Aziz tiene 29 años y era uno de los pasajeros del primer vagón del tren que descarriló en Vacarisses el pasado 20 de noviembre. A raíz del accidente, el hombre se fracturó una vértebra lumbar, motivo por el cual lleva tres semanas ingresado en una clínica de Barcelona. El médico que lo ha atendido durante la hospitalización pretendía darle el alta este viernes, aunque Aziz no es capaz de moverse sin la ayuda de un andador, necesita curas diarias y es una persona sin recursos. Finalmente, no ha sido así.
La trabajadora social del centro ha comunicado al paciente este viernes que finalmente no le darán el alta, aunque al principio de semana parecía que la decisión ya estaba tomada y no había marcha atrás, asegura un vecino de Aziz, que intentó detener el proceso y que ya ha contactado con un abogado para denunciar el caso.
Este albañil dejó su Sáhara natal hace ya más de una década en busca de un trabajo mejor para poder mantener a su familia. Se instaló en Manresa y vivió tres años en una barraca próxima a un río. Desde hace cinco, vive solo en el piso que le prestó un amigo, del que no ha sabido nada en dos años. No paga los suministros de agua y pasa cada mes con 200 euros. "El resto de la paga lo reparto entre mi madre y mi mujer e hijo", explica Aziz.
El accidente
El hombre llevaba cuatro meses trabajando en una empresa de construcción y reparación de redes eléctricas en Mollet del Vallès. El día del descarrilamiento, este vecino de Manresa cogió el tren como cada día para ir al trabajo. "Sólo recuerdo un fuerte golpe en la espalda, salir volando y acabar tirado en el suelo del vagón," explica. Aziz estaba sentado en los primeros asientos justo detrás del conductor y vio cómo la víctima mortal del accidente también volaba de su asiento plegable y quedaba medio aturdido en su lado.
Los dos fueron encontrados fuera del tren pero el propio vagón descarrilado empujó a un lado al albañil, evitando así que quedara sepultado. Aziz perdió el conocimiento y sólo recuerda que alguien le puso alguna cosa a modo de almohada. Se despertó en el hospital de la mutua Egarsat de Terrassa y después de un par de días en el centro, lo trasladaron sin darle "ningún tipo de explicación" a la Clínica Sant Honorat de l'Avinguda del Tibidabo de Barcelona.
Ingreso complicado
Según denuncia Aziz, la estancia en este centro no está siendo precisamente la adecuada. El paciente lleva un corsé y la fractura de la vértebra lumbar ha disminuido considerablemente su movilidad. A pesar de eso, uno de los enfermeros lo invitó a bajar a la máquina dispensadora cuando el hombre le pidió un vaso de agua. "Me molesté mucho", asegura el albañil. Cuando ya estaba llamando al supervisor, otros enfermeros se presentaron en la habitación con botellas de agua y se disculparon por el malentendido, relata.
Además, la víctima del accidente tampoco tiene mando para la televisión de su habitación, de manera que siempre que la quiere encender tiene que llamar a algún enfermero.
Un malentendido
El médico que ha visitado a Aziz, le anunció el pasado lunes que el viernes le daban el alta y tenía que abandonar la clínica, sin que hubiera ningún tipo de ayuda concretada para cuando volviera a su domicilio. El hombre había explicado al centro y a la trabajadora social su situación: que es una persona sin recursos, que no se puede valer por sí mismo en este estado y que no tiene a nadie que lo pueda cuidar o ayudar a diario.
Finalmente, Aziz no tendrá que abandonar el centro hospitalario este viernes y podrá continuar su recuperación en la clínica hasta que se puedan concretar las medidas y ayuda domiciliaria adecuadas para darle el alta. La trabajadora social del hospital asegura que en ningún momento se plantearon enviar al hombre a casa sin medidas y que todo es fruto de un malentendido entre paciente y profesional.