Un informe del Centro Europeo para la Prevención y el Control de enfermedades (ECDC) ha revelado que la prestación de servicios para tratar el VIH en Europa y Asia central se vio gravemente afectada durante la pandemia de la COVID-19, sobre todo con respecto a la realización de tests. Las pruebas de detección del sida fueron las que más disminuyeron de todos los servicios que los estados ofrecen relacionados con la enfermedad, seguido de los servicios de prevención relacionados con el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, la distribución de preservativos, la reducción de daños para las personas que se inyectan drogas y otras acciones de prevención. Los autores sostienen que el impacto de la desviación de recursos para tratar esta enfermedad infecciosa todavía se nota actualmente si se comparan con los niveles prepandémicos. El informe indica, sin embargo, que en el 2022 más países informaron de un aumento de la prestación de servicios relacionados con el VIH en relación con el 2021.
Personal e instalaciones de VIH destinadas a luchar contra la COVID-19
El estudio, denominado 'El impacto de la pandemia COVID-19 en la respuesta al VIH en Europa y Asia central', comprende los años 2021 y 2022 y apunta que las reducciones de los servicios destinados al VIH fueron fruto de la pandemia. En concreto, los expertos señalan que se dieron a causa de los desvíos de personal y de recursos de las instalaciones de servicios destinados al VIH, que se redirigieron a dar apoyo a la crisis de la COVID-19. Solo una cuarta parte de los países encuestados aseguraron que se habían desviado fondos de la lucha contra el VIH en el 2021 y, en cambio, solo tres cuartas partes afirmaron destinar personal e instalaciones clínicas. Aunque los servicios de tratamiento del VIH se vieron afectados, cabe decir que algunos países aplicaron medidas para garantizar que las personas con esta enfermedad no interrumpieran su tratamiento, incluidas las prescripciones más prolongadas.
Aparte, los autores del estudio ponen de manifiesto los retos a los cuales se enfrentan los países para mantener los servicios esenciales relacionados con la detección y el tratamiento de VIH durante las crisis sanitarias mundiales e indican las poblaciones clave que más desprotegidas quedarían ante las restricciones de los servicios. En el caso de la COVID-19, aseguran los expertos, las trabajadoras sexuales fueron las que se vieron más afectadas, presentando una mayor vulnerabilidad a causa de un aumento de conductos de riesgo y un acceso reducido a los servicios esenciales.