El Govern da un paso adelante en la lucha contra la sequía, pasando del estado de alerta al estado excepcionalidad en el sistema Ter Llobregat, que abastece en 15 comarcas y 6 millones de habitantes, y el acuífero Fluvià-Muga. Este cambio también comporta un aumento de las medidas restrictivas sobre el consumo de agua. Así lo ha anunciado la consellera de Acció Climàitca en una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo Ejecutivo: "El Govern actúa de manera contundente y planificada ante una sequía que hace 29 meses que se alarga, 11 más que la sequía del 2008. Así, nos avanzamos y hacemos lo que está a nuestro alcance para asegurar el suministro de agua a nuestro país", ha defendido Teresa Jordà, que ha dejado claro que con el estado de alerta, aprobado a finales de noviembre del 2022 no ha habido bastante para revertir la situación ante una falta de lluvias. Está previsto que mañana la Agencia Catalana del Agua apruebe de la entrada en fase de excepcionalidad y que las medidas entren en vigor entre el 2 y el 3 de marzo. Tal como ha explicado Jordán, el estado de excepcionalidad es el cuarto escenario de acción de un conjunto de cinco.

 

Aparte del escenario de excepcionalidad y un nuevo llamamiento a la reducción del uso de agua, también se ha aprobado el decreto de medidas de emergencia para proteger los embalses, agilizar actuaciones y disuadir y penalizar posibles incumplimientos de las restricciones. Tal y como se avanzó durante el fin de semana, también se incrementa el volumen de agua que pasa del pantano de Sau a Susqueda. El primero es uno de los embalses que se encuentra en un estado más crítico, al 15% de su capacidad, mientras que el de Susqueda está al 36,6%, por encima de la media. Según ha detallado Jordà, el agua se moverá para no perder "ni una gota y evitar que se queda inutilizable en términos de calidad sanitaria". Finalmente, la ACA triplicará las ayudas para transportar agua con camiones cisterna. 

Todos estos cambios por culpa del emporamiento de la sequía comportaran que, de las 18 zonas en las que está dividido el territorio de las cuencas internas, dos unidades seguiran en situación de normalidad, tres en prealerta, nueve en alerta y cuatro en excepcionalidad. Por tanto, serán 224 municipios en situación de excepcionalidad, de 15 comarcas y cerca de 6 millones de habitantes, ya que afecta a toda el área metropolitana del país, donde se concentra la gran mayoría de habitantes. Tal y como ha insistido la consellera, la prioridad del Govern es preservar el agua para garantizar el uso por parte de la población. 

Más restricciones al consumo de agua en la zona más poblada de Catalunya 

Entre las medidas restrictivas más destacadas por este cambio de fase, hay una reducción de la dotación de agua media por habitante y día. Si en el escenario de alerta era de 250 litros por habitante y día, en excepcionalidad pasa a los 230 litros. Se toma esta medida por el riesgo de desabastecimiento y porque se acerca la primavera con un volumen de reservas muy bajo (28%) y sin que se hayan recuperado, a causa de la falta de lluvias.

Además, se reducirá la dotación de riego agrícola en un 40% o se sustituirá parte de los caudales destinados a riego agrícola por aguas regeneradas. Quedará prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes de carácter público o privado, con la excepción del riego de supervivencia de árboles o plantas. En este caso, se hará gota a gota ocon  regadera. Se prohíbe la limpieza de calles, alcantarillado, pavimentos, fachadas o edificios con agua potable. Las piscinas de agua dulce que dispongan de sistemas de recirculación solo podrán llenarse parcialmente, siempre con las cantidades mínimas para garantizar la calidad sanitaria.

Un año de preocupación por la sequía

Aunque el paso de situación de alerta a situación de excepcionalidad por la sequía no ha llegado hasta este último día de febrero, hace ya un año que existe preocupación por el estado de los embalses de Catalunya. En febrero de 2022, los embalses estaban a un 55% de su capacidad, es decir, prácticamente el doble que hoy, y el sistema del Ter-Llobregat al 58% por el 15% actual. En 2021, en esa época, estaba mucho más lleno, al 86%. El 2022 fue especialmente seco y con unas temperaturas de récord en muchos meses, lo que provocó una bajada progresiva de agua en los embalses. Esto puso algunos territorios en fase de prealerta, pero su empeoramiento provocó que el Govern tomara medidas el pasado mes de noviembre y la cuenca del Ter Llobregat y Darnius-Boadella entraron en fase de alerta, cuyas primeras restricciones afectaban a 6,7 ​​millones de catalanes de 515 municipios

La falta de lluvias, con registros muy por debajo de la media, provocó que el Govern volviera a revisar la situación en enero y aunque la portavoz Patrícia Plaja intentó evitar trasladar una situación alarmante, también pidió a la población de Catalunya que tomara conciencia de su gravedad: "Es preocupante porque o hay mejoras a corto plazo o, si no llueve de forma abundante durante los meses de marzo y abril deberemos aplicar nuevas medidas que serán más restrictivas y más incómodas para todos. También habrá que ajustar la oferta de agua a su disponibilidad limitada", advertía Plaja, calculando que se tardaría dos o tres meses en pasar de la fase de alerta a la de excepcionalidad. Finalmente, solo han tardado seis semanas entre realizar este primer aviso y aprobar más restricciones.