Gran noticia para el coral rojo de las islas Medes, diez años después. Según ha informado este martes a la Universitat de Barcelona (UB), las colonias de coral rojo que se trasplantaron hace una década a los fondos marinos de este archipiélago del Baix Empordà han sobrevivido con éxito. Y no solo eso, sino que han resultado ser muy parecidos a las comunidades originales y han contribuido a recuperar el funcionamiento del coralígeno, un hábitat donde las especies en general crecen muy lentamente.
Las colonias en cuestión fueron confiscadas de la pesca ilegal hace años y encontraron una segunda oportunidad para sobrevivir, gracias a las acciones de restauración de los equipos tanto de la UB como del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) para trasplantar corales decomisados y mitigar el impacto del furtivismo. Los resultados han sido presentados ahora en un artículo a la revista Science Advances, con tres autores principales: Cristina Linares y Yanis Zentner, de la Facultad de Biología y el Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la UB; y Joaquim Garrabou, del ICM. Es una de las pocas investigaciones que han evaluado el éxito de una restauración a largo plazo al ecosistema marino.
Trasplantes eficaces a largo plazo
Las conclusiones son claras: las acciones para reimplantar los corales requisados por los Agents Rurals a pescadores furtivos son eficaces tanto a corto plazo como a largo plazo, es decir, diez años después de haberlas iniciado. La pesca furtiva del coral rojo (Corallium rubrum) ha sido una amenaza incluso en las áreas marinas protegidas y ha provocado que las poblaciones todavía estén lejos de condiciones primigenias, a causa del crecimiento lento de esta especie. Las acciones de restauración de los equipos se llevaron a cabo en el Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes y el Baix Ter, "a unos dieciocho metros de profundidad, en un lugar poco visitado en que no se ha observado pesca furtiva los últimos años y que, de momento, no parece afectado por el cambio climático", ha detallado Linares.
Los resultados revelan la elevada supervivencia de las colonias de coral rojo trasplantadas al cabo de tantos años, hasta el punto que la experta ha añadido que "la comunidad restaurada —el conjunto de organismos en el entorno donde se encuentra el coral trasplantado— se ha transformado completamente en solo diez años". Esto es importante en un contexto que el aumento de la temperatura y las olas de calor causadas por la crisis climática provocan un incremento de la mortalidad en poblaciones de coral rojo y otras especies del Mediterráneo, que ya estaban amenazadas por la tradición pesquera de coral para el mundo de la joyería. Así, las colonias han reducido la presencia y el rol ecológico decisivo en zonas de difícil acceso y elevadas profundidades.
"Si no hay ningún impacto adicional —como la crisis climática—, esperamos poder llegar a una comunidad bien desarrollada y en una escala temporal mucho más rápida de lo que esperábamos en un principio", ha detallado Zentner, que ha añadido: "Se trata de una comunidad biológica con una dinámica muy lenta y, por eso, el hecho de poder trasplantar colonias de coral de cierto tamaño implica ganar mucho tiempo en restauración ecológica. Ahora bien, aunque la rápida transformación observada en este estudio es esperanzadora, todavía hay que ver si este sistema es capaz de recuperar en la totalidad la funcionalidad de un coralígeno prístino". En el caso del coral rojo, solo tiene sentido aplicar esta metodología en el coralígeno o en las cuevas, que es el hábitat natural de la especie. Según el experto, "es recomendable evitar el impacto potencial del cambio climático y hacer estas acciones a partir de los treinta metros de profundidad, donde el efecto del cambio global es menor".
Si bien a menudo se evalúa el éxito de las acciones de restauración marina a partir de la supervivencia a corto plazo de los organismos trasplantados, Linares y Zenter han asegurado que se trata de un enfoque "limitado" para especies tan longevas como el coral (que puede llegar a vivir de cincuenta a cien años). "Muchas especies objetivo necesitan más tiempo para recuperarse que lo que dura el periodo de seguimiento, que mayoritariamente se centra en los primeros años después de la restauración. De la misma manera, tampoco permite valorar los cambios a escala ecosistémica, como la recuperación de funciones y servicios", han añadido. Este nuevo estudio es un primer paso para trabajar escalas temporales y ecológicas relevantes, haciendo un seguimiento a largo plazo mediante análisis a escala de comunidad, que permiten inferir cambios en las funciones y servicios que ofrecen las especies presentes.
"Más concretamente, la dominancia y diversidad funcional son indicadores que nos permiten cuantificar cambios en la estructura funcional del coralígeno: en este caso, hemos podido detectar un aumento en la complejidad estructural y resiliencia de la comunidad restaurada", ha comentado a los expertos. Los sistemas tropicales son los hábitats marinos donde se han hecho más restauraciones de corales, pero a menudo no se ha valorado el éxito a largo plazo, hecho importante si tenemos en cuenta el impacto creciente de la crisis climática. En el Mediterráneo, el equipo investigador ha participado en estudios anteriores sobre restauración de corales y gorgonias rescatadas de las redes de pesca y trasplantadas a los fondos profundos protegidos.
A escala global, las acciones de restauración en el medio marino están todavía en una fase inicial: se están testando las primeras metodologías científicas, principalmente dirigidas a mitigar un impacto que a recuperar un ecosistema. Paralelamente, todavía hay una marca importante de protocolos de buenas prácticas para estas actuaciones. "Para que una actuación de restauración sea eficaz, se tiene que eliminar la fuente de estrés que ha degradado el sistema que se quiere recuperar. En el caso del medio marino, a causa al cambio global, prácticamente no hay ningún rincón del mundo que esté protegido de los impactos humanos. Por lo tanto, antes de restaurar, nos tenemos que plantear cómo se puede conseguir proteger el mar de manera efectiva. Por otra parte, tenemos que conseguir aumentar la escala a que se trabaja, ya que, a causa de los impedimentos que tiene trabajar en el ambiente marino, muchas actuaciones de restauración (incluido este estudio) se hacen a pequeña escala local, y tienen un bajo retorno a escala ecosistémica", han concluido los expertos.