El Departament d'Educació ha suprimido las lecturas obligatorias comunes a la selectividad, con aplicación a partir del próximo año. No habrá una lista cerrada de libros concretos que entraran en el examen para acceder a la universidad, de forma que cada centro tendrá libertad para escoger las lecturas que considere para sus alumnos en las clases de lengua catalana y castellana. Será de forma casi alineada con los intereses lectores del alumno, aunque bajo unos criterios de aprendizaje de acuerdo con las exigencias del currículum y con propuestas de "valor literario significativo". En las PAU, pues, las preguntas no serán sobre unas obras en concreto, sino más generales, de análisis crítico y comparativa en base a géneros, recursos o tópicos literarios. La decisión ha sido polémica, muy criticada por parte de algunos profesores de secundaria y bachillerato, que ven una bajada del nivel o alerta del peligro de que los alumnos dejen de lado la lectura de ciertos clásicos o unos cánones y los desconozcan. Con este panorama, el secretario de Transformación Educativa de la Generalitat, Ignasi García Plata, ha comparecido este viernes en la radio pública catalana para justificar la decisión. Con el nuevo modelo se busca promocionar "la actitud favorable" de los chicos y chicas hacia la lectura, despertando su vocación lectora, a través de un enfoque "que resulte atractivo" y, al mismo tiempo, propiciando un aprendizaje más "competencial, analítico y crítico" que no memorístico para contestar unas preguntas de selectividad que son a menudo "para comprobar que se ha leído" el libro obligatorio que toca.
García Plata ha defendido que todo el nuevo currículum planteado por Educació sí que incorpora el conocimiento "de manera sistemática del patrimonio literario catalán", con el trabajo en el aula de muchos textos de los principales autores clásicos y del canon literario catalán y castellano. A partir de ahí, el objetivo del nuevo currículum es "que los alumnos tengan una actitud favorable a la lectura", que "motivemos y despertemos el interés por la lectura" y hacer un enfoque "que resulte atractivo". Por ejemplo, relacionando la literatura con otras artes como el cine. Ampliar la vocación lectora de los alumnos y que haya más alumnos lectores, como objetivos últimos, ha apuntado al técnico del Departament. "Lo importante no es forzar que un alumno lea a Salvador Espriu, sino trabajar en el aula textos de Salvador Espriu para que el alumno se motive a leerlo. El objetivo tiene que ser este, hacer compatible enseñar los clásicos y despertar el interés por los clásicos, especialmente esto último, que es lo más importante". García Plata ha defendido que eso debe ser prioritario antes que "forzar una lectura que muchas veces no se hace motivada".
Evitar la dinámica de leer un resumen para contestar preguntas enfocadas a comprobar si se ha leído o no
En este sentido, García Plata lamenta que el modelo vigente hasta ahora ha comportado que los alumnos solo lean un resumen de los libros obligatorios para poder contestar unas preguntas en el examen, "orientadas a comprobar si se ha hecho la lectura o no, no tanto un análisis crítico y en profundidad" de esta. Mientras que asegura que el nuevo modelo se orienta a intentar que haya "un conocimiento más profundo del patrimonio literario catalán" y que los alumnos tengan "más capacidad de relacionar la literatura, los tópicos, recursos y géneros literarios, y tener una actitud más crítica", así como espolear que salga de ellos el interés lector. En suma, que los alumnos adquieran las habilidades críticas de análisis y relación para hacer frente a unas preguntas de selectividad más competenciales que de comprobación de si se ha leído un determinado libro o no.
No habrá una lista cerrada, los centros harán propuestas "de valor literario significativo"
Despertado el interés lector, el planteamiento docente debe ser propiciar "itinerarios lectores, propuestas de lecturas de valor literario significativo" que puedan "adaptarse más a los intereses concretos de los alumnos". Si bien el alto cargo de Educació asegura que serán los centros, con "su proyecto educativo", los que hagan las propuestas de lecturas, un mínimo de dos por alumno. El Departament no pasará una lista de lecturas concretas recomendadas en ningún caso, más allá que el currículum de autores que se tienen que trabajar en clase puedan ser una referencia para que los docentes hagan sus propuestas.