El Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional ha señalado entre los días 3 y 19 de febrero del próximo año el juicio al expresidente de la Federación Española de Fútbol Luis Rubiales, al exseleccionador femenino Jorge Vilda, al exdirector deportivo de la selección Albert Luque y el que fuera responsable de marketing Rubén Rivera por el beso de Rubiales a la jugadora Jennifer Hermoso en la final del pasado mundial, celebrado en Sídney (Australia) el 20 de agosto, y las supuestas coacciones posteriores.

El juicio, tal y como consta en una diligencia de ordenación de la letrada de la Administración de Justicia del Juzgado Central de lo Penal, se celebrará los días 3, 4, 5, 6, 10, 11, 12, 13, 17, 18 y 19 a partir la de las 10 horas. Según la diligencia de ordenación dictada este lunes, la vista oral, en la cual Rubiales se enfrenta a una petición de la fiscal de dos años y medio de cárcel —uno más que el resto de acusados—, tendrá lugar en la sede que la Audiencia Nacional tiene en la localidad madrileña de San Fernando de Henares.

Hermoso también pide orden de alejamiento

Además de la Fiscalía, también figuran como acusaciones la propia Jenni Hermoso y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que solicitan las mismas condenas de cárcel que el ministerio público. La internacional pide además que se imponga a Rubiales la prohibición de acercarse a ella a menos de 500 metros o comunicarse con ella durante ocho años y una indemnización de 50.000 euros en concepto de responsabilidad civil, y de otros 50.000 a pagar con el resto de acusados.

Los hechos sucedieron el pasado 20 de agosto, en el Estadio Australia de Sídney, tras la victoria de la selección femenina del Mundial. El ministerio público describe en su escrito de conclusiones una conducta de Rubiales "sorpresiva y sin consentimiento ni aceptación" de Jenni Hermoso cuando, durante la entrega de medallas del Mundial, la "sujetó por la cabeza" con ambas manos y le "propinó un beso en los labios".

Le acusa también de presionar de manera "constante" y reiterada a la futbolista y a su entorno para que "justificara y aprobara" el beso que le dio "contra su voluntad" ante "las consecuencias personales y profesionales" a las que este podría enfrentarse. Una "situación de hostigamiento" de la que también responsabiliza a los otros tres acusados, "personas de confianza" de Rubiales que accedieron a sus cargos "bajo su mandato" y cuya "privilegiada situación en la RFEF" dependía de la "suerte" que éste corriera.