Tres empresas pantalla ubicadas en Barcelona y, supuestamente controladas por Firas Arab Housseini, un hombre de menos de 40 años de nacionalidad libanesa, que servían como aparato logístico para enviar desde Barcelona al Líbano componentes para hacer drones kamikazes que Hizbulá usa para atacar Israel, estaban activas desde 2022, según consta en las investigaciones hechas por el Servicio de Información de la Guardia Civil. Una operación antiterrorista de gran envergadura que el domingo, tal como adelantó ElNacional.cat, se explotó en Barcelona y también en Badalona, con la detención de tres personas.

Una de ellas, Firas Arab Housseini, ha ingresado en prisión por formar parte de Hizbulá. Los otros dos detenidos también son libaneses, aunque uno de ellos tiene doble nacionalidad, también española. Esta célula terrorista operaba desde la calle València, en el centro de Barcelona, cerca de la Sagrada Familia, y los investigadores de la Guardia Civil creen que pudieron llegar a enviar material al Líbano que ha permitido fabricar más de un millar de drones kamikazes que los terroristas han lanzado contra el país hebreo.

Catalunya-Alemania-Líbano… e Israel

Según han explicado fuentes de la investigación a ElNacional.cat, estas bombas suicidas que el Líbano lanza contra Israel se consiguen en el mercado negro. Aunque la milicia tiene rango de ejército popular, necesita el apoyo exterior, de grupúsculos como los que, supuestamente, lideraba este hombre desde Barcelona, para conseguir armamento. Las armas de guerra tienen un circuito mucho más controlado, pero el material que permite construir estos drones que Hizbulá usa para matar civiles en el norte de Israel se puede encontrar en otros circuitos menos vigilados. Desde Barcelona, a través de estas empresas pantalla, que simulaban dedicarse a otras cosas, sobre todo transportes, el principal investigado compraba y trasladaba, por carretera, el material hacia Alemania —hecho que hizo saltar las alarmas y también activó la colaboración con la policía de ese país— y de allí acababa en el Líbano para fabricar estos drones suicidas.

La investigación no ha sido fácil. El material que compraba este supuesto colaborador de Hizbulá es de doble uso, componentes que solos no tienen ningún tipo de peligrosidad, pero que adquiridos por quien no debe y en una zona como el Líbano, los investigadores sospechan que eran utilizados por los terroristas para atacar a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y también a civiles, en la zona norte del país hebreo, donde, por cierto, está desplegado el ejército español, en una misión de los cascos azules de la ONU. Hace meses, y sobre todo desde la escalada de hostilidades a raíz del ataque masivo del 7 de octubre de Hamás contra civiles israelíes, en la zona sur, que el Líbano ha lanzado decenas de drones. Fuentes de la Guardia Civil aseguran que se han encontrado piezas que esta célula terrorista había comprado y movido hacia allí desde Barcelona, hecho que confirma, también, la investigación del Servicio de Información de la Guardia Civil y la Audiencia Nacional.

Desde Barcelona, por vía terrestre, llegaban a Alemania, y desde allí, en barcos de carga, se enviaban hacia el Líbano, donde se utilizaban para fabricar estos mortíferos drones que Hizbulá después utiliza contra Israel. La investigación sigue abierta y aunque es en 2022 cuando se detecta un incremento de la actividad de las empresas pantalla que utiliza Firas Arab Housseini, las empresas que utilizaba esta célula logística de Hizbulá están creadas en los años 2017 y 2015, hecho que hace pensar que antes de comenzar a ser vigilados por la inteligencia antiterrorista, ya habían comprado y enviado al Líbano material que acababa siendo utilizado como armas de guerra. La investigación del caso Mirlo no ha desvelado, hasta ahora, quién y cómo se pagaban estos materiales que desde Barcelona, pasando por Alemania, recibía Hizbulá en el Líbano.