Catalunya, de momento, ha cerrado el capítulo de la sequía después de más de 2 años en situación crítica. De la sequía extrema de enero del 2024 a la abundancia de reservas a la que se ha llegado en esta primavera, que ha llevado al Govern a levantar las restricciones por la sequía a todos los municipios afectados. El pantano de Sau ha sido testimonio e icono de la evolución de la sequía, con unas reservas que llegaron a situarse por debajo del 5% a principios del año pasado y, después de remontar parcialmente, volvieron a tocar fondo el mes de febrero de este año. Desde entonces, y gracias a las semanas de lluvias durante el mes de marzo, el remontamiento de reservas ha sido espectacular, hasta llegar a situarse por encima del 72% de las reservas esta semana. La iglesia de Sant Romà, que se veía completamente en los meses más duros de la sequía, ahora está completamente cubierta por el agua, una imagen que no se veía desde hace 4 años. Un cambio que todavía es más espectacular a vista de dron.
El pantano de Sau a vista de dron
El peor momento de la sequía en el pantano de Sau fue marzo del 2024. Las imágenes aéreas captadas por la ACN muestran cómo las reservas no llegaban al 5%, a pesar de que, todavía se complicó más en marzo del mismo año, cuando llegaron al 3%. Este dato marcó el punto más extremo de la sequía que se ha vivido en Catalunya y cuando el Govern decidió decretar la entrada en fase de emergencia a todo el sistema Ter-Llobregat (que se encontraba al 16%), que abastece el área metropolitana y parte de Girona, donde viven más de 6 millones de personas. Un año y dos meses después, este ámbito acaba de desescalar hasta la fase de “prealerta”, la anterior a la situación de normalidad, con unas reservas superiores al 64% de la capacidad total. La imagen muestra el embarcadero de la zona recreativa del pantano, sin ni una gota de agua y con cuatro patinetes acuáticos varados en la arena que contrasta con la imagen de normalidad que ofrece hoy el mismo lugar, un poco más de un año después.
Una imagen muy parecida deja la cola del embalse, donde en aquel momento no entraba casi el agua del Ter y actualmente se ve absolutamente llena, con las aportaciones de las lluvias abundantes de marzo. Se prevé que recoja más próximamente, con el inicio del deshielo.
El nivel de reservas de Sau ha oscilado más que el de otros embalses de las cuencas internas a lo largo de la sequía, por su interrelación con el pantano vecino de Susqueda. Ambos están conectados, y en momentos de escasez, el ACA optó por transferir las pocas reservas de Sau hacia el segundo, para preservar la calidad del agua para el consumo humano, hecho que extremó la imagen de sequía que transmiten las fotografías aéreas. En cualquier caso, el embalse de Sau ha pasado de estar al 4,5% a casi el 73%, ahora mismo. Los embalses del Ter-Llobregat, en conjunto, también han vivido una escalada muy importante: del 16% (cuándo se decretó el estado de emergencia), al 64,4%, a primeros de abril de 2025.
Otra de las imágenes que ha marcado la evolución de la sequía ha sido la presa del embalse, que conecta Sau con Susqueda. En la primera imagen de enero del 2024 se observa tan poca agua como tenía el pantano en aquel momento, en cambio, la escena actual se muestra como el nivel del agua está rozando el límite de la capacidad del embalse.
Crecida de los pantanos de Catalunya
Aparte de Sau, el resto de pantanos catalanes también han experimentado una gran crecida gracias a las últimas lluvias. El mayor embalse de las cuencas internas, Susqueda, también ha remontado ostensiblemente y ha duplicado más reservas: del 20,8% al 43%. La Baells (Cercs) es otro pantano que ha vivido un crecimiento excepcional y ha pasado del 21% en enero de 2024 a superar ahora el 95%, hecho que ha comportado que tenga que desembalsar agua. Además, la Llosa del Cavall (Navès) está hoy al 58% de su capacidad, cuando hace poco más de un año lucía al 16,6%. Sant Ponç (del 30% al 74,3%). En el Alt Empordà, Darnius Boadella ha respirado finalmente esta primavera, con un salto desde el 16% hasta el 65%.
Riudecanyes ha crecido también espectacularmente, ya que si en octubre no acumulaba ni un 2% del agua que puede almacenar, ahora ha escalado hasta por encima del 50% de su capacidad. Con respecto al de Siurana, no presenta un balance tan positivo, y está ahora al 24,6%, si bien es cierto que el otoño pasado llegó a estar prácticamente seco.