Halloween es la mejor época del año para consumir historias de miedo. Si este 31 de octubre organizarás o irás a una fiesta de Halloween o Castañada 2023, ¿qué te parecería llevar un puñado de historias de miedo cortas? Te hemos elegido medio centenar de microrrelatos de terror de solo 2 frases. Quizás te estás preguntando si es posible generar miedo con unas historias tan breves. Pues bien: estás a un paso de averiguarlo… y de pasarlo muy, muy mal. ¡Empezamos!
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Historias de Halloween 2023: 50 pesadillas breves, pero intensas
Todo empezó como un reto: ¿sería la gente capaz de invocar el más puro horror en solo unas pocas palabras? La tendencia evidente se viralizó por Halloween y, de pronto, estas historias breves o microrrelatos podían encontrarse en todas partes. Como hay cientos y cientos de ellas, te hemos seleccionado las 50 mejores. Son ideales para leer a solas en la oscuridad o para compartir en alguna fiesta de Halloween de este 2023. ¿Cuál acabará siendo tu preferida?
- Nací ciego, pero fue lo suficientemente afortunado como para tener una madre amorosa que siempre cuidaba de mí. Imagina entonces la traición que sentí cuando uno de los puntos de sutura se abrió y un rayo de luz impactó por primera vez en mi ojo.
- “Papi, ¿por qué mami siempre es mala conmigo?”, me pregunta mi hijo, con la cara repleta de lágrimas, de pesar y de miedo. Decidí decirle la verdad y responderle que “ella está enfadada porque tú sobreviviste al parto… y ella no”.
- Ayer le enseñé a mi hijo de 5 años la primera película de Harry Potter. Hoy he descubierto que alguien se ha llevado la escoba, y la ventana de la sala de estar de mi apartamento del 10º piso está abierta de par en par.
- Le empecé a poner bien las sábanas para que durmiera a gusto cuando me dijo “Papi, mira a ver si hay monstruos bajo la cama”. Miré debajo y me sorprendió encontrarle a él, a mi hijo, debajo de la cama, mirándome, temblando y susurrando “Papi, hay alguien que se hace pasar por mí en la cama”.
- Me he encontrado con una foto de mí mismo durmiendo en mi cama. El problema es que vivo solo.
- Los que asistieron al funeral nunca salieron de la cripta. Algo cerró la puerta desde dentro.
- El último hombre de la Tierra estaba sentado a solas, en su cuarto. Alguien o algo llamó a la puerta.
- Nunca me voy a dormir. Pero no dejo de despertarme.
- Fue al piso de arriba a ver cómo dormía su bebé. La ventana estaba abierta y la cuna se encontraba vacía.
- Siempre pensé que mi gato tenía un problema con la vista porque parecía obsesionado con mi cara. Hasta que, un día, descubrí que el gato en realidad miraba a lo que había detrás de mí.
- Resulta que sigues pudiendo sentir tu cuerpo después de morir. Supongo que debería sentirme halagada de que mi marido me siga encontrando atractiva después de tantos años.
- “La batería se encuentra al 1 %”. Miré a la Tierra una última vez antes de que mi traje espacial se quedara sin batería.
- Después de dar a luz, le dije a la joven enfermera pelirroja si me devolvía a mi niño. Resulta que no ninguna enfermera de las que trabajan aquí coinciden con esa descripción.
- Solía odiar el sonido de los grillos cuando estaba en la vieja y solitaria granja. Ahora, cada vez que escucho el silencio, sé que significa que esa cosa está cerca de la zona y rezo por escuchar de nuevo a los grillos.
- “Parece que has descubierto un nuevo tipo de termita”. Sentí el terror emerger de mi pecho mientras el doctor observaba la radiografía y decía “y eso también explica el picor que sentías en tus huesos”.
- El sonido de mi hijo pidiendo ayuda se fue haciendo más y más débil. Conforme las baterías de mis dispositivos auditivos morían, supe que pronto sería imposible encontrarle a tiempo.
- Mi padre me dijo que su linterna podía matar cualquier monstruo. Cuando le dije lo que el tío Fernando le había hecho a mi hermana, padre se encargó de demostrármelo.
- He decidido matar a algunos personajes del libro que estoy escribiendo. Seguro que así me queda una autobiografía interesante.
- Sin poderme mover, solo pude mirar a mi asesino. En un arrebato de curiosidad infantil, mi niño de 2 años me desenchufó.
- Mi última novia siempre decía que le daban repelús las 14 muñecas “raras” que guardo en la vitrina. Y en cuanto a mi novia actual, dice que quiere tirar a la basura las 15 muñecas “perturbadoramente reales”.
- “Tu mujer recogió a sus niños hace media hora, señor”. Corrí todo lo rápido que pude para no decirle al colegio que no tengo mujer y empecé a llorar al darme cuenta de que ya estaba libre de esas malditas alimañas.
- Le volví a recordar a mi pequeño que iba a conocer a Bob Esponja. Al final acabó llorando y hasta me ayudó a atar los ladrillos a sus pies.
- La nueva medicina funcionó y las voces internas que siempre me decían qué hacer enmudecieron. “Mátalos a todos”, pensé, y en esta ocasión nadie me contradijo.
- Despertarte. Pero ella no.
- Mi hija no deja de llorar y de gritar durante toda la noche. Fui a visitar su tumba para pedir que parase, pero no ha servido de nada.
- No puedo moverme, respirar, hablar o escuchar nada en esta oscuridad. Si supiera que iba a sentirme tan solo, habría pedido que me incinerasen.
- El rostro sonriente me observaba desde la oscuridad, al otro lado de la ventana que da a mi dormitorio. Vivo en un 14.º piso.
- Les di a mi mujer e hija los besos de buenas noches antes de irme a dormir. Cuando desperté, me encontré en un cuarto acolchado y las enfermedades me dijeron que todo había sido un sueño.
- Sentí el ruido de alguien golpear el cristal. Primero, pensé que era la ventana, pero cuando volví a escuchar el ruido descubrí que venía del espejo.
- Ella me preguntó por qué respiraba tan fuerte. Le dije que no era yo el que respiraba así.
- Me entregaron los maniquíes envueltos en plásticos de burbujas. Desde la otra habitación empecé a escuchar cómo estas petaban.
- Mi mujer me despertó la otra noche diciendo que había un intruso en casa. Fue asesinada por un intruso hace 2 años.
- Escuchas un grito que viene del otro lado del pasillo. Pero no puedes abrir los ojos ni te puedes mover.
- Me asomé por la ventana. Las estrellas habían desaparecido.
- “Es mi cuerpo, es mi decisión”, gritó, golpeando su cabeza contra el cemento. Fue solo después de que mi gemelo siamés se quedara totalmente quieto que sentí que mis sentidos empezaban a deteriorarse y que perdía el control de mi cuerpo.
- Prometí a mi mujer que, cuando volviera de la guerra, nos sentaríamos a volver a ver la película de nuestra primera cita. Pero ahora está muriendo en el hospital, solo porque ella quería hacer palomitas.
- “Buena chica”, murmuré a mi querido perro mientras las primeras lágrimas recorrían mi rostro. No pensé que sus pequeños dientes podrían doler tanto, pero ya han pasado 3 días desde que me caí, y quiero que al menos uno de los dos no muera de hambre.
- Grité, salí corriendo del cuarto y vociferé “Papa, hay una araña enorme, ¿puedes venir a matarla?”. Esperé que el hombre escondido en mi armario no se diera cuenta de que le había visto, y que tampoco descubriera que estaba sola en casa.
- “¿Ves cómo no hay nada de lo que asustarse?”, me preguntó mamá mientras salía del armario tras buscar al monstruo. “Sí, mami”, mentí, mientras me daba cuenta de que su lunar ahora estaba en la izquierda.
- Apunté la linterna a la vitrina de las muñecas de porcelana. Sus pupilas se contrajeron.
- Mientras el humo me rodeaba, logré leer el aviso que decía “Cuidado: no usar el ascensor en caso de incendio”. Suspiré y pulsé el botón de todas formas mientras me aferraba mi silla de ruedas, esperando a que llegara el ascensor.
- Mi hermano gemelo y yo decidimos intercambiar identidades un día para ver si alguien se daba cuenta. Ojalá me hubieran raptado a mí ese día y no a él.
- Escuchas a tu madre llamarte y decir que vayas a la cocina. Mientras vas para allá, escuchas a alguien susurrarte dentro del armario “No vayas, cariño, yo también lo he oído”.
- Me desperté y sentí que todo iba mal; había demasiado silencio afuera. Miré por la ventana y vi a todo el mundo quieto, mirando a mi casa.
- Cuando era pequeño, crecí con gatos y perros, así que me acostumbre al sonido de alguien arañando mi puerta cuando dormía. Ahora que soy adulto y duermo solo, ese sonido constante ya no me gusta tanto.
- Trabajo en el turno nocturno, a solas. He visto un rostro mirando a la cámara de seguridad que se encuentra en el sótano.
- Celebraron el primer congelamiento criogénico con éxito. Él, no obstante, no tenía forma de decirles que seguía consciente.
- “No puedo dormir”, me susurró ella, aferrándose a mí en la cama. Me desperté frío, aferrado a las ropas que llevaba cuando la enterramos.
- No hay nada tan alegre como la risa de un bebé. Salvo cuando son la una de la madrugada y vives solo.
- Después de muchos años viviendo en esta enorme casa, me he dado cuenta de algo inquietante. Durante todo este tiempo he cerrado más puertas de las que he abierto.