Desde 1996 hasta ahora, 784 casos han pasado por las manos de los jurados populares en Catalunya, según datos a los cuales ha tenido acceso El Nacional. El jurado popular llega al Sistema Judicial Español el año 1996, ahora hace 20 años. Aunque la ley ya prevé su entrada en vigor en el 1995, hasta el año siguiente no se hacen los primeros juicios. Nueve hombres y mujeres deciden si el acusado es culpable o no culpable, si es inocente y queda en libertad, o lo condenan y va a la prisión. Hasta entonces eso sólo lo vemos en las películas. El jurado hace un veredicto que después el juez valida con la sentencia y marca los años de condena. En la gran mayoría de los casos, el jurado popular hace un veredicto de culpabilidad y el acusado va a la prisión. Con todo, para muchos abogados es más fácil que su cliente se salve de la condena si a su cliente lo juzga un jurado popular. Ser jurado es un derecho y un deber y, por lo tanto, es obligatorio.

Un jurado popular sólo puede juzgar un tipo de delitos: contra las personas, los funcionarios públicos, delitos contra el honor, contra la libertad y la seguridad y los incendios. Entre estos delitos: homicidios, sobornos, fraudes, allanamiento de morada, tráfico de influencias, omisión del deber de socorro, malversación de fondos públicos e infidelidad en la custodia de documentos. De los 14 juicios con jurado el año 1996, se ha pasado a 54 en el 2012, el año que hubo más en Catalunya con jurado popular. 

 

 

¿Quién ha sido el asesino?

La gran mayoría de jurados populares tienen que sacar el quid de la cuestión de un homicidio. Es el delito con más juicios, 477 en total. Son más de la mitad de todos los juicios que se han hecho a lo largo de estos 20 años. Entre estos hay el del yerno de los Tous, acusado de matar a un presunto ladrón que entraba en su casa. Las imágenes, las pruebas, no dejaban duda que había disparado con su arma. Su abogado alegaba defensa propia. El jurado tenía que resolver si realmente el ladrón intentó matar al yerno de los Tous y si realmente este disparó en defensa própia. El juicio fue complicado y desorganizado. Se presentaron pruebas de última hora y la estrategia de las partes confundió tanto al jurado que se tuvo que anular su veredicto, que declaraba el acusado no culpable, y volvió a repetir una parte del juicio. No ha sido el único caso. Hay una larga lista de juicios que se tienen que repetir porque el jurado no ha argumentado lo bastante bien el veredicto. 

A veces, sin embargo, pasa a la inversa. El año 2010 un jurado popular tuvo que repetir un juicio que se había hecho ya con un tribunal profesional, pero que el Supremo lo hizo repetir. Es el caso de las dos policías asesinadas salvajemente en su piso de Bellvitge. Las mató el año 2004 Pedro Jimenez, un interno de casa Brians mientras estaba de permiso penitenciario. 

Los juicios de homicidios son los más duros para el jurado, porque están cara a cara con el acusado y entre el público hay las familias. Como el caso del celador de Olot acusado de matar a once abuelas de la residencia donde trabajaba entre el 2009 y el 2010. O el asesino del Putxet, condenado por matar a dos mujeres el año 2003.

 

Políticos y alta sociedad delante del pueblo

El jurado popular también juzga delitos de corrupción. Afectan a cargos públicos y funcionarios, y aunque a las estadísticas son una minoría, cada vez empiezan a haber más. Uno de los que se tendrá que juzgar con tribunal popular es el caso ITV que tiene como principal imputado a Oriol Pujol. El juicio pendiente, también, de Fèlix Millet y Jordi Montull tiene una parte que corresponde juzgar al tribunal popular. Una de las acusaciones populares ya ha pedido que sea un jurado quien juzgue a los dos exresponsables del Palau de la Música por los delitos de malversación de fondos públicos y tráfico de influencias.

 

 

 

 

“¿Volverías a ser jurado popular? No”

Eva Hernández fue hace justo un año jurado popular de un caso de homicidio. Delante de ella tenía dos hermanos acusados de matar a una chica de Mataró. Maria Páez desapareció sin dejar rastro después de la segunda cita con uno de los acusados, Gustavo Macias. Su hermano también estaba acusado por, supuestamente, no ayudar a la víctima.

El jurado popular encontró culpable de homicidio a Gustavo Macias. El hermano quedó absuelto. Nunca se encontró el cadáver y “teníamos que demostrar la 'prueba indiciaría'” explica la Eva a El Nacional.

“¿Volverías a ser jurado popular? "No -responde Eva- Si me tocara un juicio fácil...”. Lo que pesa más es la responsabilidad de enviar a alguien a la prisión y estar seguro de que es culpable, o dejar a un culpable en libertad. “Si lo aciertas, fantástico. Pero si no, es un cargo de coincidencia que no sabes hasta qué punto te corresponde”.

Eva pone sobre la mesa el “dilema moral” que se les presenta al jurado. “¿Hasta qué punto la gente normal y corriente, que no entiende la terminología, ni las metodologías de los Mossos d'Esquadra” puede juzgar a alguien?

Hay demasiadas películas que han mostrado un tipo de jurado. Y la gran mayoría son de los EE.UU. Como Doce hombres sin piedad que muestra la deliberación y como el veredicto, clarísimo al principio, acaba totalmente cambiado al final, después del debate intenso y la falta de algunas pruebas.

“Lo único peliculero es que te incomuniquen -explica Eva-. Y la sala de asamblea en la de las películas. Todo es muy sobrio”.

Del lugar donde se sienta el acusado a el estrado del jurado popular hay 5 metros escasos. El jurado y los acusados están delante por delante: “Los ves cara a cara. Uno tenía frialdad a la mirada. El otro parecía un polluelo. No nos miraba.” La actitud de los acusados para el jurado del que formaba parte Eva “fue un punto decisorio”.

Y en su caso, nadie quería ser portavoz porque nadie se quería dirigir a los acusados al mismo tiempo de leer el veredicto. El jurado entra y sale cada mañana por la misma puerta que entran los acusados si no están en prisión provisional. Cada mañana Eva se encontraba con los acusados, que la saludaban, y la familia de la víctima.

De la experiencia, Eva también saca cosas buenas. Aunque cree que “tendrían que dar más credibilidad a los investigadores que al jurado popular”, el intercambio de argumentos y el debate con el resto del jurado es gratificante. “La otra gente es brutal. Son personas que no forman parte de tu día a día. Tienen otros puntos de vista, niveles sociales diferentes, y eso enriquece. Siempre hay el que busca más hipótesis... Y tiene que haber alguien super organizado que lidere el grupo porque en el momento de justificar las respuestas la gente se dispersa mucho”.

Pero el jurado no está solo. Tiene los funcionarios de la oficina del jurado encima. Si no tienen un líder, los guían en el momento de encontrar las respuestas del cuestionario y si se retrasan mucho, intervienen para que no se eternice la deliberación. Aunque el jurado popular todavía es una figura desconocida, ya hace 20 años que está implantado en el sistema judicial español.

¿Cómo se escoge el jurado?

Un mes antes del juicio se escogen, por sorteo, 36 personas. Se escogen de una lista que ya se ha hecho previamente y que tiene el censo de personas que pueden ser escogidas para ser jurado popular durante 2 años.

Los 36 escogidos pasan por un interrogatorio que se hace en la misma sala donde después se hará el juicio. Cada parte les hace preguntas para ver si son compatibles o no. Si se trata un caso de homicidio con arma de fuego, por ejemplo, la defensa le interesará que alguien del jurado tenga permiso de armas y un arma en casa. Y las acusaciones, todo el contrario.

Cada parte puede recusar, o excluir, hasta 4 personas. Así, los 36 citados se quedan en 9 más 2 suplentes, que asistirán a todas las sesiones del juicio, para que en caso de que uno de los titulares tuviera algún problema, no se tengan que parar las vistas.

Una vez el jurado ya está escogido, empieza el juicio.

La deliberación

Durante los días que dura el juicio, el jurado puede ir a casa. Si se hacen sesiones de mañana y tarde, se quedan en la Audiencia a comer. Detrás de la sala donde se hace el juicio hay las dependencias del jurado. Donde se encierran a deliberar y es el único momento donde realmente están incomunicados. Hay un teléfono al que pueden recurrir si tienen cualquier duda. Los comunica directamente con la oficina del jurado. Está la sala de deliberación, un office equipado, servicios sanitarios y un comedor.

La oficina del jurado y el personal de catering son los únicos que ven a los nueve miembros mientras dura la deliberación.

La deliberación empieza una vez se ha acabado el juicio. Los suplentes acaban aquí su trabajo. Continúan los 9 restantes que tienen que entregar el móvil. Si la deliberación se alarga, el jurado se traslada en taxi y escoltado por los Mossos d'Esquadra hasta un hotel donde sigue deliberando.

Para decidir si el acusado es culpable o no culpable, el jurado tiene que rellenar un cuestionario y argumentar las respuestas según las pruebas y los testigos que han comparecido en el juicio.

El veredicto y la sentencia

El jurado emite un veredicto de culpabilidad o no culpabilidad.

Los años de condena los fija el juez, en la sentencia posterior, en función de la petición de penas que ha hecho la fiscalía y las acusaciones.

En caso de que el veredicto no esté lo bastante bien fundamentado, el juez puede volver a repetir el juicio con otro jurado. Fue el caso de Josep Tous

Para los que defienden al jurado popular, eso es una manera de corregir el error, una garantía más del sistema judicial. Y para los que están en contra es una absurdidad tener que vigilar ciudadanos inexpertos que no se equivoquen.

Jurado, sí. Jurado, no.

El debate sobre el jurado popular ha estado siempre vivo. Se pone en duda que personas inexpertas en el sistema judicial sean rigurosos como lo es un juez. Una parte de los acusados prefiere sentarse delante un tribunal profesional y ni los mismos magistrados se ponen de acuerdo.

A favor

  • Es una institución
  • La democracia es libertad y participación. E igual que se participa en la elección de los gobernantes también se tiene que participar en la justicia.
  • No hace falta ni llevar toga, ni tener la carrera de derecho ni haber hecho oposiciones. Se juzga con el sentido común.

En contra

  • Es caro y lento.
  • No garantiza un mejor resultado
  • Los jueces aplican la ley y criterios jurisprudenciales. El jurado se deja llevar más por sentimientos y por un sentido común determinado. Deciden muchas veces con el corazón y se tiene que hacer con la cabeza y en relación a unas leyes concretas. No saben cómo llegar a dónde quieren llegar.

Juicios de película 

El género negro ha inspirado novelas, series y películas. Y el jurado popular, también. En 1960 llegaba un abogado de referencia para resolver casos imposibles: Perry Mason. No había caso que se le resistiera. No sólo conseguía la absolución para su cliente, sino que acababa destapando al verdadero asesino.

 

Películas hay muchas inspiradas en los jurados populares. Quizás la obra maestra es 12 hombres sin piedad. Se estrenó el año 1957. El director Sidney Lumet  adapató una obra de teatro escrita por él mismo que, años después, todavía se representa en teatros del todo el mundo. Los doce miembros de un jurado tienen que decidir si un joven acusado de haber matado su padre es culpable o inocente. Todos menos uno están convencidos de la culpabilidad. 

Y ante la honestidad y el debate por un veredicto justo de los 12 hombres sin piedad, los tejemanejes para manipular a un jurado popular en el filme El jurado del año 2010.