Los Mossos d'Esquadra sabían que en el interior de las dos casas que hoy se han desalojado en la parte alta de Barcelona, en la Bonanova, el Kubo y la Ruïna, vivían entre cinco y ocho personas, que eran, la mayoría, las que contra quien, judicialmente, había actuado la propiedad, la Sareb, para hacer el lanzamiento que estaba previsto para hoy después de varios aplazamientos. Y, finalmente, la policía catalana ha detenido a siete, los cuales han pasado a disposición del Juzgado de Instrucción número 7 de Barcelona y han quedado en libertad provisional, aunque la causa continúa abierto por desórdenes públicos, agresión sin lesiones y atentado contra agente de la autoridad. Pero la incógnita de este 30 de noviembre era saber si el movimiento okupa conseguiría concentrar un grueso importante de personas para resistir al desalojo o si, como finalmente ha pasado, darían las dos fincas por perdidas desde el primer momento y solo gesticularían para ganar presencia mediática. Poco pensaban, sin embargo, que la protagonista sería una jaula.
🔴 GALERÍA DE FOTOS: Las imágenes del desalojo del Kubo y la Ruïna, en Barcelona
Desde las cinco y media de la mañana se han desplegado los agentes para blindar el exterior y evitar que la manifestación que había arrancado desde Vallcarca llegara hasta delante de las dos casas y complicar todavía más el desalojo, que ya se preveía complejo y que se alargaría. Todavía era de noche, pero desde la casa se ha iniciado su particular dispositivo para intentar resistir, o cuanto menos, hacerlo ver. Fuegos artificiales, petardos y otros ruidos, que no han conseguido echar atrás a la policía. Más tarde se ha podido saber que en el interior no había más de diez personas, y solo se han encontrado siete.
Los okupas entregan la casa
Los especialistas de la policía catalana aseguran que, una vez dada por perdida la casa, sabiendo que el desalojo era imparable, por diferencia de fuerza entre los Mossos y el movimiento okupa, decidieron entregar la casa, pero intentando no ponérselo fácil a la policía. El objetivo, simular resistencia, pero sin sacrificar demasiado de su gente. Siete personas, todos jóvenes, del entorno okupa, y habituales de las dos casas, han sido los encargados de alargar el desalojo y ganar cuota de pantalla.
Las caras de nervios que había en el Centro de Coordinación (Cecor), donde el conseller Elena, el director de los Mossos, Pere Ferrer, y los máximos mandos del cuerpo, con el comisario Sallent, jefe del cuerpo, y la comisaria Montse Estruch, jefa de la región de Barcelona, se han desvanecido rápidamente. Cada minuto que pasaba, aunque el proceso iba lento, la tensión era menor en el Cecor. Se confirmaba que el dispositivo estaba bien planificado, que se había dimensionado en la medida correcta y que se estaba ejecutando, también, a la perfección.
Más de 300 agentes de los Mossos y una jaula
El despliegue de los Mossos d'Esquadra ha activado 300 agentes, la mayoría de la Brigada Móvil (Brimo), con sus especialistas del Grupo de Máquinas, el ariete que ha servido a la policía catalana para debilitar la valla exterior y poder acceder, a pesar de la lluvia de objetos contundentes, escombros, petardos y líquidos, al interior del patio de las dos edificaciones y, finalmente, acceder, al interior del Kubo y de la Ruïna. Han acabado pintados, de arriba abajo, de color azul, de la pintura que desde el interior de las casas les han tirado para intentar evitar el desalojo.
Ellos son los autores de la fabricación de la jaula, de construcción casera, que han utilizado para poder agujerear la valla exterior evitando los lanzamientos desde arriba. Como una jaula de submarinismo, pero con ruedas, y reforzada por la parte de arriba, los integrantes de este grupo especial que forma parte de la Brigada Móvil, han podido acceder hasta las vallas perimetrales sin sufrir por los lanzamientos desde las alturas. Protegidos por la jaula, que es la primera vez que se utiliza en un operativo de los Mossos d'Esquadra, y armados con una radial, han abierto el camino exterior a sus compañeros.
Los Mossos nunca se habían enfrentado a un desalojo tan mediático, con hora y día cerrados, y con posibilidades reales de ser atacados, y había que garantizar la entrada, explican fuentes de la policía. Sin la jaula, el acceso se habría complicado y mucho, con la posibilidad de sufrir lesiones graves los agentes que tenían que hacer este primer asalto. Desde la dirección de la Brigada Móvil se preguntó qué posibilidades había, a los agentes de este Grupo de Máquinas, y ellos idearon la estructura que hoy, incluso más de lo que se esperaban, se ha hecho famosa.
En una de las casas los okupas habían sacado las escaleras interiores y los agentes han tenido trabajo para acceder al piso superior. La entrada y las diferentes plantas por donde han tenido que ir progresando los agentes estaban llenas de escombros, con trampas para hacer más complicada la tarea de la policía. Al igual que la duda era si habría más activistas en el interior, también estaba la incógnita de saber si en el interior los okupas hubieran dispuesto trampas. Los especialistas de la policía catalana han asegurado que el interior era casi impracticable y eso ha hecho que todo el proceso fuera lento, por seguridad, de los mismos agentes y también de los okupas que estaban en el interior de las dos casas.
Cambios de caras
Pero también otras unidades del cuerpo como la Unidad de Intervención de Montaña (UIM), que ha descolgado a cuatro okupas que había en el tejado de la Ruïna y en la fachada del Kubo, o la Unidad de Drones, que han dado imágenes cuando todavía estaba oscuro, que han permitido a los mandos de la Brimo perfilar el plan de asalto, han sido claves para desarrollar un dispositivo que estaba diseñado a máximos. También había en la zona la Unidad Canina, la Unidad de Subsuelo y el Tedax. "Y porque no había piscina dentro, sino, activamos también la Subacuática", aseguraba la comisaria a Estruch, una vez finalizado el dispositivo, con una cara de tranquilidad diferente de la de las cinco de la mañana, cuando ha llegado al Cecor.
Como Estruch, otros mandos de la policía catalana se han acercado hasta la zona cero para felicitar a los responsables de las unidades que han hecho posible el desalojo, sobre todo, el ARRO de Barcelona y también la Brigada Móvil, con el jefe, el inspector Alcaide, y el jefe de la División de Intervención, el intendente Pastor, al frente. El comisario Sallent y el intendente Hueso, este último, el jefe de la comisaría general de Intervención, también se han acercado hasta la plaza de la Bonanova, con Elena y Ferrer, en la finalización del dispositivo.
Pendientes de la manifestación del sábado
Si bien los tres desalojos de hoy se han hecho con éxito -el de Estudi 9, en Santa Coloma de Gramenet, se ha alargado más de lo previsto, por dos personas que se han embidonado con cemento-, ahora la policía ya prepara el dispositivo de seguridad que tendrá que vigilar la manifestación que ha organizado el movimiento okupa para este sábado, 2 de diciembre, a las siete de la tarde, en la zona de Vallcarca para "vengarse" del desalojo de hoy.