Finalmente, la lava del volcán Cumbre Vieja, que entró en erupción el pasado domingo 19 de septiembre en la isla de La Palma, ha entrado en contacto con el mar esta medianoche a las 00.07. El magma ha llegado al océano, donde ha chocado con el agua salada a una temperatura muy inferior: la lava, a 1.000 grados, el mar a unos 20. El material magmático se ha precipitado por un acantilado de 100 metros de altura antes de tocar el agua marina y actualmente se está acumulando desde el fondo marino creando una pirámide de unos 50 metros aproximadamente.
Olor a azufre
Esta importante contracción térmica ha provocado una fuerte humareda blanca, perjudicial para la salud por las sustancias tóxicas que contiene. Según explican los expertos, en cada litro de agua salada hay 35 gramos de sales, entre las cuales cloruro, sodio, azufre, bromo o flúor. Al llegar la lava, el agua se ha evaporado y se han formado grandes columnas de humo corrosivo, perjudicial para las personas.
La importante humareda y el burbujeo en el mar, producido por el choque de temperaturas, está acompañado de un intenso olor a azufre. Esta es una clara advertencia del peligro que supone, ya que puede afectar al sistema respiratorio, con picor, escozor y dificultades para respirar.
Lluvia ácida
Durante estos días también se ha considerado la posibilidad de que la contracción de lava y agua marina provoque una lluvia ácida. Con todo, esto es muy poco probable, porque los gases, una vez han entrado en la atmósfera, se adentran en su circulación general. Así lo ha explicado el meteorólogo David Suárez en Eldiario.es. En todo caso, la lluvia ácida provocaría irritaciones en el cuello y en la boca a la población.
Los geólogos advierten que existe la posibilidad de que se produzcan explosiones cuando la lava entre en contacto con el mar, comparándolo con el efecto que se produce cuando se mezcla en una sartén aceite hirviendo con agua fría.
Se espera que la lava llegue a la playa de los Guirres, del municipio de Tazacorte, donde los equipos de emergencia ya habían acordonado la zona para que nadie se acerque a una distancia peligrosa.
¿Qué se tiene que hacer?
La última vez que la lava entró en contacto con el mar en la isla de La Palma fue hace 50 años, cuando entró en erupción el volcán de Teneguia. Entonces, un vecino de la zona murió intoxicado al ir a pescar a dos kilómetros de los ríos de lava que desembocaban en el océano.
Con este precedente todavía en la memoria, las autoridades piden prudencia a los habitantes de la isla, mantener las distancias y alejarse de este tipo de emanaciones. Se trata de gases que no se tienen que subestimar, pero tampoco hay que caer en la histeria, simplemente mantener las distancias.
Los expertos alertan de que la peligrosidad del contacto entre las dos superficies no se limita a los gases, también es por las posibles explosiones iniciales provocadas por la diferencia térmica.
300 metros por hora
La llegada del magma se esperaba desde hace muchos días con mucha preocupación por los posibles efectos sobre la salud de los vecinos. El cambio en la erupción ha complicado predecir con precisión cuando sucedería. En los diez días que el volcán lleva expulsando lava, la velocidad de esta ha cambiado en función de la fase eruptiva en la que se encontraba el volcán, por ello, incluso se ha puesto en duda que la colada llegase al océano.
La lava ya afecta a 238 hectáreas y se ha tragado más de 513 hogares que han quedado totalmente destrozados, aparte de numerosas áreas de cultivo y negocios. En total, más de 6.500 personas han sido desalojadas.
Desembocadura destructiva
El impacto de la llegada de la lava al mar no se limita a las explosiones térmicas y la emanación de gases que se producirán a partir de ahora. También incluye los destrozos que la colada ha causado antes de tocar el agua marina.
Los terrenos que precedían el acantilado de 100 metros por el que se ha precipitado el río de lava estaban plagados de plantaciones de plátanos. No solo las cosechas han quedado destruidas, sino que el contacto de la lava con los plásticos de los invernaderos y los pesticidas que se encontraban en su camino ha provocado la emanación de gases tóxicos. En su avance la lava también ha atravesado la carretera de la costa de Canaria dejándola inservible.