El laboratorio del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) donde trabajaba el bioquímico muerto con síntomas compatibles con la enfermedad Creutzfeldt-Jakob —el equivalente humano a la enfermedad de las vacas locas— rechazó experimentar con muestras de esta patología hasta tres veces, según ha avanzado este viernes RAC1. Después de evaluar los riesgos de cada proyecto, el centro de investigación científica no dio luz verde en ningún caso porque sus instalaciones carecen de los requisitos necesarios para garantizar la seguridad y la salud de los científicos al manipular muestras de esta afección neurológica, altamente infecciosa y letal.
A estas alturas, la Universidad de Barcelona, responsable de las instalaciones, tiene en curso una investigación por aclarar que pasó, después de que uno de sus científicos muriera con síntomas compatibles con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob y se encontraran miles de muestras de esta, no autorizadas, en los congeladores de su laboratorio, en el centro de investigación de Bellvitge. El director del centro, Gabriel Capellà, ha admitido que no saben cómo las muestras llegaron allí y ha señalado que mientras la investigación siga en curso hay muchas incógnitas en torno al caso.
Laboratorio clausurado al turbar las muestras
Ya ayer, a raíz del conocimiento del caso, el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) emitió un comunicado asegurando que "nunca ha autorizado ningún estudio" con muestras priónicas como las que aparecieron en un congelador de un laboratorio de la Universidad de Barcelona (UB), con las cuales presuntamente trabajó el científico que murió en 2022, y que el campus "no dispone de instalaciones necesarias para desarrollar experimentos con muestras priónicas". Eso sí, el Idibell ha asegurado que el investigador, experto en enfermedades neurodegenerativas, murió "a causa de una posible afección priónica" (cómo es la Creutzfeldt-Jakob) y que el caso "fue abordado inmediatamente y con la debida diligencia por parte de la UB —titular de los espacios—, el CIBER —con quien tenía contrato— y el Idibell —como investigador afiliado—". El centro ha señalado que el laboratorio "fue clausurado unas horas después de ser notificados sobre la existencia de las muestras" y que fue descontaminado por una empresa especializada. También se identificó a las personas que trabajaron en este laboratorio y se les comunicó el "potencial riesgo en el cual potencialmente habían podido estar expuestas" y se les ofreció hacerlos pruebas médicas y apoyo psicológico.
El caso del bioquímico muerto en Barcelona
El contexto en el cual se enmarcan las explicaciones del Idibell es después de que un investigador científico de la Universidad de Barcelona muriera el año pasado después de sufrir síntomas compatibles con la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, el equivalente humano a la enfermedad de las vacas locas, una afección de carácter neurológico contagiosa y letal. El científico, un bioquímico, estaba estudiando precisamente esta enfermedad y ahora hace tres meses que la universidad abrió una investigación interna para aclarar el origen de miles de muestras no autorizadas, algunas de ellas con capacidad de infectar, que se han encontrado en un congelador de su laboratorio.
El bioquímico difunto también trabajaba en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y al consorcio público CIBER, instituciones que de igual forma han empezado una investigación. Los compañeros de laboratorio del difunto han expresado a estas instituciones científicas su inquietud por el contagio y por saber hasta qué punto han estado expuestos sin saberlo. El investigador del Creutzfeldt-Jakob se incorporó al laboratorio 4141 de la Universidad de Barcelona en el 2018 y en el 2020 empezó a encontrarse mal y pidió la baja. Afectado por síntomas compatibles con la enfermedad que investigaba, ocultó el diagnóstico hasta su muerte, con 45 años.