La alarma por el aumento de los suicidios en las prisiones catalanas desde la pandemia de la Covid-19 continúa encendida, ya que se mantiene superior a la media de la población en general, que también registra un incremento preocupante entre los jóvenes, así como de las enfermedades relacionadas con la salud mental. Hasta septiembre de este año, 8 personas se han quitado la vida dentro de los centros penitenciarios catalanes, mientras en el 2021 y en el 2020 se registraron hasta 11 casos cada año, superando la media anual. Según los datos estadísticos de los Servicios Penitenciarios del Departament de Justicia, un total de 96 personas se han suicidado en los penales catalanes desde el 2010 a la actualidad. Ahora, un nuevo estudio, realizado a 123 reclusos de la prisión de Puig de les Basses (Figueres), precisa que casi la mitad de la muestra (41,8%) verbaliza ideación de suicidio en algún momento de su vida y un 25,8% de los encuestados han realizado alguna tentativa autolítica. A pesar de admitir que es una muestra pequeña, los autores precisan que los resultados evidencian los factores de riesgo y los protectores que hay que tener en cuenta para hacer frente a este fenómeno.
Actualmente, en las prisiones catalanas hay 7.717 personas reclusas (561 mujeres), y de estas 198 están en régimen de aislamiento, en los Departamentos Especiales de Régimen Cerrado (DERT), y donde se produjeron los últimos suicidios el año pasado. Precisamente, un grupo de entidades catalanas por los derechos humanos pidió el cierre de estos espacios ante los graves efectos a la salud de los internos. Para hacer frente al incremento de suicidios, los departamentos de Justicia y de Salud informaron que a mediados de 2021 reforzaron los programas en salud mental en las prisiones, y se informa de que en los centros penitenciarios, los profesionales realizan informativas por trimestre con internos de cada módulo sobre los mitos del suicidio y para fomentar un espacio de comunicación abierta e informada.
Paralelamente, el uso de contenciones mecánicas en los centros penitenciarios también ha sido denunciado por entidades de derechos humanos, y la consellera de Justicia, Gemma Ubasart, informó al Parlament que pronto se hará balance de la prueba piloto de una celda almohadillada para evitar las contenciones, impulsada por las dos conselleres predecesoras, de Junts y ERC, por si se puede implantar a todos los centros.
La salud mental, un factor clave
En el estudio Factores de riesgo y protectores de suicidio se ha entrevistado a 123 personas: 113 hombres, 9 mujeres y 1 persona que se define en otras categorías de género. Se afirma que la población penitenciaria es una de las más vulnerables con respecto al suicidio, ya que este es la causa de muerte más frecuente en la prisión y "una de las principales causas de muerte después de conseguir la libertad". Se añade que un factor de riesgo reconocido y estudiado es la salud mental porque la prevalencia de todos los trastornos mentales investigados es más alta en la población penitenciaria que en la población general. "Investigaciones previas han puesto de relieve que las mujeres, las personas internas de más de 55 años y los jóvenes presentan tasas de trastornos mentales más altas que los otros," se afirma. En este sentido, la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria, gestionada por profesionales de Sant Joan de Déu, que hay en el centro Brians 1, donde van los reclusos preventivos, es clave.
En el estudio, se detalla que casi la mitad de la muestra (46,8%) refiere haber sufrido algún problema psicológico o psiquiátrico en algún momento de su vida, destacando un 15,4% de trastornos del espectro psicótico; un 13,5% algún trastorno adaptativo o problemas en el luto, y un 11,5% en trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). En este sentido, el 59,2% de la muestra indica estar tomando psicofármacos prescritos por el especialista. Más de la mitad de los encuestados (66%) exponen haber tenido problemas con el consumo de sustancias en el pasado. Destacan: la cocaína como la droga con mayor frecuencia (54,9%), seguida del alcohol (46,7%) el cannabis (40,5%), la heroína (21,3%). Por otra parte, un 57,4% de la muestra presenta una desesperanza entre moderada y severa, según el estudio.
Factores positivos
Con respecto a factores protectores, el estudio detalla que la mayoría de los internos e internas que han participado en la encuesta han respondido a la percepción del apoyo familiar como "Muy buena". Además, un 46% de los participantes considera que tiene una buena relación con sus compañeros; un 34,1%, que tiene una muy buena relación con su compañero de celda, y un 36,5% de los participantes han contestado que su relación con los profesionales del centro penitenciario es buena.