Después de que ayer salieran a la luz las denuncias de dos jóvenes contra la iglesia evangélica Samaria de Terrassa por haber sufrido agresiones sexuales durante años en su seno y que el centro lo tapara, ahora se ha conocido que la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España retiró en 2022 el permiso para predicar al entonces pastor del centro religioso, José García, por la denuncia de abusos sexuales por parte de varias feligresas, tal como ha avanzado este viernes El Periódico. El religioso evangélico ha negado los hechos al citado diario alegando que dejó de predicar por motivos de salud.

De acuerdo con el Consell Evangèlic de Catalunya, en 2022 también se retiró la acreditación a la iglesia como centro de culto al tener noticias de las presuntas agresiones sexuales a algunos de los menores de la comunidad por parte del responsable de actividades lúdicas del centro religioso. Dicha congregación actualmente está disuelta, si bien en su mismo lugar hay otra y, según denuncian las víctimas, la actual iglesia cuenta con "algunos miembros del mismo equipo" que había cuando se produjeron las presuntas agresiones.

Dos personas denuncian violaciones y tocamientos durante años

Los hechos trascendieron este jueves, cuando se conoció que el juzgado de instrucción 4 de Terrassa investiga presuntas agresiones sexuales a menores en el seno de la ya disuelta Iglesia Evangélica Samaria del municipio vallesano. Tal como avanzó el Tot es mou de TV3, fueron dos víctimas las que denunciaron haber sufrido "violaciones, tocamientos y felaciones".  La denuncia se dirige contra dos miembros de la comunidad: uno de ellos, el responsable y monitor encargado de las actuaciones artísticas de la congregación en el momento de los hechos, mientras que el otro era un miembro de la comunidad menor de edad cuando habría perpetrado las agresiones.

Un denunciante relata que los abusos se produjeron desde 2004, cuando la víctima tenía 8 años, y hasta que cumplió 16. La segunda víctima denuncia abusos entre 2013 y 2019. La abogada que lleva el caso, Mònica Santiago (Vosseler Advocats), ha explicado que aparte de las agresiones, por las que se acusa a los presuntos autores de delitos contra la libertad sexual, ha habido también manipulación psicológica por parte de la comunidad, con la intención de ocultar los hechos. La comunidad se disgregó en 2022 y ha sido sustituida por otra en el mismo sitio "con algunos miembros del mismo equipo", según el equipo legal de los denunciantes.

Según relata la denuncia, el monitor de la Iglesia Samaria "aprovechaba su posición para llevar a jóvenes a su domicilio particular, donde les obligaba a realizar actos sexuales con la amenaza de expulsarlos de la comunidad si lo delataban, y acusarlos de que era el menor el agresor". Uno de los denunciados habría sufrido abusos cuando tenía 15 años y decidió no denunciarlo entonces por "miedo" a ser expulsado. La otra víctima era un niño de solo 8 años que "fue violado en repetidas ocasiones por otro menor que vivía en la congregación". Cuando la víctima cumplió 15 años, pasó a formar parte del grupo de actuaciones artísticas de la comunidad y habría vuelto a sufrir agresiones sexuales por parte del monitor. En ambos casos, las víctimas acabaron contando su caso a otros miembros de la congregación, pero según consta en la denuncia que se ha presentado, la comunidad lo intentó "ocultar" y "permitió que el agresor siguiera como responsable y monitor de la congregación".