El helicóptero de la compañía New York Helicopter Charter, que el jueves se cayó sobre el río Hudson con seis personas a bordo, cinco de ellas miembros de una familia de Barcelona, no tenía caja negra y tampoco llevaba instrumentos de registro de incidencias, grabadoras de vídeo, cámaras en el interior ni ningún sistema de aviónica capaz de registrar información que facilite la investigación que está realizando la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de los Estados Unidos. Las autoridades siguen intentando aclarar las causas del accidente a través de la recuperación de las partes del helicóptero, los vídeos que se grabaron del accidente, |testimonios y examinando la información relacionada con la empresa operadora y el aparato, un modelo Bell 206 Long Ranger IV, que tenía 21 años de antigüedad. Pero poco podrán averiguar a través de la caja negra o los instrumentos de vuelo, porque, según han confirmado las autoridades, el aparato no llevaba, aunque tampoco tenía la obligación de hacerlo.

El equipo investigador desplegado

En la última actualización de las investigaciones, el NTSB ha reportado que la última inspección importante del helicóptero se realizó el 1 de marzo pasado, y que antes del accidente, el aparato había realizado siete recorridos turísticos durante la jornada, por lo que el accidente se produjo en el octavo vuelo del día, según la evaluación provisional. Un equipo de 17 personas expertas está desplegada en la zona del accidente para recuperar restos del helicóptero e información relacionada con el aparato, como libros de registro, datos sobre mantenimiento y buscar testigos que puedan aportar imágenes e información que puede ser útil para la investigación. Según los vídeos compartidos en redes sociales, el helicóptero perdió las hélices en pleno vuelo antes de caer al agua, lo que indica una posible ruptura estructural. Este fenómeno es investigado como una posible causa directa del accidente. Tal como explicaron este sábado, las autoridades de la NTSB contemplan por ahora tres teorías que podrían explicar el accidente, un contratiempo con aves, con drones o algún fallo mecánico". La presidenta del NTSB, Jennifer Homendy, ya enfatizó el sábado que no se descarta ninguna hipótesis y que llevará tiempo obtener conclusiones definitivas a causa de la complejidad del caso.

Mientras se realizaba el acto de homenaje a la familia Escobar-Camprubí, en el que han participado Joan Camprubí, hermano de Mercè, la madre de la familia; así como el alcalde de Nueva York, Eric Adams y la cónsul general de España a la ciudad, Marta de Blas, los buzos del Departamento de Policía de Nova York seguían buscando este domingo en las aguas del río Hudson algunas piezas claves del aparato que cayeron de manera separada de la estructura del helicóptero. Las autoridades han confirmado que sí que se han podido recuperar varias piezas, como el fuselaje principal, incluyendo la cabina de mando donde viajaba el piloto, Sean Johnson (un exmarine con más de 700 horas de vuelo), y la cabina de pasajeros, donde lo hacía la familia Escobar Camprubí, formada por Agustín Escobar, Mercè Camprubí Montal y sus tres hijos, Agus (11 años), Mercè (8) y Victor (5). Los investigadores también han recuperado la parte delantera del tubo de la cola, las aletas del estabilizador horizontal y la aleta vertical. Todos los restos son transportados en los laboratorios de la NTSB en Washington D. C. como parte de la investigación.

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Uno de los buzos que está participando en las tareas de recuperación de las piezas del helicóptero (Europa Press)

Buscan las palas del rotor principal

Pero todavía quedan para recuperar las palas del rotor principal (que se desprendió del aparato mientras este caía en picado), así como la caja de engranajes principal, el rotor de cola (que también se desmembró) y gran parte del brazo de la cola del helicóptero. Algunos de los vídeos que se compartieron por las redes sociales mostraban cómo estas piezas se separaron de la estructura principal del aparato y cayeron a las heladas aguas del río Hudson. Los investigadores están examinando los vídeos para localizar las zonas donde se pueden encontrar, a unos 12 metros de profundidad, y también están utilizando un sonar de barrido lateral para identificar posibles ubicaciones de estos restos.

Los responsables también se han reunido con representantes de la operadora, New York helicopter Charter Inc, para revisar los registros operativos, las políticas y los procedimientos, así como los sistemas de gestión de la seguridad y la experiencia del piloto. Los investigadores también han examinado otros dos helicópteros de la compañía. Según explica el New York Times, la compañía propietaria del aparato arrastraba un largo historial de impagos y disputas e, incluso, entró en bancarrota en el 2019. La compañía también tiene antecedentes de problemas mecánicos e incidencias, en el 2013 y en el 2015.