¿Huelga de alquileres en Catalunya? Hace tiempo que los sindicatos de vivienda hablan de esta posibilidad para plantar cara a los precios desorbitados y la manifestación de este sábado en Barcelona se plantea como el preludio a un impago masivo de los alquileres. En declaraciones previas, la portavoz del Sindicat de Llogateres, Carmen Arcarazo, ha dicho que la movilización "no es un final, sino que es un principio y a partir de allí nos tendremos que empezar a organizar para ver cómo caminamos hacia esta huelga de alquileres". "Todo está sobre la mesa", ha remarcado, a la vez que ha destacado que para que una acción así "funcione" tiene que ser "de masas": "No estamos hablando de una cosa pequeña, sino que tenemos que ser miles y miles". Pero, ¿qué implicaría una huelga de alquileres? Abordamos esta y otras cuestiones.

🔙 Cuando Barcelona dejó de pagar el alquiler hace casi un siglo: la huelga de 1931
 

La experta en derecho inmobiliario y colaboradora de la Càtedra d'Habitatge Digne i Sostenible de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Maridalia Rodríguez recuerda a ElNacional.cat que "no hay un respaldo legal" para una huelga de este tipo, de manera que habla más bien de un "llamamiento masivo a un incumplimiento contractual". En esta línea, el catedrático de Derecho Civil de la UPF y codirector de la Càtedra Barcelona Estudis Habitatge Josep Ferrer añade que "los inquilinos no tienen reconocido el derecho a negociación colectiva".

Desahucios y colapso de la justicia

Así, los dos coinciden en que una acción como la que se plantea tendría "consecuencias". "Los que hacen la convocatoria tienen que explicar bien estas consecuencias", insiste Rodríguez, ya que dejar de pagar el alquiler implicaría la resolución del contrato y el consiguiente desahucio. Todos aquellos propietarios que no recibieran las rentas correspondientes podrían presentar las respectivas demandas por impago, y los desahucios sí que están amparados, regulados y tipificados por la ley. A todo esto habría que sumarle los intereses de demora, es decir, acabar pagando lo que tocaba más la penalización por retraso. Y una vez que no se paga, puede no haber marcha atrás: Ferrer recuerda que "el inquilino tiene que pagar puntualmente" y que "el propietario no tiene por qué aceptar" los pagos atrasados. Sin embargo, precisa que "un simple retraso en el pago no sirve para desahuciar", tal como ha establecido el Tribunal Supremo. Quede claro que estaríamos hablando de atrasos "pequeños", de unos pocos días, no de un mes.

Volviendo a los desahucios, seguramente no serían muy rápidos. "Se tiene que tener en cuenta la lentitud de la justicia", afirma el catedrático. Si los juzgados catalanes ya están colapsados, imaginémonos la situación si llegan de golpe miles de demandas por impago. Para hacernos una idea: en la huelga de alquileres en Barcelona de 1931 se sumaron 100.000 familias, mientras que en la huelga parcial durante la pandemia de la covid-19 se adhirieron unas 16.000. En caso de que llegaran miles de demandas, los juzgados acabarían de colapsar, pero Ferrer advierte que no sería necesariamente una victoria: "Puede pasar que haya propietarios que consigan los desahucios". "Es difícil ir contra todo el mundo, pero te puede tocar", avisa.

'Grietas' de una huelga de alquileres

¿Hay alguna manera de evitar estas consecuencias y hacer una huelga de alquileres? Ante esta pregunta, hay gente que ha planteado la posibilidad de hacer huelgas parciales, es decir, pagar solo una parte de la mensualidad. Tal cosa también es ilegal, pero la grieta va más allá: dejar de pagar si hay desperfectos en la vivienda. Sin embargo, los dos expertos inciden en dos cuestiones: por una parte, que el motivo principal de la protesta es conseguir una bajada generalizada de los precios, no arreglar estos desperfectos; de otra, que los inquilinos ya disfrutan, en cierta manera, del derecho al hecho de que el propietario arregle las cuestiones relacionadas con la habitabilidad. "Hacer esto sería un parche", expresa a la experta.

Así pues, el horizonte de la huelga queda limitado, a pesar de que tanto Rodríguez como Ferrer apuntan hacia los grandes propietarios. Es decir, que sí que se podría conseguir algún éxito con fondos de inversión y aquellos que tengan decenas y decenas de pisos. "Podría tener alcance si hay renegociación (de los contratos)", señala Rodríguez, antes de precisar que "los grandes propietarios son minoría y la renegociación sería poco masiva". Finalmente, Ferrer ve "imaginable" la posibilidad de que la ley contemplara el derecho a huelga con este tipo de tenedores y habla del "derecho a negociación colectiva". ¿Y por qué no? La manifestación de este sábado puede remover conciencias y empezar a cambiar las cosas con respecto a la vivienda.

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