Más de la mitad del planeta ha adoptado como lengua materna una de las cinco lenguas mayoritarias a nivel mundial: el chino tiene 955 millones de hablantes, el español 472, según el Instituto Cervantes, el inglés 359, el hindi 311 y el árabe se acerca a los 300 millones con 255.
Esta es una de las principales consecuencias de la globalización: en un mundo cada vez más interconectado entre sí, la necesidad de comunicarse con ciudadanos que viven a miles de kilómetros es primordial y los esfuerzos por aprender una de estas lenguas se ha vuelto fundamental para muchos ciudadanos.
Sin embargo, ¿este intento para que una lengua esté presente por todas partes, puede limitar el uso de las lenguas de Estado propias del territorio? ¿Los ciudadanos pueden escoger una lengua más general y que tenga más "utilidad" en número de hablantes en detrimento de aquella propia de su territorio? Esta situación se empieza a producir con determinadas lenguas de Estado como el islandés ya que los ciudadanos del país empiezan a optar por el inglés dada su utilidad en el mundo laboral y académico, en detrimento de la lengua propia.
Así lo apuntó el escritor islandés Arnaldur Indridason, que visitó a finales de enero BCNegra y reivindicó el uso del islandés: "Nunca puedes expresarte con tu lengua materna. Sólo somos 300.000 hablantes, somos muy pocos y el idioma está muriendo. El inglés está invadiendo todo el léxico y estructura y es el deber de los escritores islandeses mantenerlo vivo [el islandés]".
En este ejemplo que apuntó Indridason, asegura que el islandés "está muriendo" en detrimento de una sociedad que cada vez tiene más conocimientos del inglés.
"Si se llegara a un aprendizaje masivo de una segunda lengua y ésta tuviera una gran utilidad, llegaría un momento en que ésta avanzaría a la lengua principal y la sustituyera. Eso sólo pasaría si esta segunda lengua se hablara en el mismo grado que la autóctona", ha declarado a El Nacional el profesor de Filología especializado en lengua gallega y portuguesa Pere Comellas.
Sin embargo, el también profesor de Lengua y Literatura moderna Roger Gilabert cree que en determinados países, donde se tiene un conocimiento muy grande y amplio del inglés y francés, únicamente se perdería la lengua autóctona si los ciudadanos tuvieran "una percepción negativa" de su propia lengua: "En muchos países son conscientes de que preservar la lengua propia es preservar parte de su identidad. Únicamente en el caso de lenguas minoritarias con desprestigio y estigmatizadas por los hablantes tienen riesgo de desaparecer".
En las sociedades de los países escandinavos, según explica Comellas, el inglés "tiene mucho peso" como segunda lengua y se utiliza en ámbitos como el académico o el tecnológico: "Se podría llegar a la conclusión que tiene más utilidad para trabajar esta segunda lengua".
Comellas ha explicado que, en el caso del portugués, los expertos ya han descartado que la lengua esté en peligro de desaparecer por una creciente globalización, ya que está muy arraigada en Portugal y en territorios de su zona de influencia, como es Brasil. También pone como ejemplo paradigmático de esta situación en el quechua y Perú: "En Perú muchos acabaron preguntándose por qué hablar quechua si todo el mundo habla castellano. Cada vez hay menos lenguas por la hegemonía de unas pocas".
Al mismo tiempo, Comellas ha añadido que el riesgo actual es plantear "un bilingüismo masivo mundial con una única lengua hegemónica" y que no se respete a las lenguas propias de cada territorio.
La hegemonía del inglés
El inglés es la lengua de referencia en varios ámbitos como el académico, el laboral y el financiero, entre otros. Sin embargo, ¿por qué se ha producido este hecho? ¿Quién o qué ha universalizado el inglés de tal manera?
El profesor Gilabert ha asegurado que todo se trata de un "negocio" de los países de habla inglesa como pueden ser Estados Unidos o Reino Unido, con el fin de extender su influencia: "Actualmente hay más hablantes no nativos de inglés que nativos. Eso se debe a una serie de condicionantes que hacen que el inglés sea la lengua dominante en el mundo y, actualmente, se entiende como un negocio".
El imperialismo británico sometió a varios territorios de África y América con el fin de introducir las costumbres, la lengua y la cultura anglosajona. Además, el Reino Unido se expandió en otros niveles como la organización política, las ciencias, la tecnología y la economía, entre otros.
Estas estructuras y una progresiva "americanización" de las sociedades han provocado que el inglés sea un elemento indispensable en muchos territorios occidentales y que se potencie su aprendizaje en detrimento de reforzar las lenguas propias de cada país.
Gilabert añade que, en el caso de los países escandinavos, no llegarían a desaparecer lenguas de Estado como el sueco, noruego o danés, ya que, al margen de tener unos conocimientos muy altos de inglés, los ciudadanos de estos países también tienen "en alta consideración sus lenguas propias".
El caso catalán
Actualmente, el catalán es la lengua oficial de Estado en Andorra, tiene la cooficialidad en Catalunya, València y las Illes Balears, y en territorios como el Alguer, la Franja y la Catalunya Nort tienen varias normativas de protección de la lengua pero sin reconocer su oficialidad.
Así pues, ¿este hecho podría perjudicar al número de hablantes y la estructura del catalán? Los datos de Plataforma por la Llengua hacen ser optimistas en relación a los millones de hablantes y la gente que lo entiende: 13 millones de personas lo entiende y 10.047.102 lo hablan.
El catalán se ha convertido en una lengua europea muy importante en relación al número de hablantes y supera con creces a otros como sueco (9 millones), croata (7 millones) y tiene el doble del noruego (5 millones).
En este sentido, parece lógico pensar que las políticas lingüísticas de un territorio pueden contribuir a una consolidación o una desaparición de una lengua. En Catalunya se ha optado por un modelo de inmersión lingüística en las escuelas en el que la escolarización es obligatoria en una de las dos lenguas cooficiales, el catalán.
"En Catalunya tenemos un equilibrio complejo entre dos de las lenguas mayoritarias a nivel mundial como son el inglés y el castellano. Las autoridades catalanas están buscando encontrar un equilibrio en el actual modelo de inmersión lingüística", ha afirmado Gilabert, a la vez que ha calificado como "muy bueno" el modelo, y ha asegurado que la política lingüística de la Generalitat pretende mantener el catalán en "buena salud".
Gilabert ha descartado que el número de hablantes en catalán pueda disminuir en el medio o largo plazo en detrimento de otras lenguas con más millones de hablantes: "Viendo los discursos públicos veo muy complicado que pase. El catalán en época de mucha adversidad no se ha dejado de utilizar".
Sin embargo, ¿la Generalitat de Catalunya podría hacerse estas mismas preguntas y avanzar hacia un modelo que refuerce –todavía más– la presencia del catalán en ámbitos como la educación, la justicia o la cultura?
La responsable del grupo de estudio de lenguas amenazas del Gela de la UB, Carme Junyent, ha explicado a este diario que a lo largo del siglo XXI se prevé que puedan desaparecer entre un 50 y un 90% de las lenguas que se hablan actualmente. La cifra es alarmante. Según Junyent, las migraciones y los prejuicios lingüísticos (el hecho de pensar que una lengua no tiene utilidad), serán los motivos fundamentales.
Al mismo tiempo, Junyent se ha mostrado muy crítica con el actual modelo de inmersión lingüística de Catalunya: "La inmersión en sí misma es positiva ya que hay un aumento del conocimiento, pero en los institutos no se ha hecho nada y se pierden los esfuerzos hechos en Primaria. En Primaria la tendencia también empieza a ser preocupante: el castellano empieza a ser la lengua de uso habitual".
Junyent también ha insistido en que, actualmente, el catalán "es una lengua amenazada y en peligro de extinción y que cada vez se utiliza menos". La investigadora y lingüista también ha detallado que cada vez más gente joven utiliza menos el catalán en comparación con la generación de sus abuelos: "La reducción de uso del catalán por todo el territorio es evidente en 200 años. Las lenguas se tienen que utilizar y transmitir y aquí se está fallando".
El caso gallego
Comellas, como experto en Filología portuguesa y gallega, ha declarado que por ejemplo en Galicia los centros escolares funcionan por un sistema de líneas y no de inmersión, en el que los centros están obligados a hacer unas horas en gallego pero "eso no está supervisado ni se dan sanciones si hay más horas de castellano que de gallego".
Según Comellas, ya son muchos los ciudadanos de Galicia que han decidido "no transmitir" a las próximas generaciones el gallego, en detrimento de otras lenguas con mayor usabilidad como puede ser el castellano: "La realidad es que mientras que existen unas lenguas globales más fuertes y con más millones de hablantes por todas partes, un desdén de las lenguas y dialectos propios puede hacer disminuir el número de hablantes", ha sentenciado.
La misma Junyent ha comparado el catalán y el gallego: "Da la sensación que en el gallego se ha cortado y se ha interrumpido la transmisión intergeneracional y en el caso catalán no es así".