La pax romana que había entre RAC1 y Catalunya Ràdio se ha roto definitivamente con la nueva temporada radiofónica (que empezó el lunes pasado). La guerra entre las dos emisoras se ha extendido a los respectivos grupos empresariales, es decir, el Grupo Godó y la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA). La Vanguardia, que pertenece al mismo entramado que RAC1, ha publicado hoy un duro artículo y un contundente editorial en contra de los recursos públicos que se destinan a Catalunya Ràdio y que concluye de esta manera: "es difícil explicar que se vayan gastando más y más dinero de todos". El director de la emisora, Jordi Borda, ha contestado con dureza con un mensaje dirigido a su equipo y al que ha tenido acceso El Nacional.

La batalla por los ingresos publicitarios

En el trasfondo de la guerra está el debate de sí Catalunya Radio, emisora pública, tiene derecho a competir tanto por la audiencia como por la publicidad con las mismas condiciones que RAC1, que es una emisora privada. Según el Grupo Godó, no. En el editorial de La Vanguardia de este domingo, el diario recuerda que TVE y RNE no emiten publicidad para "subrayar el carácter no comercial" de las cadenas de radio y de televisión cosa que evita la competencia desleal. La Vanguardia, propiedad de Javier Godó, lamenta que en Catalunya eso no sea igual y que TV3 y Catalunya Radio sí que tengan anuncios un hecho que, en opinión del rotativo, "hace más difícil la viabilidad de las empresas privadas".

Ustrell hace saltar las alarmas

Nadie pone en cuestión sin embargo, que esta guerra ha estallado ahora, a raíz de la irrupción de Ricard Ustrell como competencia directa de Jordi Basté a las mañanas de la radio en catalán: en el resto de la editorial TV3 no vuelve a aparecer (8tv ya no es propiedad del Grupo Godó) y porque, sobre todo, la Vanguardia dedica este domingo una página entera a explicar la externalización de buena parte de la programación de Catalunya Radio. En esta noticia, el diario explica que la CCMA ha pagado 1,9 millones de euros a la empresa de Ricard Ustrell (La Manchester Radiofónica S.L.) tal como sale reflejado al portal de transparencia del ente y que es de acceso público. Además de eso, la Vanguardia se hace eco de un comunicado del comité de empresa de Catalunya Radio sobre los recelos que ha provocado el aterrizaje del equipo de Ustrell y el hecho de que el programa esté en manos de personal externo. Aparte de 'El Matí de Catalunya Radio', la noticia apunta que 17 de las 24 horas de programación se han encargado a personal externo a la emisora, cosa que la dirección desmiente porque asegura que en realidad son "fórmulas híbridas".

Presentación nueva temporada TV3 23 24 ricard ustrell / Foto: Carlos Baglietto

Ante esto, el director de Catalunya Radio, Jordi Borda ha enviado un mensaje a su equipo en que se defiende tanto de la información publicada como de la opinión expresada a la editorial. Borda asegura que la noticia tiene "ciertas inexactitudes" y apunta un dato que hasta ahora no se había hecho público: "El coste real de la Mañana de Laura Rosel (colaboradores, sueldos de trabajadores/se de la casa y presupuesto de contenidos) era de 2.057.447,60 euros", es decir, un coste más alto que los 1,9 millones de euros que la CCMA le ha pagado a La Manchester para la temporada 2023/24. La diferencia es que con esta cifra la productora de Ricard Ustrell paga buena parte del coste del espacio: "van todas las contrataciones de colaboradores/as y tertulianos/as de la temporada", mientras que en la época de Rosel y de Terribas era Catalunya Ràdio quien pagaba estas colaboraciones. Para rematarlo, Borda denuncia opacidad por parte del Grupo Godó: "no tenemos información ni elementos para compararlo con el coste de otros proyectos privados del mercado".

El Grupo Godó habla de "competencia desleal"

 

De hecho, un detalle que ha hecho saltar las alarmas a la unidad de negocio audiovisual del Grupo Godó, comandada por Carlos Godó (hijo del presidente de la compañía) es el goteo de colaboradores que la temporada pasada estaban en programas de RAC1 y ahora han cruzado la Diagonal para pasar a colaborar en programas de Catalunya Radio, especialmente en el espacio de Ricard Ustrell. Es el caso, entre otros, de Bernat Dedéu o de Vicent Sanchis, hasta hace tres meses fieles tertulianos de Jordi Basté y que desde el lunes pasado han ido apareciendo en tertulias y secciones de 'El Matí de Catalunya Radio'. Pero Ustrell también ha aprovechado la supresión de "Islàndia" para pescar nombres como Fel Faixedas, Eloi Vila, Joan Reig o Jordi Sellas y que eran habituales al programa de Albert Om. El hecho de que la CCMA pague toda la producción a La Manchester y a posteriori sea La Manchester quien pague cada colaborador, hace imposible saber cuánto cobran cada uno de ellos por participar en 'El Matí de Catalunya Radio', un extremo que el Grupo Godó califica como "competencia desleal" porque puede alterar los precios del mercado y con fondos originariamente públicos.

Jordi Basté en plena emisión de 'El Mundo en Rac1'

Esta inversión y el refuerzo de contenidos por parte de Ustrell hacen temer en el Grupo Godó que por primera vez se pueda poner en cuestión el hasta ahora indiscutible liderazgo de Jordi Basté en las ondas, o que como mínimo le recorte distancias en audiencia. Sea como sea, con el simple hecho de que Ustrell mejore los datos de Rosel, eso se traducirá en un aumento de la publicidad y por lo tanto el pastel del mercado estaría más repartido y eso repercutiría en los ingresos de RAC1. La emisora es -según los últimos datos aportados al registro mercantil- la división empresarial más solvente del Grupo Godó y una bajada de este capítulo afectaría a toda la estructura. De hecho, el contraataque final de Borda a la doble ofensiva publicada hoy por La Vanguardia (artículo y editorial) acaba así: "En el fondo se intenta abrir el viejo debate de si la radio pública tiene que ser competitiva o tiene que ser una expresión antropológica y costumbrista sin publicidad para beneficiar a los agentes privados".

 

El siguiente episodio, en manos de los políticos

 


El debate, pues, está servido: ¿Catalunya Ràdio puede competir de tú a tú con RAC1 por el mismo mercado de publicidad y de audiencia o bien se tiene que apartar de la competencia empresarial y dejar el relato de la radio en catalán solo en manos privadas? La cuestión durará semanas y meses porque muy pronto la discusión dará el salto a la política. Y es que quien tiene que aprobar si la emisora pública renuncia a la publicidad es el Parlament, es decir, una mayoría de formaciones políticas tiene que estar de acuerdo.