La desalinizadora del Llobregat trabaja a máximo rendimiento desde finales del verano pasado y se mantendrá a este ritmo para paliar las consecuencias de la sequía en Catalunya. "No podemos dar una previsión exacta porque depende del estado de los embalses de las cuencas del Ter y del Llobregat, pero mientras esta situación se prolongue, mantendremos la producción de la planta para compensar esta pérdida del nivel de los embalses", ha explicado a la ACN el jefe de planta de la desalinizadora, Carlos Miguel. La que es la mayor desalinizadora de agua potable de Europa incrementó la producción al 70% en enero del 2022, y unos meses después, en verano, la subió de nuevo hasta los niveles actuales, en los que se producen 2.000 litros de agua potable por segundo. Una producción que, a falta de lluvias, se mantendrá de forma indefinida. Miguel ha indicado que la Agencia Catalana del Agua (ACA) es la que tendrá que indicar una nueva consigna de producción en el futuro, a condición de que los embalses se llenen y haya indicio de lluvias, que, hoy por hoy, no llegan.
El responsable de planta de esta desalinizadora ha explicado que el coste de producción de agua desalinizada es más alto que en plantas convencionales que tratan agua de río o de embalse. "El gran hecho diferenciador es que se tiene que sacar la sal del agua de mar y no es una tarea fácil porque requiere un procedimiento, la osmosis inversa, que supone aplicar mucha presión al agua de mar", ha señalado Miguel. Esta presión se aplica a través de motores eléctricos que tienen un elevado consumo.
En este sentido, preguntado sobre qué papel podrían tener estas plantas en el futuro, en el contexto de la emergencia climática, Miguel ha valorado que son "una alternativa y una ayuda", especialmente en "ambientes como el nuestro, que son de una variabilidad importante de pluviometría y de disponibilidad de recursos convencionales." Con todo, ha señalado que se tienen que combinar con otras estrategias como la reutilización o el ahorro de agua.
Las reservas de los embalses continúan bajas
Las reservas de los embalses de las cuencas internas de Catalunya siguen muy bajas, con un nivel del 26%, pero el estanque de Banyoles (Pla de l'Estany) ha vuelto a los umbrales de normalidad y deja de estar en situación de alerta por sequía, según ha informado el ACA. Sin embargo, el resto de áreas de las cuencas internas de Catalunya siguen en la misma situación: de las 18 unidades en que está dividido el territorio, tres están en situación de normalidad, tres en prealerta, ocho en alerta y cuatro en excepcionalidad. Entre las de excepcionalidad, que supone el penúltimo nivel de gravedad, están el sistema Ter-Llobregat y el acuífero del Fluvià Muga, que engloba 224 municipios —incluidos los del Àrea Metropolitana de Barcelona— donde viven casi 6 millones de habitantes. De momento, no hay ninguno en emergencia, el quinto nivel y el más grave de todos.
En este escenario, la desalinización, el agua regenerada y la extracción de pozos aparecen como medidas de gran importancia, ya que hasta ahora han aportado 200 hectómetros cúbicos al sistema, que es el equivalente en los embalses de Sau y Sant Ponç juntos. En concreto, la desalinización ha aportado más de 71 hm3 al sistema entre el 2022 y lo que llevamos del 2023. El uso del agua regenerada también ha aportado más de 71 hm3 durante el año pasado y se ha convertido en uno de los ejes en la gestión de la sequía durante la fase de excepcionalidad. Además, se han extraído más de 55 hm³ de agua de los pozos de sequía.