Que la Lotería de Navidad te puede cambiar la vida es una realidad e historias para constatarlo las hay por doquier. El día del sorteo es uno de esos momentos del año que, a quién más y a quién menos, evoca una nostalgia colectiva y un sentimiento de que algo especial está sucediendo para todos al mismo tiempo. "Hacemos por una vez algo a la vez", que canta Mecano en ese Un año más que a tantos románticos conmueve en estas fechas tan señaladas. Y es que, por mera importancia del dinero en los tiempos que corren y además en cuestión de segundos, cualquiera que haya comprado un décimo o participación con la intención de hacerse con un pellizco puede ver cómo todos sus esquemas y planes de futuro dan un giro de 180 grados al unísono con el cántico de los niños de San Ildefonso. Porque es bien cierto que la Lotería te puede cambiar la vida, y además deja historias muy bonitas que van de la mano con cada premio entregado. Hoy te contamos una de esas que seguro que te conmoverá. Sucedió en la administración número 3 del municipio catalán de Vic, en la provincia de Barcelona.
💰 Cómo ganó el Gordo de la Lotería de Navidad gracias a una factura sin pagar: una historia inesperada
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La emotiva historia del joven que ganó el Gordo de la Lotería de Navidad tras perder a su abuelo
"20085, el Gordo de Navidad vendido en Vic", anunciaban los titulares de la prensa en la mañana del 22 de diciembre de 2005. Era uno de esos inviernos gélidos en que los termómetros rozan los cero grados en la Catalunya central, cuando de repente las calles de la capital de la comarca de Osona se llenaron de júbilo y copas de cava, con las que los locales brindaban porque había algo que celebrar. Algo muy gordo, de hecho. No se trataba de que la administración número 3 de lotería del municipio solamente hubiera vendido algún que otro décimo premiado en el sorteo más importante del año, no. La enorme cantidad de 510 millones de euros del primer premio de la Lotería de Navidad había caído allí de forma íntegra y el agraciado fue uno de esos números —más bien "feo y remolón", como lo acotaron los medios— que era un clásico entre los jugadores de ilusión de la zona. De pronto, el día más tranquilo del año para los loteros se convirtió en "una locura a la que no estábamos acostumbrados", reconoce Miquel Colina, el responsable de la administración en aquel momento.
El hombre, natural de Vic y proveniente familia de loteros de toda la vida, cuenta a ElNacional.cat cómo vivió la vorágine en el que fuera el primer gran premio del sorteo navideño entregado por ellos después de haber vendido una sola hoja del décimo galardonado con el primer premio de la Lotería de El Niño del año 2002. "Yo estaba solo en la tienda escuchando la radio, porque por aquel entonces aún escuchábamos la radio —cuenta, entre risas—, y de repente empezó a sonar el teléfono, llegaban vecinos dando las gracias y en cuestión de minutos los corresponsales de televisión ya estaban en la puerta". Porque en aquel hacinamiento vecinal ante el número 33 del Carrer Nou de la localidad se montó lo que el propio Colina admite que fue un 'show' impresionante.
Y es que cabe destacar que este espectáculo nacido del devenir de las ilusiones repartidas y compartidas en casi toda la comarca, en el que "si no te había tocado a ti, le había tocado a alguien que conocías", dejó relatos muy emocionantes para el recuerdo. Colina rememora con especial cariño, además de las habituales intenciones de "tapar agujeros" hipotecarios y algún que otro capricho que los clientes de su tienda se permitieron, la conmovedora de historia de un joven premiado gracias al legado familiar. "Su abuelo llevaba jugando ese número muchos años y falleció", y en el que fuera uno de los años posteriores, el nieto compró el mismo boleto para seguir con la tradición y se hizo con el premio gordo en un golpe de suerte que se percibe más obra del destino que de las casualidades y causalidades.
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El Gordo de la Lotería de Navidad de 2005 entregado en Vic todavía ayuda los locales
Lo sucedido en Vic no es cosa del pasado ni parece haber quedado obsoleto. El encargado del local narra también cómo todavía durante el confinamiento y las terribles consecuencias surgidas por la pandemia de la COVID-19 muchas de las familias de por allí se pusieron, y se ponen, en contacto con él para contarle como gracias al dinero que el 20085 les hizo ganar hace diecisiete años "han podido seguir tirando" a pesar de la crisis económica, los ERTE y las restricciones sanitarias. Porque "es verdad que jugar arruina a la gente —dice Miquel Colina en una alusión directa a los que él mismo reconoce despilfarradores—, pero también ayuda a otros muchos". Y así lo seguirá haciendo este mismo año y en todos los 22 de diciembre venideros gracias a la lotería. Esa Lotería de Navidad tan nuestra y especial.