El gobierno de Pedro Sánchez ha abierto a consulta pública la futura ley que permitirá regular en qué condiciones se puede teletrabajar o no. Ahora mismo hay muchos interrogantes abiertos para resolver como el tiempo de trabajo, la salud laboral o la compensación de los gastos derivados de estar en casa, entre otros. La participación estará vigente hasta el próximo 22 de junio a través de la página de Ministerio de Trabajo y Economía Social.

La futura ley se quiere basar en la norma anterior ya regulada desde la Unión Europea con el objetivo de hacer compatibles las necesidades y la seguridad de los empresarios y los trabajadores. Actualmente, la UE otorga la misma protección global a este perfil que los trabajadores que se desplazan físicamente para hacer sus actividades dentro de la infraestructura de la empresa. Siguiendo los precedentes se establece que el teletrabajo es voluntario para ambas partes y de carácter temporal. Otro aspecto destacado es la privacidad de los datos y la vida personal del trabajador así como equipos que faciliten el teletrabajo con todo el mantenimiento e instalaciones requeridas. En este sentido, es el empresario el último responsable de asegurar que se cumplen todos los requisitos. Y es el teletrabajador quien se organiza y gestiona su tiempo.

Otro tema que tendrán sobre la mesa es la formación de estos y sus derechos colectivos que tendrán que tener todas las facilidades para comunicarse con los representantes de la empresa y los sindicatos. La Organización Internacional del Trabajo también recoge en sus convenios 177 y 184 esta regulación. Sánchez ha modificado de forma urgente algunas de las leyes durante la pandemia por coronavirus. En el artículo 5 del Real Decreto Ley 8/2020, se estableció el carácter preferente del trabajo a distancia para hacer frente a los contagios.

No obstante, todavía hace falta una norma que acabe de responder a grandes interrogantes como acabar de hacer encajar las nuevas tecnologías, flexibilizar la gestión del tiempo de trabajo y los descansos, mejorar la conciliación laboral con la vida personal y familiar o calcular la reducción de costes y el ahorro en oficinas. Además, también se tendrán que analizar los puntos débiles como el estrés informático, la conexión digital permanente, el aislamiento laboral, la pérdida de identidad corporativa o las deficiencias en el intercambio de información.