Este domingo, 27 de abril, día de la Virgen de Montserrat, se celebrará un acto nada habitual, la salida en procesión de la Moreneta, un acontecimiento que se producirá por primera vez este siglo XXI y que solo tiene dos precedentes durante el siglo XX, cuando la talla románica salió en procesión por las plazas de la abadía los años 1947 y 1997. Con ocasión de la celebración del Milenario de la fundación del monasterio benedictino de Montserrat el año 1025 se ha preparado un fin de semana lleno de acontecimientos que incluye la salida de la imagen en procesión, en un contexto que, con todo, estará marcado por el funeral del papa Francisco. La Imagen de la Virgen de Montserrat será llevada en una parihuela de 1916 que se ha restaurado para la ocasión. Además, una vez en la plaza, la Virgen estará protegida con el tálamo que ya se utilizó en 1947.
Así, este mismo sábado empezarán los actos centrales de esta celebración de la Solemnidad de la Virgen del Milenario de Montserrat con un concierto a cargo de la Orquestra Simfònica del Vallès (17 h, en la plaza de Santa Maria), seguimiento de las vísperas (18:15 h), el velatorio (21 h) y la misa del velatorio (22 h), dentro de la basílica. Los actos del sábado finalizarán a partir de medianoche con un espectáculo de drones y baile de sardanas en la plaza de Santa Maria. Ya de cara al domingo, a las 10.30 empezará la procesión por las plazas del monasterio, seguida de la misa conventual (11 h) y el baile de sardanas (13:15 h), también en la plaza de Santa Maria. Los actos se cerrarán con un segundo concierto, en el mismo lugar, a partir de las 17 h.


La trascendencia histórica de estos actos radica, por una parte, en el hecho de que se celebra el milenario, pero también en que será la primera vez que pasa durante este siglo y la tercera vez en los últimos cien años, ya que solo hay dos precedentes contemporáneos de procesiones con la Moreneta, en 1947 y en 1997, aparte que la talla románica también salió de su camarín en 1909, durante la Semana Trágica, y en 1936, en el marco de la Guerra Civil, para protegerla de ataques de incontrolados que finalmente se evitaron gracias a la protección de los Mossos d'Esquadra. Esta es la historia de las dos veces que la Moreneta ha salido del camarín en procesión.
1947: Primer gran acto de afirmación catalanista
El año 1947, durante los años más duros de la posguerra, la sociedad civil catalana se movilizó en un acto que tuvo una trascendencia más allá de la religión y que se convirtió en un gran acto de afirmación catalanista. Técnicamente, la entronización consistía en dotar a la Moreneta de un trono digno, una iniciativa del abad Aureli Maria Escarré que fue un éxito, ya que se financió con aportaciones populares. La celebración, prevista inicialmente para el 8 de septiembre del 46 -día de las vírgenes encontradas- se celebró finalmente el 27 de abril de 1947, en un acto multitudinario que según crónicas de la época, quizás exageradas, habría reunido entre 70.000 y 100.000 personas en Montserrat.
Más allá de la significación religiosa, que contó con la asistencia de los obispos y la plana mayor de las autoridades franquistas de Catalunya, la entronización tuvo un carácter social y patriótico, tratándose del primer acto multitudinario de signo catalanista desde la Guerra Civil, con uso público de la lengua catalana tolerado por el régimen y, también, por el despliegue de una gran senyera por parte de dos militantes del Front Nacional de Catalunya en la roca denominada 'la gorra frígia', que la policía no consiguió descolgar en toda la jornada y que supuso, poco después, la destitución del gobernador civil de Barcelona, Bartolomé Barba Hernández.
1997: El cincuentenario de la entronización
La segunda vez que salió en procesión la Moreneta fue en 1997, en los actos de celebración del cincuentenario de la entronización. En un ambiente político y social muy diferente del de 1947, y con una asistencia, seguramente más ajustada a la realidad, de unas 10.000 personas, la senyera hizo acto de presencia de manera normalizada y no a causa de una acción clandestina como medio siglo antes. Todavía más, en los asientos de honor, en vez de los jerarcas del régimen fascista, se sentaron el president de la Generalitat Jordi Pujol y el presidente del Parlament Joan Reventós. Asimismo, el uso de la lengua catalana ya no fue posible gracias a la tolerancia, sino al hecho de que ya era oficial. Los tiempos habían cambiado, pero la fe en la Moreneta persistía y persiste.