El Govern tira adelante. Las enfermeras han protagonizado una importante jornada de movilización este martes, día en que han empezado dos huelgas diferenciadas —una de dos días y otra indefinida— para evidenciar su rechazo al convenio del Institut Català de la Salut (ICS) que están elaborando la Generalitat y los sindicatos CCOO, UGT, Metges de Catalunya y SATSE. El documento, conocido con el nombre de III preacuerdo, ha generado un profundo malestar entre el resto de organizaciones sindicales y entre muchas de las profesionales. El motivo principal es que el convenio no recoge el grueso de las demandas económicas y laborales de las enfermeras, y provoca un agravio comparativo entre los médicos y el resto de profesionales sanitarios. Es por eso que miles de trabajadoras han llenado el centro de Barcelona, en una huelga que ha tenido un seguimiento del 8,2% en el turno de mañana y del 10,6% en el turno de tarde, según ha informado el Departamento de Salud, a causa de los altos servicios mínimos requeridos.
Ahora bien, a pesar de la ofensiva de las profesionales, el Consejo Ejecutivo del Govern ha decidido hacer caso omiso y ratificar el III preacuerdo del ICS. La Generalitat se escuda asegurando que, con el convenio, se mejorarán las condiciones laborales de unos 55.000 sanitarios que trabajan para esta red pública, que gestiona 289 CAP --una mayoría de centros catalanes-- y ocho de los grandes hospitales de Catalunya. De hecho, el acuerdo prevé 320 millones de euros adicionales cada año. Entre las medidas, los médicos tendrán mejoras salariales desde que se incorporen al ICS y se crea un complemento específico para la atención primaria y un complemento para el médico sénior para cuando deje de hacer guardias. Con respecto a las enfermeras, el ejecutivo defiende que el sueldo fijo incrementa en 1.700 euros anuales, equiparándose en el del SISCAT, la red de atención concertada.
Las enfermeras señalan que eso no es así. Sus mejoras salariales, dicen, no se incluyen al salario fijo, sino que se presentan en forma de complementos, a los cuales en muchos casos las profesionales no pueden optar porque no cumplen todos los requisitos. También hay otros elementos que generan disputa, como el hecho de que no se reduzcan las horas laborales, todavía situadas en torno a las 37 horas semanales y sin ningún progreso a la vista, mientras que tampoco se reconocen las categorías profesionales de las enfermeras. Al fin y al cabo, después de una situación sanitaria estresante causada por la covid y después de años sin mejoras de ningún tipo.
Un preacuerdo "discriminatorio"
Durante la manifestación de esta mañana, Jesús Frías, de CATAC-CTS, ha alertado de que el preacuerdo que se ha firmado "supone un incremento salarial de miseria" para muchas categorías profesionales. "Sí que queremos negociar y mejorar las condiciones de trabajo pero hay que poner dinero", ha indicado. Por su parte, Néstor Sastre, de SOMOS Intersindical, ha tachado el preacuerdo de "discriminatorio", porque hay categorías que salen beneficiadas, en referencia a los médicos, y de otros que no tienen prácticamente ningún tipo de incremento, como los técnicos en curas auxiliares de enfermería. "Ahora es el momento de hacer un puñetazo en la mesa", ha constatado. Según Sastre, un 56% del presupuesto del preacuerdo se destina a los facultativos, mientras que hay categorías que es un 2 o 3%. "Es un menosprecio hacia el resto de categorías profesionales", ha denunciado.
Mientras Tanto, y desde el Palau de la Generalitat, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, ya ha quitado peso este mediodía a la protesta de las enfermeras, haciendo un breve comentario en nombre del ejecutivo. "Coincidimos en que hace falta más reconocimiento de la profesión y en eso estamos trabajando", ha dicho, replicando a los manifestantes que "una de las prioridades del Govern es cuidar a los profesionales sanitarios". "Tenemos objetivos compartidos y respetamos el derecho a huelga", ha concluido, añadiendo que con los convocantes de las protestas "se habla y se hablará las veces que haga falta".