La Gioconda, conocida también como Mona Lisa, es considerado el retrato más famoso del mundo. La obra pictórica más emblemática de Leonardo da Vinci atrae millones de visitantes al museo del Louvre (que en el 2023 visitaron casi 9 millones de personas) y es el principal motivo por el cual el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció este martes un proyecto de remodelación de un museo que se cae a trozos y que también incluye unos planes de futuro para La Gioconda / Mona Lisa, que estará en una sala separada, con un acceso y un billete de entrada independientes, con el fin de gestionar mejor a las 30.000 personas diarias que atrae. En la misma línea, se construirá una nueva entrada por el este que servirá para descongestionar el acceso por la pirámide de cristal.

El verdadero nombre oficial del cuadro

Pero ahora que el retrato más misterioso de la historia vuelve a ser de máxima actualidad, hay una curiosidad que no es tan conocida como esta obra que atrae en torno a los 7,3 millones de personas, dado que entre el 75 y el 80% de los visitantes del Louvre tienen como prioridad contemplar la sonrisa de la Mona Lisa. De hecho, Mona Lisa es uno de los nombres populares con los que se conoce el cuadro y proviene de una abreviación de madonna Lisa, que significa señora Lisa en italiano. La Gioconda, el otro nombre popular de la obra de Da Vinci, hace referencia al apellido del comerciante florentino que le hizo el encargo. Pero el verdadero nombre del famoso cuadro de Da Vinci no es ni Mona Lisa ni La Gioconda. Su título original oficial es Retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo y de hecho es el nombre que describe la identidad de la mujer retratada con sonrisa enigmática, que también ha estado sujeto de debate durante siglos, hasta que la investigación disipó todas las dudas.

Confirmada la identidad de la modelo

El nombre oficial da por hecho que la mujer que Da Vinci retrató entre 1503 y 1516 -algunos estudios lo alargan hasta el 1519- es Lisa Gherardini, y la identificación está basada en gran parte en el testimonio del historiador Giorgio Vasari, que en 1550 fue el primero a identificar por escrito a la Mona Lisa, y corroborado en 2005, cuando un experto en manuscritos de la Universidad de Heidelberg (land alemán de Baden-Württemberg), Armin Schlechter, encontró una anotación marginal en una edición de Cicerón impresa en 1477. Esta anotación, realizada por Agostino Vespucci, un funcionario de la cancillería florentina y amigo de Leonardo da Vinci, estaba fechada en octubre de 1503. En ella, Vespucci mencionaba que Da Vinci estaba trabajando en aquel momento en un retrato de Lisa del Giocondo, esposa de un prominente noble y comerciante italiano de Florencia, miembro de la familia Del Giocondo. La Universidad de Heidelberg anunció oficialmente este hallazgo, declarando que "todas las dudas sobre la identidad de la Mona Lisa son eliminadas por una sola fuente".

Un encargo que tardó años a pintar

Leonardo da Vinci aceptó la petición de Francesco del Giocondo de pintar un retrato de su tercera esposa, Lisa, que murió el 15 de julio de 1542 en Florencia. El artista decidió pintar este retrato privado, aunque no era lo habitual en la época, debido a que estaba pasando por momentos de dificultades económicas. También ha habido un misterio en torno a la razón por la que Leonardo tardó tanto tiempo en completar la pintura, que inicialmente se creyó que fue pintada entre 1503 y 1506, y luego se extendió hasta 1516, y en las últimas publicaciones sitúan el final en el 1519. Unas fuentes apuntan a que interrumpió este trabajo porque recibió el encargo de la cancillería de Florencia de un fresco, La Batalla de Anghiari, y por eso no terminó de pintar la Mona Lisa hasta años después. Otras fuentes creen que Leonardo era un obseso con la perfección y eso hacía que se demoraran sus obras, otras que trabajó intermitentemente porque superponía ese trabajo con otros. De hecho, Da Vinci nunca llegó a cobrar el encargo ni lo entregó a su promotor y la obra la acabó comprando el monarca francés Francisco I para su colección privada.

Teorías sobre la sonrisa

Pero además del misterio de su verdadero nombre, y de la identidad de la modelo, otra de las cuestiones que ha despertado la fascinación de este retrato es la enigmática sonrisa de la señora Lisa, que ha sido objeto de numerosos estudios y teorías a lo largo de los siglos y para las cuales hay varias explicaciones. Una de ellas es la que hace referencia a la técnica artística utilizada por Da Vinci -la del sfumato- que creó una suave transición entre los tonos de la piel y los labios, favoreciendo esta sonrisa ambigua y etérea. Otro es el de la asimetría facial que descubrió un estudio de la Universidad de Cincinnati, y según el cual, el lado izquierdo del rostro parece expresar felicidad, mientras que el derecho muestra neutralidad e incluso tristeza. Otras teorías hablan de una posible expresión fingida basada en la falta de activación muscular en la parte superior del rostro; otros que la sonrisa refleja la multiplicidad de estados emocionales de una persona; también hay que hablan de una sonrisa que simboliza el ideal de belleza y virtud femenina del Renacimiento, e incluso hay quien cree que Da Vinci creó deliberadamente una ilusión óptica, haciendo que la sonrisa parezca más pronunciada desde ciertos ángulos.