La central térmica de Cercs, en el Berguedà, activa entre 1971 y 2011, es actualmente un vestigio gigantesco del pasado industrial y minero de la zona que, después de varios proyectos de reconversión que no han salido bien, se encamina a su desaparición una vez la consellera de Territori, Sílvia Paneque, haciendo suyas las demandas del municipio de Cercs y de los vecinos de la zona, ha reclamado por carta al Ministerio para la Transición Ecológica que se inicie el desmantelamiento de las instalaciones, según han adelantado este jueves 'Nació' y 'El Periódico', con el objetivo de renaturalizar el espacio donde se encuentran estas instalaciones y, en paralelo, impulsar el proyecto de central hidroeléctrica reversible de Cercs, que sería la tercera central de este tipo en Catalunya.
Hay que tener en cuenta que esta central térmica, que se abastecía principalmente con el carbón procedente de la misma zona hasta que dejó de ser rentable esta explotación, provocó un importante impacto ambiental, con emisiones de dióxido de azufre que causan la lluvia ácida que provocaron que en 1985 esta central recibiera la primera sanción por delito ecológico en el Estado español. En este sentido, las estructuras que quedan de pie, en especial su inmensa torre de refrigeración, de 103 metros de altura y un diámetro máximo de 68 metros, contienen todo tipo de residuos tóxicos, razón por la cual desde el Berguedà se reclama su desmantelamiento.
Proyectos fracasados: parque de terror y quema de residuos
Además, desde que quedó fuera de uso industrial el año 2011, se han sucedido varios intentos de reutilización, como la conversión en parque temático de terror entre 2018 y 2020 bajo el nombre de Horrorland, o el proyecto de acoger una planta para generar electricidad con la quema de residuos, que fue presentado en 2019, pero que tampoco cuajó. En este segundo caso, el objetivo era quemar residuos industriales no peligrosos para obtener energía eléctrica renovable sin generar impacto ambiental, una diferencia clave respecto de la histórica planta térmica, que generaba electricidad a partir de la combustión de carbón, ya que se preveía utilizar tecnología de reducción de la emisión de gases que contribuyen al efecto invernadero. Aunque la intención era abrir la nueva planta en el 2023, al final se desestimó el proyecto.
Ante estos intentos fracasados, desde la comarca y también desde el Govern se apuesta por el desmantelamiento y la renaturalización de todo el paraje. Hay que tener en cuenta que, a pesar de tratarse de un complejo industrial colosal, actualmente no hay interés patrimonial en conservarlo.