La asociación Irídia ha asegurado este miércoles que el cuerpo de los Mossos d'Esquadra utiliza dos tipos de proyectiles de foam distintos —el SIR y el SIR-X—, y que la conselleria de Interior y la policía catalana "han decidido autorizar en los protocolos que se dispare este cartucho a distancias inferiores a las recomendadas por el propio fabricante". En un comunicado, han explicado que, según el informe de test del proyectil SIR-X redactado por la empresa fabricante B&T, este tipo de proyectiles pueden causar "lesiones severas tales como laceraciones, traumatismos craneoencefálicos, rotura de bazo, hígado o corazón, fuertes traumatismos en el tórax y hemorragias internas" si se lanza a una distancia inferior de 30 metros.
Han explicado que la conselleria hace constar en la regulación de uso de las lanzadoras de foam el 'Procedimiento Interno de Trabajo (PIT) número 22' que protocoliza su uso, que "la distancia para disparar este cartucho es de 20 a 50 metros". "La conselleria de Interior está autorizando a disparar un proyectil desde esta distancia sabiendo que esto puede provocar lesiones gravísimas y absolutamente irreversibles. A esta cuestión se tiene que sumar un elemento muy importante: el PIT 22 permite hacer uso contra la extremidad superior de una persona que muestre un objeto que quiere lanzar, un objeto contundente o arma blanca", han añadido. Han explicado que es "muy grave" que la conselleria autorice disparar contra la extremidad superior de una persona a una distancia que puede causar lesiones severas, y han recordado que tres personas han perdido el globo ocular por un impacto de bala de foam, dos el 14 de octubre y una el 18 de octubre de 2019.
Las protestas contra el encarcelamiento de Hasel
También, han explicado que durante las protestas contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasel, una joven sufrió lesiones graves que está investigando el Juzgado de Instrucción 7 de Barcelona. "Es necesario que se pueda determinar qué agente fue el que dio el disparo que hirió a la joven, y quién ordenó el tiro a tan poca distancia, permitiendo que se disparase hacia la zona de la cabeza, en una calle que no supera los 30 metros de ancho", han detallado. Desde Irídia han remarcado que es necesario incluir la perspectiva de derechos y el análisis de riesgo en todas las fases del uso de la fuerza, para saber si es una herramienta apta o no para que los cuerpos policiales la utilicen. También, han destacado que "la existencia de un mecanismo externo e independiente de control que supervisara todo el proceso supondría un avance imprescindible para que los casos como estos no vuelvan a repetirse".