La jugadora de la Selección Española de fútbol Jennifer Hermoso ha ratificado este martes ante el juez de la Audiencia Nacional que el beso que le propinó el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, durante la celebración de la final de Mundial no fue consentido y que va se sintió coaccionada por parte de todos los investigados. Hermoso ha reiterado ante el juez Francisco de Jorge lo que declaró ante la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, antes de incoar las diligencias. La jugadora madrileña ha insistido en que el beso fue inesperado y, en ningún caso, consentido. Además, ha reiterado que después del beso sufrió una presión constante, tanto en el vuelo de vuelta hacia España, como durante el viaje que hicieron las jugadoras en Ibiza. Una situación que, según ha detallado, ha afectado a su vida normal, produciéndole una sensación de desasosiego y tristeza.
"No me lo esperaba"
Jenni Hermoso ha repetido el testigo que ya hizo ante la teniente fiscal. En aquella declaración, la internacional aseguró que no se había sentido respetada por el que en aquel momento era el máximo responsable de la RFEF. "Me estaban sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice para encontrarme con esta situación", reveló. "Me vi con el beso en la boca y ya directamente bajé de la tarima con mis compañeras", rememoró Hermoso ante las preguntas de la fiscal. "Ni me lo esperaba", añadió la deportista. En este punto, la futbolista recordó que la victoria del Mundial fue un "hecho histórico" que costó "la vida conseguirlo''.
"En ningún momento me podía esperar que pasara al final una cosa así (...) En una persona de confianza creo que nadie se esperaría que fuera a utilizar este momento para hacer una cosa así, por muy espontáneo que fuera", reprochó la madrileña, que también explicó que cuando bajó de la tarima explicó a sus compañeras de equipo Alexia Putellas e Irene Paredes lo que había pasado con Rubiales. La futbolista ha negado la versión de Rubiales, que declaró que había sido un beso de mutuo acuerdo, y ha insistido que fue coaccionada por el entonces presidente de la RFEF y otras tres personas, entre las cuales está el seleccionador Jorge Vilda, también investigado en este caso.
La declaración de Hermoso cierra la ronda que ha llevado a declarar a la Audiencia Nacional unas veinte personas, entre testigos e investigados. Después de esta declaración, el juez puede pedir, o no, nuevas comparecencias.