La inmigración es la única "alternativa realista" en la actualidad para combatir la despoblación en España y Catalunya, a causa del progresivo envejecimiento de la población rural y la baja natalidad, según concluye un estudio del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Se trata de una de las conclusiones de la investigación Despoblación 1.0: la geografía y los factores del declive demográfico rural en la España del Desarrollismo, publicada en la revista científica Perspectivas Demográficas. El trabajo, que señala la inmigración como alternativa al progresivo envejecimiento de la población rural y la baja natalidad, analiza los factores de despoblación entre 1960 y 1981, cuando se concentró el 65% de la despoblación de las zonas rurales, con el objetivo de comprender las dinámicas actuales de despoblamiento en el Estado.
El estudio constata que la línea de defensa contra la despoblación ya no se encuentra en los pueblos pequeños, sino que se ha trasladado a las ciudades intermedias y capitales de comarca de muchas provincias del interior peninsular. Los autores han analizado las 264 zonas del Estado español (un 73,3%) que tuvieron pérdidas netas de población entre 1960 y 1981, cuando se concentró el 65% de la despoblación de las zonas rurales, y se indaga sobre aspectos poco conocidos de esta fase del éxodo rural español, para comprender las dinámicas actuales de despoblación.
La investigación señala que los mecanismos que "favorecieron la despoblación en la España del desarrollismo (como la pobreza, el capital humano, el aislamiento geográfico y la dependencia de la agricultura) han decaído en la actualidad", y que se ha producido un envejecimiento de la población en zonas rurales. El investigador y profesor de Geografía de la UAB Joaquín Recaño, autor del estudio, ha apuntado que "esta situación deja la inmigración como única alternativa realista para recuperar los territorios despoblados, la recuperación de la natalidad no es ni se la espera".
Decrecimiento natural
Según la investigación, el principal mecanismo de declive demográfico entre 1960 y 1981 fue el éxodo migratorio, aunque en la actualidad se ha sustituido por el "decrecimiento natural asociado al envejecimiento demográfico". Si la emigración puede ser mitigada con innovadoras y costosas medidas económicas, la recuperación de la natalidad no está ni se le espera. Además, el progresivo envejecimiento de la población en las áreas rurales augura un inevitable peso creciente de la mortalidad y un progresivo aumento de la dependencia en edades avanzadas", según Recaño. Aunque la investigación señala la inmigración como única alternativa realista para repoblar, admite que las políticas de lucha contra la despoblación no pueden ser idénticas y tienen que responder a las peculiaridades de cada territorio rural.