El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, presidirá mañana en la basílica de la Sagrada Familia la ceremonia de beatificación de Joan Roig Diggle, un joven de 19 años que fue asesinado por milicianos libertarios al inicio de la Guerra Civil española.
Joan Roig, que murió el 12 de septiembre de 1936, será beatificado coincidiendo con el hecho que el Plan Pastoral "salimos", publicado por Omella, que este año está dedicado precisamente a los jóvenes, y también coincide con el décimo aniversario de la dedicación de la basílica de la Sagrada Familia para el culto.
A la ceremonia asistirán, además de los familiares del futuro beato, autoridades y miembros de la Asociación de Amigos de Joan Roig, que hace 30 años empezó a promover la causa. El acto se celebrará con una capacidad reducida a un tercio del aforo causa de las actuales circunstancias sanitarias de la Covid-19.
Antes de la ceremonia, Omella ha destacado: "Joan Roig no es una figura de un tiempo lejano. Su manera de ser y de hacer habla en nuestro tiempo, complejo y difícil, que conoce el azote de la pandemia del coronavirus, que ha extendido el sufrimiento y la soledad, y que está provocando la muerte de miles de personas, la mayoría personas mayores". "También la vida y la muerte de Joan se dieron en un tiempo convulso e incierto, en que los conflictos y las injusticias se pretendían resolver por la vía de la violencia", ha resaltado.
¿Quién fue Joan Roig Diggle?
El primogénito de los Roig Diggle nació en Barcelona en 1917 en una familia catalanoinglesa. Su educación empezó en La Salle y cursó bachillerato en los Escolapios de la calle Diputación, pero un problema económico obligó a su familia a trasladarse al Masnou (Marisma).
Para ayudar a la familia, el joven entró a trabajar como dependiente en un almacén de tejidos, y en una fábrica, siempre combinándolo con sus estudios. El joven, que militaba en la Federación de Jóvenes Cristianos de Catalunya y quería ser misionero, llegó a establecer amistad con el Beato Pere Tarrés, su médico de confianza.
Según uno de sus biógrafos, Joan Meseguer, Roig era "en estas fechas un líder nato a quien había que eliminar a toda costa y el único motivo por el cual lo mataron fue porque era católico". La hermana de Roig ha recordado que sus amigos le decían "John" y que se pasó varios días sin decir palabra cuando quemaron la sede de la federación de jóvenes cristianos del Masnou, donde el ayuntamiento ha dado el nombre de calle Joan Roig a la que él recorría diariamente cada mañana por ir a misa.
La noche del 11 de septiembre de 1936, Joan Roig fue a visitar a la familia Rosés y unos milicianos llegaron y se lo llevaron a la fuerza en presencia de su madre, a la cual abrazó y se despidió de ella en inglés: "God is with me "(Dios está conmigo), dijo.
La patrulla de las juventudes libertarias de Badalona, después de varios desplazamientos, lo llevó al lado de cementerio de Santa Coloma de Gramenet, donde fue asesinado con cinco tiros y uno de gracia en el cogote.
La Asociación de Amigos de Joan Roig promovió en 1993 su causa de beatificación y el traslado de los restos mortales de Roig del cementerio de Santa Coloma al sepulcro preparado en la capilla de la parroquia de Sant Pere del Masnou, donde actualmente descansan desde el 2007.