En Australia, Brasil, Canadá, Irlanda, Japón, Nueva Zelanda e Italia los me gusta (likes) en Instagram ya no son visibles públicamente. La red social ha decidido poner en práctica esta medida para que los usuarios "estén más preocupados de compartir las cosas que les gustan que no de hacerlo para conseguir más me gusta". "Instagram quiere poner fin poco a poco a la tiranía de los like para dar protagonismo a todo el mundo, no sólo en los más populares", afirma Ferran Lalueza, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universidad Abierta de Catalunya (UOC). La cultura del me gusta está presente desde hace una década, cuando en febrero del 2009 Facebook la puso en funcionamiento. "Hoy todo se mide por factores cuantitativos y no cualitativos: lo que da valor al contenido compartido es casi siempre el número de me gusta que se obtiene", afirma Lalueza.
Este cambio puede ayudar a hacer más amable y menos competitiva Instagram, valorada como la peor red social en relación con la salud mental y el bienestar de los jóvenes, según el estudio #StatusOfMind de la Royal Society for a Public Health (RSPH). Para José Ramón Ubieto, psicólogo y profesor de los Estudios de Psicología de la UOC, que Instagram elimine los me gusta es positivo: "Limitar el efecto de viralización que implica que todo el mundo sepa los likes que hemos recibido reduce la hipertrofia del "yo", este fenómeno narcisista en que tendemos a buscar los me gusta y a hacer que todo el mundo sepa que los tenemos y, puede además, reducir la angustia para tenerlos".
La otra cara de los me gusta
La preocupación por la propia imagen; la sensación del síndrome FOMO sentir la necesidad de tener que estar conectado constantemente para no perderse nada; el acoso en línea, la ansiedad y los problemas para dormir derivados de la inquietud son algunos de los efectos negativos más comentados por los jóvenes con respecto a Instagram. "Ha incrementado mi nivel de ansiedad social, estoy constantemente preocupada por lo que los otros piensan de mis apuntes y de mis fotos", afirma una de las participantes en la encuesta que se ha hecho además de 1.500 jóvenes ingleses de entre 16 a 24 años. "La lógica de ser permanentemente validado y aprobado por los otros es una variable muy importante para los adolescentes, aunque no es la única", puntualiza Ubieto.
Los jóvenes, muy sensibles a la aprobación en las redes
En esta misma línea, Mireia Montaña, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, afirma que los jóvenes "son muy sensibles a la aceptación y el rechazo en las redes sociales, tal como demuestran algunas investigaciones". Según este estudio, los adolescentes tienen una sensibilidad emocional muy alta, y el desarrollo prolongado del procés reflexivo y el control cognitivo les pueden hacer específicamente reactivos a este tipo de medios. "Las pantallas han aumentado el propio narcisismo al poner el yo en primer lugar: nuestra imagen pasa a ser el emblema principal y eso puede tener efectos colaterales negativos: exhibicionismo, transformación de la intimidad y la privacidad, ciberacoso, amenazas, etc.", afirma Ubieto.
Instagram es la red social que sale peor parada del estudio del RSPH, con una media negativa más alta, seguimiento de Snapchat, Facebook, Twitter y YouTube, que es la única valorada con una puntuación positiva por término medio. "Hay que tener en cuenta la incidencia que puede tener en una población joven. Instagram no es la red social con más usuarios, pero sí que es la que crece más y la preferida de los adolescentes", explica Lalueza, también investigador del grupo de investigación GAME- CNM.
¿Por qué Instagram dice adiós a los me gusta?
"Detrás de esta estrategia está la intención de las compañías de no "desanimar" a los usuarios que no tienen miles de seguidores ni acumulan centenares de me gusta, que son la mayoría", afirma Lalueza. Un consumidor desanimado que no consigue tantos me gusta y comentarios como otros usuarios se puede convertir fácilmente en un elemento pasivo, y eso podría ser un peligro para el buen funcionamiento de la misma plataforma. En las marcas los interesa saber los datos de los usuarios, saber los gustos, los movimientos... "Si la mayoría se convierten en usuarios pasivos, en simples espectadores de los qué no se puede extraer informaciones valiosas, se pierden muchos datos, que es justamente lo que estas plataformas quieren atesorar y comercializar", alerta.
Hoy día, hay muchos usuarios que viven de los me gusta; los influencers son un buen ejemplo. ¿Está en peligro, sin embargo, su imperio? "Creo que perderán influencia pero no para que las redes quieran poner fin a los likes. Están perdiendo credibilidad porque ya no se los considera independientes, por su creciente dependencia de las marcas", señala Lalueza. Según algunos estudios, su credibilidad en las redes ya va de baja. "Los factores puramente cuantitativos no son el reflejo del impacto real de una campaña, nos dirigimos hacia un escenario en el cual un usuario que tenga menos seguidores pueda ser más interesante para una marca que otro con métricas cuantitativas muy elevadas", concluye el experto.