El accidente nuclear de Palomares fue un episodio que tuvo lugar el año 1966, cuando dos aviones militares norteamericanos chocaron en espacio aéreo español, uno de los cuales cargado con cuatro bombas atómicas. Los dos aviones cayeron en llamas sobre el suelo y el mar de la costa almeriense y rápidamente se disparó la alarma por la más que probable dispersión de material radiactivo que podía afectar a la población.
La dictadura franquista reaccionó con una operación de blanqueo que incluyó el célebre baño del entonces ministro de Turismo, Manuel Fraga -posteriormente reconvertido en democrata de toda la vida-, acompañado del embajador de los Estados Unidos, en la playa supuestamente afectada, para negar que hubiera ningún tipo de problemas para la salud para los habitantes de la zona y, sobre todo, para los posibles turistas en un momento que el régimen explotaba el sol y la playa bajo el lema Spain is different, creado por el mismo Fraga.
El baño en la playa sin embargo, ya era una engañifa, porque aunque se silenció a la prensa, el cierto se que Fraga se metió en el agua en otra playa. Próxima, pero en ningún caso afectada por el accidente.
El franquismo mintió
El caso es que ahora ha llegado una resolución del Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos que concluye que el discurso mantenido por Fraga y por el aparato franquista era mentira. Según avanza Diario de Almería, el mencionado tribunal ha dictaminado que varios militares veteranos han desarrollado enfermedades a causa de la exposición de la radiación ionizante mientras limpiaban la zona afectada por el accidente de Palomares y por lo tanto pueden acceder a los beneficios que les corresponden por discapacidad.
La demanda ha sido liderada por el veterano Víctor Skaar, sargento de la Fuerza Aérea que participó en las tareas de limpieza y que ha desarrollado una leucemia. Ahora la justicia le da la razón y acepta que la causa fue la exposición a la radiación en la playa de la bomba. Más de 1.600 militares participaron en las tareas de recuperación mientras el régimen franquista insistía en que no había ningún peligro. Al menos una cuarentena han desarrollado varios tipos de cáncer.
La decisión judicial podría reabrir el caso de supuestos afectados por la radiación en el Estado español donde aunque todavía manda el secretismo, agentes veteranos de la Guardia Civil han intentado demostrar, sin éxito de momento, que han desarrollado enfermedades a causa de su exposición en la zona del accidente nuclear.