La Ley del Divorcio de 1981 cumple este martes 22 de junio 40 años desde su aprobación en el Congreso de los Diputados, una ley que supuso un cambio trascendental, según los abogados de familia, aunque recuerdan que hasta 2005 la concesión del divorcio "giró en torno a la culpa" y no bastaba la mera voluntad de los cónyuges.
"Hasta la Ley 15/2005 de 8 de julio, el acceso a la separación y divorcio era causal, y su concesión giraba en torno a la culpa. No bastaba la mera voluntad de los cónyuges (salvo en los procesos de mutuo acuerdo, una vez transcurrido el primer año desde la celebración del matrimonio)", ha explicado la presidenta de AEAFA, María Dolores Lozano.
Según precisa, con la ley de 1981, "el cónyuge inocente que pretendía separarse judicialmente debía culpabilizar al otro de la autoría de alguna de las causas previstas en el artículo 82 del Código Civil".
Los antiguos motivos de divorcio
Entre estas causas se encontraban: el abandono injustificado del hogar, la infidelidad conyugal, la conducta injuriosa o vejatoria o cualquier otra violación grave o reiterada de los deberes conyugales, la condena a pena de privación de libertad superior a seis años, el alcoholismo, la toxicomanía o las perturbaciones mentales, siempre que afectasen al interés de la familia.
Por este motivo, subraya que fue muy relevante la Ley 15/2005 de 8 de julio que suprimió las causas legales de separación y divorcio en España, convirtiendo al país en "el único de Europa con acceso directo al divorcio, sin exigir la previa separación judicial y sin causa cualpabilística".
Asimismo, Lozano destaca que la Ley 13/2005 de 1 de Julio, o 'ley del matrimonio homosexual', "situó a España como el tercer país del mundo (tras Países Bajos y Bélgica) que regulaba positivamente el matrimonio entre personas del mismo sexo".
2,2 millones de divorcios en 40 años
Más de 2,2 millones de parejas se han divorciado en los cuarenta años de vigencia de la ley. En una primera etapa de aplicación de la ley se registraban cada año alrededor de 20.000 divorcios y el proceso que no era sencillo, ya que la norma reflejó las tensiones políticas y sociales del inicio de la democracia, en un sociedad con gran peso todavía de la Iglesia católica.
No se podía pedir el divorcio hasta dos años después de la boda y se exigía la separación previa. Ésta, además, requería alegar una causa, desde el alcoholismo o las drogas, a la infidelidad, el abandono del hogar, o la violación de los deberes conyugales.
Diez años después de su entrada en vigor, en 1991 se registraron ya más de 27.000 divorcios y una década más tarde se superaban los 39.000, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que comenzó a recopilar esta información a partir de 1998 gracias a un acuerdo con el Consejo General del Poder Judicial.
Fue la ley del denominado "divorcio exprés", impulsada en 2005 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la que disparó las cifras. Ya no era necesaria la separación previa ni alegar causas y la demanda se podía presentar a los tres meses de celebrarse el matrimonio.