La pérdida de la presencia de la lengua catalana en las escuelas de Catalunya es una problemática que ya hace años que se arrastra. Precisamente por este motivo, se ha creado la asociación La Flama, un proyecto que tiene el objetivo de crear una escuela nacional catalana mediante el cooperativismo. La asociación ha detectado un problema muy concreto, y es que los niños catalanes no se pueden educar en un entorno catalán en Catalunya. "Queremos que nuestros hijos crezcan con una infancia sana, en catalán, rodeados de amistades catalanas, en un entorno totalmente catalán, sin ningún problema que les impida tener una vida normal en catalán, ni agresiones ni mofas que les dejen taras de autoodio", reza su carta de presentación.

El presidente de La Flama, Teo Herrera, ha explicado a ElNacional.cat cómo ha surgido el proyecto. La principal problemática que han detectado los diferentes miembros que forman la asociación es que los niños salen de la escuela pública hablando en castellano con los compañeros. En este sentido, lamentan que no pueden relacionarse en catalán porque el castellano se acaba imponiendo. Herrera, que es profesor de secundaria y lo ha visto en la escuela, ha señalado que este problema se da principalmente por tres factores: la inmersión lingüística, la desidia de la Generalitat y por una cuestión demográfica. "Nosotros queremos que nuestros jóvenes tengan un entorno catalán y que tengan su identidad de manera libre y normal", defiende.

Una escuela puramente en catalán

La Flama está haciendo un llamamiento para agrupar gente, especialmente a familias y docentes, para poner en marcha el proyecto. La asociación ya ha contactado con un número importante de personas que están interesadas en el proyecto, y a partir de aquí han empezado a hacer una clasificación en función de la zona de Catalunya a la cual pertenecen, y si se trata de familias, docentes u otros profesionales que también son bienvenidas. En concreto, Herrera señala que necesitarían juristas o arquitectos, ya que tendrían un papel básico para encontrar un edificio donde empezar el proyecto y que después pueda ser homologable. La asociación considera que con 200 o 300 familias el proyecto ya puede salir adelante, y en este sentido se muestran positivos, puesto que, en solo unos meses, han conseguido la atención de un gran volumen de personas.

En relación con la edad de los alumnos, apuntan que la idea sería que fuesen cuanto más pequeños mejor, porque se mezclarían edades en las aulas. Señalan que esto ya pasa en otros proyectos educativos y que "funciona muy bien". Herrera asegura que para conseguirlo se necesita "un fuerte compromiso de los profesores". Así pues, el objetivo de La Flama es abarcar toda la vida escolar, es decir, desde el jardín de infancia hasta el bachillerato. No obstante, Herrera comenta que, cuanto más pequeños sean los alumnos, más fácil será arraigar el proyecto, tanto en los niños como en las familias. En este sentido, pone el foco en las familias y en su implicación, cosa que considera que "en la pública se ha perdido". La Flama busca recuperar la unión entre escuela y familia. "Si no hay pacto, es muy difícil educar", lamenta.

Lengua y cultura catalana

El proyecto pedagógico de la escuela es una de las cosas más importantes. Aunque se tienen que acabar de definir muchas cuestiones, lo que tienen claro es que la piedra angular es la lengua y la cultura catalanas. La Flama pretende que sus alumnos se formen a través del aprendizaje vivencial, pero también con contenidos. "Si no tienes contenido, no puedes hacer aprendizaje vivencial ni proyectos", señala. Otro aspecto muy importante es el contacto con la naturaleza, y lo más importante, trabajar para que los niños sean autónomos. "No es tan importante que sean felices como que sean autónomos, responsables y respetuosos. Con estas tres cosas puedes superar las dificultades, y si superas dificultades, eres feliz", reflexiona. Otra de las opciones que contemplan es poder hacer intercambios entre las escuelas, si hubiera más de un centro.

Aunque el proyecto consiste en formar una escuela nacional catalana, las horas lectivas en castellano se mantendrían según lo que marca el currículum del Departament d'Educació.

Financiación del proyecto

Con respecto a la financiación de la escuela, Herrera reconoce que es un tema que tienen que acabar de definir, pero la idea es que al principio sea una cooperativa, ya que es más fácil aglutinar gente y así poder empezar con aportaciones. Se plantean otras opciones, como el pago de una cuota por parte de las familias, porque a priori la escuela tendrá que ser privada. "No sabemos si con mecenas o con gente que pueda aportar un capital inicial", afirma. Sobre esta cuestión, reconoce que necesitan a alguien que les asesore.

Dentro de estas aportaciones también se tendría que contar con el sueldo de los docentes. Herrera detalla que son conscientes de que al principio su sueldo será más bajo que el de la escuela pública, pero a medida que pase el tiempo, la situación se tendría que estabilizar y acabarían cobrando un sueldo medio de profesor. En este sentido, son conscientes que una parte de estos sueldos tendría que salir de una posible cuota de las familias, de subvenciones o de otras aportaciones. Precisamente en relación con esta posible cuota de las familias, la asociación tiene que acabar de definir como sería. Herrera señala que no han pensado en una cantidad exacta, pero sería "una cosa pequeña". Con todo, firma que en un futuro no muy lejano se plantean abrir a los socios el pago de una cuota.

La dificultad para encontrar un espacio

Teo Herrera ha explicado que lo más complicado para poner en marcha este proyecto es encontrar un espacio donde montar la escuela. "Lo más importante es encontrar un edificio que cumpla las exigencias que marca la Generalitat para que después pueda ser homologado". Por esta razón, insiste en que lo ideal sería tener algún miembro de la asociación con conocimientos para no fallar en esta cuestión. Con respecto a la ubicación del primer centro, Herrera apunta que la primera opción es Barcelona y las comarcas de los alrededores, aunque "estamos abiertos a cualquier parte de Catalunya". En este sentido, detalla que hay algunas agrupaciones de Tarragona y Girona que están muy interesadas y que "si fuera allí, perfecto". Aunque la primera idea es Barcelona, "donde habría un grueso mayor de gente y se podría establecer el primer centro", reconoce.

Fuentes de inspiración

Uno de los principales referentes de la escuela nacional catalana que quiere crear La Flama, es La Bressola, la primera escuela en catalán creada en la Catalunya Nord y que nació el año 1976. Actualmente, La Bressola tiene 8 centros escolares y más de 1.000 niños implantados en 5 municipios de la Catalunya Nord. Los miembros que forman La Flama han viajado hasta Perpinyà para reunirse con el equipo de La Bressola y conocer más su historia. Aunque se reflejan en esta idea, Herrera matiza que su proyecto es distinto como consecuencia del contexto tan diferente que existe en ambos territorios. Miembros de La Bressola les animaron con la iniciativa, pero les advirtieron "que al principio cuesta muchísimo", especialmente encontrar un edificio donde ubicar la escuela. Es por esta razón que les recomendaron que algún miembro de las familias tenga conocimientos de arquitectura o derecho.

Otro referente en que se reflejan es la ikastola, una especie de centro educativo que utiliza el vasco como lengua vehicular. En el año 1980, la Consejería de Educación del gobierno vasco firmó con el Ministerio de Educación el Convenio de Ikastolas, que procedió de manera definitiva a la regularización general de las 1.738 aulas en el País Vasco. Así como las Escuelas Semente, una red de centros escolares de Galicia. Herrera ha explicado que con esta escuela todavía no han podido verse, pero no descartan esta opción. "Es interesante ponerse en contacto con ellos, porque nos interesa saber cómo empezaron", afirma.