detalle de la investigación, los agitadores ultras ya empezaron a propagar la hipótesis en las redes sociales que un menor migrante sin referencia familiar en España, podría ser el autor del crimen.

El portavoz de la familia del niño, Asell Sánchez, tuvo que salir este lunes a pedir que no se criminalizara a nadie "por la etnia, por la raza, por el color, por su creencia" y que se dejara trabajar a la Guardia Civil para atrapar al agresor. Lo dijo antes de que se confirmara que el autor es español, y no extranjero, como habían insinuado estos sectores, que incluso habían llegado a apuntar que el crimen se había enmarcado en una prueba de bandas latinas. Durante 24 horas, las redes alimentaron esta teoría, amplificada por algunos pseudo medios de comunicación, hasta que las tesis cayeron por su propio peso, en el momento en que la tarde del lunes la Guardia Civil detuvo a un joven español de 20 años, que ha confesado el asesinato.

Lo que estudia ahora la Fiscalía contra los delitos de odio es la trascendencia penal que podrían tener estos determinados mensajes, en los cuales, según apunta el Ministerio Público "se criminaliza de forma generalizada a personas extranjeras difundiendo mensajes falsos". La Fiscalía señala que estos mensajes van dirigidos especialmente contra menores sin arraigo familiar en España, con el "propósito deliberado de despertar entre la población sentimientos de odio, hostilidad y discriminación contra estos".

En el Reino Unido los mensajes de odio se trasladaron a las calles

Estas campañas de agitación de odio y hostilidad contra los menores migrados comportaron hace nada más unas semanas disturbios en todo el Reino Unido, impulsados a través de noticias falsas en las redes sociales sobre la identidad del asesino de tres chicas menores en Southport. Mensajes como que el joven era un menor que había llegado al país en un barco en el 2023, o que pertenecía a la comunidad musulmana, encendieron la opinión pública, y las marchas violentas impulsadas por la extrema derecha se multiplicaron por el país, hasta que la Justicia se vio obligada a levantar el secreto de sumario, y revelar que el asesino era nacido a Gales y de padres originarios de Ruanda.