El Homo naledi es una especie que enterraba a los muertos hace 300.000 años, cosa que altera la evolución humana. El Museo de Historia Natural de Londres (Reino Unido) ha publicado esta semana un artículo con los últimos hallazgos sobre este humano, que "anularían lo que se pensaba que se conocía sobre el desarrollo de las creencias humanas, la cultura y el simbolismo". Hay que remontarse al año 2013, cuando unos espeleólogos hicieron un descubrimiento extraordinario a las profundidades de unas cuevas sudafricanas.
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Eran 1.500 huesos fósiles que pertenecían a 15 individuos de lo que parecía una especie humana desconocida, que acabaría siendo denominada Homo naledi. Tenían rasgos similares a los de los neandertales y los humanos modernos, así como características de especies prehumanas como el Australopithecus. Pero lo más curioso era que los restos se encontraron a mucha profundidad, de manera se ha considerado que otros miembros de la misma especie los debieron poner allí intencionadamente. Es decir, que los enterraron.
El simbolismo de nuestros antepasados
A partir de aquí, ahora se han descubierto una serie de marcas a las paredes de las cuevas donde supuestamente se enterraban los muertos. Eso añade una nueva capa de complejidad y simbolismo al comportamiento de nuestros antepasados, con implicaciones importantes en la evolución humana. Porque claro, no estamos hablando solo de deshacerse de cadáveres: las formas apuntan hacia una especie de rito funerario deliberado, que da un significado cultural al entierro.
La cosa es que los investigadores dudaban de si los restos originales habían sido enterrados intencionadamente o si habían acabado allí por el paso del tiempo, pero las marcas refuerzan la tesis del entierro. Además, estos restos se encontraron en una posición agachada y con unas marcas en las paredes que sugieren que se había excavado un agujero — posteriormente llenado con el cadáver. Es decir, que podríamos estar ante el entierro humano más antiguo nunca descubierto (con 300.000 años de antigüedad). El autor principal de los nuevos estudios, el paleontólogo Lee Berger, explica que "los hallazgos recientes sugieren entierros intencionados, el uso de símbolos y actividades de creación de significado por parte de l'Homo naledi". "Parece una conclusión inevitable que en combinación indican que esta especie de cerebro pequeño de antiguos parientes humanos estaba realizando prácticas complejas relacionadas con la muerte. (...) Eso significaría que los humanos no son los únicos en el desarrollo de prácticas simbólicas, sino que quizás ni siquiera se han inventado estos comportamientos", concluye.