Ahora sí que sí. La Generalitat ha informado de que, si los plazos se cumplen esta vez, la T-Mobilitat será, de una vez por todas, una realidad en todo el país. El Departament de la Vicepresidència, Territori i Sostenibilitat calcula que o bien a finales de 2023 o bien al principio del 2024 este sistema tarifario entrará en vigor en toda Catalunya. El secretario general de Polítiques Digitals i Territori, Ricard Font, ha explicado a los medios de comunicación que el Govern ha licitado por 21 millones de euros la maquinaria necesaria para validar este título de transporte. Quedan unos cuantos pasos todavía para que la T-Mobilitat sea el sistema único de validación y acceso al transporte público en Catalunya, pero el Govern calcula alcanzarlos todos en menos de tres años.
¿Cuáles son estos pasos? En primer lugar, no queda nada para que la T-Casual (la antigua T-10) se pueda utilizar en los 36 municipios de la Àrea Metropolitana de Barcelona; y la conselleria de Jordi Puigneró también calcula que a finales de este 2022 las siete coronas del ATM estén integradas en la T-Mobilitat. El objetivo que contempla el Govern es que, en Barcelona, haya un apagón analógico a mediados del otoño del 2023; a fin de que solo estén en funcionamiento los títulos digitales: la T-Mobilitat de plástico, el teléfono móvil o una tarjeta de cartón con chip. Adiós al cartón con banda magnética. Y, cuando en el 2024 esté instalada toda la maquinaria en todo el país, se hará toda la integración del mismo sistema en toda Catalunya. La Generalitat ha admitido durante su conversación con la prensa que quizás al principio se pecó de demasiado "optimismo" calculando que la T-Mobilitat llegaría antes; pero Ricard Font ha asegurado que los plazos con los cuales ahora trabaja el ejecutivo son estos.
¿Por qué la T-Mobilitat? El Govern siempre ha tratado de explicar que la entrada en vigor de este sistema no solamente representaba pasar de utilizar cartón a utilizar plástico duro. Siempre han asegurado que el proyecto es más ambicioso. Y, según sus palabras, puede pasar a ser más justo. Desaparecen las zonas. Es decir, la gente de Sant Cugat, por ejemplo, dejará de considerar una injusticia que su billete de tren tenga que ser más caro que uno de Barcelona a Castelldefels cuando la realidad es que esta población del Vallès está más cerca de la capital catalana. Lo que contará ahora serán los kilómetros. Y no el kilometraje en carretera y de vías de tren que haya entre un punto y el otro, sino lo que haya en línea recta en un mapa. Ricard Font ha asegurado este lunes que no habrá nadie que cuando se implante este sistema pague más de lo que paga ahora. Todo el mundo pagará igual o menos.
Se trata, además, de un sistema más inteligente. Se modifica el precio -a la baja- en función de las veces que se utiliza el transporte público, con el fin de incentivar viajar de esta manera y no con el vehículo privado. Y la zona cero ya no es el billete, sino el viajero. Es decir, si hoy día alguien pica una T-Jove de una zona en Salou, aquel billete queda registrado en aquella zona, y es un título que más tarde no se podrá usar para un trayecto en tren entre Mataró y Sant Pol de Mar. En un futuro, ha asegurado el secretario general, eso ya no será así. Solo se cuentan kilómetros, independientemente desde dónde se viaja y hasta dónde. Sí que habrá una tarifa plana si alguien viaja dentro de una misma zona, y después ya se empiezan a contar kilómetros. Las zonas podrán ser de aproximadamente unos 10 kilómetros, pero la Generalitat ha querido dejar claro hoy que eso todavía se tiene que definir.