Un pescador peruano, Máximo Napa Castro, de 61 años, conmueve los medios de su país con la historia de supervivencia en alta mar durante 95 días. El hombre consiguió pasar estos tres meses en el océano sin comida ni agua, hasta que fue localizado por una embarcación ecuatoriana en aguas internacionales. El caso ha llamado la atención incluso de The New York Times, ante las acciones extremas que el hombre tuvo que hacer para poder sobrevivir.

La trágica historia con final feliz de Napa Castro se remonta al 7 de diciembre de 2024, cuando el hombre salió a recolectar huevos marinos en las costas de la localidad peruana de Marcona. El mal tiempo condujo su barca hasta alta mar, perdiendo el contacto con su familia diez días después, según explica RPP. Los esfuerzos por localizarle a partir de entonces resultaron infructuosos.

A principios de marzo fue localizado, poniendo fin a una historia angustiante. El hombre estaba en unas condiciones precarias, por haber sufrido condiciones climáticas adversas a la intemperie. Su hija ha considerado que haber podido localizar a su padre con vida ha sido "un milagro". "Estamos toda la familia emocionada, para nosotros es un milagro de Dios que a mi padre lo hayan encontrado, porque nunca nosotros, como familia, perdimos las esperanzas de encontrarlo".

Obligado a tomar decisiones extremas

Lo más impactante de la historia de este pescador son las decisiones extremas que se vio obligadas a tomar para mantenerse vivo en alta mar, como beber la sangre de una tortuga para no morir de siete. "Yo no quería morir, he llegado a comer cucarachas, pájaros, la última cosa fue [una] tortuga, no quería morir. Tengo a mi madre viva, no quería morir por mi madre. Tengo una nieta de dos meses, me aferré a ella, todos los días pensaba en mi madre", ha contado él mismo.

La historia de Napa Castro tiene similitudes con la que protagonizó José Salvador Alvarenga en 2012, un pescador mexicano que pasó 438 días en alta mar. El pescador se había embarcado con un compañero de pesca en una pequeña embarcación desde las costas de México. Su compañero murió y él sobrevivió solo durante más de trece meses a la deriva en el Pacífico, antes de que lo rescataran en las Islas Marshall en 2014. Se alimentó de pescado, tortugas, pájaros y su propia orina, y perdió mucho peso durante todo este tiempo.