El Gremi de Floristes de Catalunya ya se prepara para el próximo Sant Jordi con una novedad con respecto a años anteriores, un logo que identificará a la llamada Rosa d'Autor, es decir, aquella que se despacha desde floristerías profesionales, en contraposición a las que durante la festividad del 23 de abril vienen otros operadores, como todo tipo de entidades y asociaciones, así como particulares, estos últimos a menudo sin ningún tipo de autorización, de manera tal que la misma etiqueta es un identificativo que permite proteger a los profesionales contra "el intrusismo de los particulares", según palabras de Joan Guillén, presidente del Gremi de Floristes de Catalunya. La nueva etiqueta, inspirada en el 'trencadís' modernista, ha sido elaborado por Paula Jericó, alumna de la escuela de diseño Elisava, y se prevé repartir un millón de etiquetas en toda Catalunya, con la esperanza "de agotarlas cuando acabe el día".

De hecho, para el Gremi de Floristes, este identificativo supone reivindicar el trabajo de este sector profesional, "que trabaja todo el año", ante lo que Guillén ha denominado "fuga de capitales", es decir, aquellas ventas que van fuera del sector profesional, señalando, eso sí, que las ventas por parte de entidades y asociaciones "forman parte del ADN de Sant Jordi". En este sentido, la concejal de comercio del Ayuntamiento de Barcelona, Raquel Gil, ha recordado que la venta de rosas es una "utilización del espacio público sujeto a autorización" por parte del Ayuntamiento, con tres tipos de permisos, los de los espacios delante de los locales, los reservados en zonas profesionales, es decir en las supermanzanas específicas que de hace unos años se ponen en diferentes lugares de la ciudad, y finalmente el permiso para el público en general, que son para "entidades y personas físicas que lo pidan", añadiendo que "si no tienen autorización es cuando están en situación de irregularidad y se puede actuar y sancionar".

El problema, para el Gremi de Floristes, es que con datos del 2024, en Barcelona se otorgaron 4.100 licencias de venta de rosas a particulares, a las que se suman cerca de 2.000 puestos más sin permiso, y es aquí donde toma valor la Rosa de autor, como producto profesional, "sostenible y sin plásticos" ante rosas de procedencia que incluso podría implicar "explotación infantil". Guillén ha recordado que el año pasado, la Guàrdia Urbana de Barcelona actuó contra algunos puestos de particulares sin licencia y se retiraron puestos en la zona del paseo de Gràcia, y ha reclamado más control.

Rosa de 'trencadís'

Con respecto al logo ganador, este ha sido un encargo del gremio en la escuela Elisava, y ha sido diseñado por Paula Jericó, alumno de tercer curso, de veintiún años, que se ha inspirado "en la parte de la artesanía y el valor de hacer las cosas a mano", añadiendo la idea del "'trencadís' sin alejarme de la imagen de la rosa". Después de varias opciones de trabajo, finalmente se ha llegado a un diseño del cual se harán un millón de etiquetas, que servirán para identificar las flores vendidas por Sant Jordi por el sector profesional.