Isabel Ferrer es la directora general de Protección Civil. Desde el mes de marzo su gestión está centrada en la pandemia de la Covid-19 y en las medidas que se establecen desde el Procicat. Experta en la atención psicosocial en emergencias masivas, admite que la pandemia ha puesto a todo el mundo a prueba. En las puertas de las fiestas de Navidad y con un rebrote de los datos de contagios, la directora general se muestra muy preocupada por la situación y por cómo se debe afrontar desde la administración.
Tiene claro que esta emergencia no tiene nada que ver con las que se habían gestionado hasta ahora y que sus rasgos diferenciales hacen más complicada su gestión.
¿Con las previsiones y datos que hay, las fiestas de Navidad son la máxima preocupación ahora mismo de Protección Civil?
Desde Protección Civil estamos preocupados, ya no tanto por la Navidad, sino por los efectos que ha tenido y tendrá el puente de la Purísima. Estábamos en una situación de inestabilidad muy precaria y con una bajada muy lenta, pero los datos están subiendo otra vez. Por lo tanto nos preocupan muchísimo las consecuencias que tendrá la Navidad y como nos encontraremos en el mes de enero, también, con las consecuencias de otras enfermedades que son estacionales como la gripe. Es la primera vez que cada día tenemos que salir para recordar que estamos en una situación de emergencias y que hemos tenido más de 16.000 muertos, y que cada día tenemos 30, 40, 50 en Catalunya. Porque como no se ve, es una emergencia que está invisibilizada, a menudo la gente se siente con una normalidad absoluta, no cumple las normas y eso tiene un impacto brutal. Por lo tanto estamos superpreocupados por lo que pasará inmediatamente al acabar la Navidad y las repercusiones que tendrá sobre la presión asistencial.
Dice que es una emergencia que está invisibilizada. ¿Por qué? ¿Por qué no se ven los hospitales colapsados? ¿Por qué no se ven los muertos?
Porque cuando hay una situación de emergencia, cuando ha habido unas inundaciones, unas nevadas, un accidente de avión, de tren... los diarios, los medios abren y hablan constantemente de lo que ha pasado. Aunque no haya imágenes de los heridos, hay imágenes conmovedoras de los destrozos y eso impacta y nos hace a todos tener una actitud más protectora e ir más con cuidado. De esta emergencia no tenemos imágenes y entonces puedes tener la sensación, si no has tenido una persona próxima hospitalizada y grave o has perdido a un ser querido, de que no existe.
Las imágenes de esta emergencia tendrían que ser las de los hospitales, pero es el Govern, ustedes mismos, quienes tiene que dar la autorización a los medios...
Hay un tema de privacidad que se tiene que respetar, de los hospitalizados y de los familiares que han perdido a un ser querido. Evidentemente eso está fuera de lugar. Eso muestra que es una emergencia muy diferente de las que hemos vivido y de las que estamos acostumbrados. Yo no había vivido nunca una emergencia sanitaria. El abordaje y cómo lo afrontamos es muy diferente de cómo abordamos otro tipo de emergencia. No tenemos ninguna experiencia y, por lo tanto, no es un tema de imágenes. ¿Necesitamos de verdad estas imágenes para saber que estamos en una situación de emergencia?
Por lo que dice parece que sí, ¿no?
Parece que las recomendaciones no son suficientes. Porque en una emergencia en que la hay inundaciones, tú ves que está lloviendo. Pero ahora, si te dicen que hay mucha presión asistencial, se gestiona de cara a la gente en función de los datos, no hay imágenes. Y todo nuestro mundo son imágenes y si no hay imágenes la credibilidad es relativa... No estoy diciendo si está mal, si es culpa del Govern o si tenemos que sacar o no imágenes, digo que a nivel de gestión es complicado y que en esta emergencia se tienen que ir repitiendo las recomendaciones porque no se ve.
En esta emergencia sanitaria todos somos víctimas
¿Cómo está afectando esta emergencia psicológicamente a la población?
Yo estuve en los Alpes atendiendo a las familias del accidente de aviación de Germanwings que llegaban para buscar a sus familiares, que evidentemente no estaban. No encontramos nada. El enfoque que hacemos de eso es muy diferente porque es un accidente que ha sido provocado. Estas personas pasaron de pensar "mi hijo a tenido un accidente, qué desgracia" a "a mi hijo me lo han matado". La gestión que se hace de eso no tiene nada que ver con lo que está pasando en este momento. Ahora es una emergencia muy diferente de las otras. En esta emergencia sanitaria todos somos víctimas. Hay unas víctimas que han perdido familias, que desde una perspectiva psicológica y familiar, son víctimas de primer nivel. Y aquí todos hemos perdido algo, ni que sea la sensación de seguridad, de salir por la noche y hacer los horarios que tú quieres, de ir donde quieres... has perdido libertad de movimiento... Todo el mundo tiene pérdidas. Hay gente que ha perdido a nivel económico, gente que ha perdido su estatus... Es una emergencia muy devastadora... Todo el mundo tendrá que lidiar con el luto. Habrá gente que tendrá una silla vacía en la cena de Navidad para siempre. Y además, tiene una duración larguísima en el tiempo y todavía nos quedan unos meses hasta que la gente no esté vacunada. Eso provoca una fatiga emocional y psicológica muy grande. Y eso dificulta también el cumplimiento de las medidas y las restricciones. Es una emergencia muy complicada y compleja de gestionar y de vivir.
¿Cómo está la ciudadanía psicológicamente respecto del mes de marzo?
Con los datos que tenemos en este momento tampoco tenemos la certeza de que el plan de Navidad se pueda cumplir. Los datos están creciendo y eso se tiene que detener. Lo más complicado de esta emergencia es gestionar la incertidumbre. A nivel psicológico provoca unos desajustes y un desequilibrio importante, porque afecta a la toma de decisiones, afecta al día a día, no puedes planificar tu vida a una semana vista y eso tendrá consecuencias, como también tendrá consecuencias en Salut la presión asistencial en estos momentos. Hay un porcentaje muy grande de gente que está utilizando los servicios sanitarios y eso quiere decir que otros trabajos de prevención no se podrán hacer. Y de eso se verán los efectos de aquí un año o un año y medio.
Es muy difícil tomar decisiones porque las presiones no son pocas
¿Dentro del Procicat, es difícil tomar las decisiones sobre las restricciones teniendo en cuenta que muchas de estas decisiones afectan a derechos fundamentales y a la economía?
Es muy complicado este equilibrio porque se enfrenta con derechos fundamentales. Pero a pesar de tener claro que tienes que ajustar este equilibrio, lo primero que tenemos que hacer con esta emergencia es sobrevivir. Y eso es el primer objetivo que tenemos que tener. Y sobrevivir quiere decir superar la Covid-19. Y el tema económico es importantísimo y estamos trabajando y lo tenemos en cuenta al mismo tiempo de tomar decisiones, pero si no sobrevivimos, el resto pasa a una segunda posición. Para nosotros, en este momento, lo más importante es la salud y la vida y la garantía de los derechos y de lo que es esencial para la subsistencia. Con el resto, a pesar de ser importante, y tenerlo en cuenta, tenemos que jugar con este equilibrio precario. Es muy difícil tomar decisiones porque las presiones no son pocas.
Se encuentran gestionando una emergencia como nunca se había hecho y a punto de convocar unas elecciones al Parlament. ¿Eso lo dificulta más?
En Interior no tenemos ninguna dificultad en este sentido. Desde el primer momento el conseller Sàmper lo ha dejado muy claro. Para nosotros la primera prioridad es la pandemia y lo otro está en segundo, tercero o cuarto lugar. Nosotros dentro de la conselleria lo tenemos claro. Sí que es verdad que de puertas afuera las resoluciones se tienen que negociar. Desde Protección Civil intentamos ver de qué manera los acuerdos y las medidas que propone Salut se pueden acomodar mejor a fin de que los alcaldes y los municipios las puedan aplicar mejor y tengan menos impacto en determinados ámbitos. Pero está muy claro que en este momento quien está dirigiendo esta emergencia es la autoridad sanitaria, son los únicos que tienen criterio para tomar las medidas y nosotros damos apoyo en el sentido de que intentamos que los otros sistemas estén funcionando y que ningún sistema se paralice, que tengamos garantizados los servicios básicos, pero quien está tomando las medidas es la autoridad sanitaria y eso es indiscutible. Hay discusión pero hasta cierto punto, porque quien manda, manda.
Ahora mismo, viendo los datos de contagios, si no se pudiera hacer lo que está previsto en el plan de Navidad, ¿iríamos hacia un recorte de horarios y de número de personas que se pueden reunir?
Si los datos van creciendo, el plan de Navidad quedará parado. De hecho, el plan de Navidad no es una resolución. Las resoluciones lo que dicen es que no puede salir más tarde de las diez de la noche, que no se pueden reunir más de 6 personas... El plan de Navidad era un poco de apertura para celebrar estas fiestas en otras condiciones. Pero si eso no se puede hacer no se hará y nos quedaremos como estamos en el tramo de este momento. Eso quiere decir: reuniones de seis personas, no juntar diferentes núcleos de convivencia, trabajar temas de ventilación, con las normas que todo el mundo conoce. Pero, evidentemente, si los datos siguen creciendo, el plan de Navidad no se podrá aplicar tal como estaba pensado.
¿Sobre la llegada de los Reyes, se ha dado instrucciones ya a los ayuntamiento sobre lo que tienen que hacer o que no pueden hacer?
Estamos trabajando desde el mes de octubre. Desde Protecció Civil y desde Salut, el comité técnico, tiene muy claro que las cabalgatas en el sentido ordinario y habitual, no se pueden hacer. Son un riesgo por la aglomeración de personas y porque no se puede controlar esta aglomeración. Ni tenemos medios para evitar aglomeraciones en 600 cabalgatas que se hacen en el país en el mismo momento, a la misma hora y el mismo día. Desde Salut ya han dicho que este formado es absolutamente imposible. Se han propuesto otros formatos estáticos en los que la gente esté sentada, donde no haya aglomeraciones. Desde Salut y Protecció Civil el posicionamiento es inamovible. No se puede hacer una cabalgata en el formato de toda la vida. Se tiene que pensar de otra manera. Desde Cultura se ha trabajado hacerlo en formato de acampada, en teatros o polideportivos, donde los niños puedan estar sentados. Los Reyes tienen que llegar pero no como siempre han llegado a las ciudades y los pueblos.
¿La tercera ola podría llegar por Navidad?
Hay expertos que dicen que esta subida que tenemos ya es de la tercera ola. Entre los epidemiólogos hay diferentes versiones. Algunos dicen que la subida de ahora es un rebrote, de otros que ya es la tercera ola. Lo que vamos haciendo es recopilanr datos a nivel internacional y a nivel de territorio español para poder hacer previsiones dentro de lo posible. Nosotros trabajamos con los técnicos de Salut Pública.
¿Las elecciones del 14 de febrero en el Parlament de Catalunya se podrán hacer?
En principio, en estos momentos, está previsto que sí. Pero no sabemos qué puede pasar en febrero. Está todo preparado para que lo apruebe el Procicat y en principio está todo bien. Si nada se tuerce y los datos no cambian mucho, no pienso que haya ningún problema para que se celebren.
Con los datos en la mano, no podemos hacer ninguna previsión más allá de 15 días
En el mes de marzo se cumplirá un año del estado de alarma y el inicio de las restricciones. ¿Os atrevéis a hacer previsiones de cuándo podrá haber una cierta normalidad?
No. Hay un grupo avanzado que recoge datos y a partir de estos datos dibujamos posibles escenarios a nivel de Protección Civil. Pero con los datos en la mano, no podemos hacer ninguna previsión más allá de 15 días. Es ciencia-ficción. Hay muchas variables de esta pandemia que no se pueden controlar. Desde el comportamiento de las personas, hasta el comportamiento del virus. Hay muchas variables no controladas que no dependen de nosotros. Sabemos que llegarán las vacunas en enero, que en el momento que haya un 70-75% de la población vacunada podremos no volver a la normalidad, pero sí tener una vida bastante parecida a la que teníamos antes de la pandemia, pero todo eso es adelantarse demasiado. No sabemos si llegarán todas las vacunas ni si toda la gente se vacunará.