Habían estado convencidos de que les darían la razón tantas veces antes, que ayer el equipo de abogados que coordinan las defensas de Sandro Rosell y su socio, Joan Besolí, preferían ser prudentes a la hora de hacer comentarios, aunque con la boca pequeña reconocían que "la cosa pintaba bien". Este miércoles por la mañana, la jueza ha confirmado la noticia que hace 21 meses y dos días que esperan: se acaba la prisión preventiva. La magistrada ha decretado la libertat provisional sin fianza de los dos.
Sandro Rosell y Joan Besolí volverán a la prisión una vez finalice la vista de hoy y posteriormente quedarán en libertat. La sala tiene en cuenta que está a punto de cumplirse el máximo de dos años de prisión preventiva y el carácter excepcional de la medida. Con todo obliga Rosell y Besolí a asistir a todas las sesiones del juicio y fijar domicilio, les retira el pasaporte y les exige que comparezcan el primer y tercer lunes de cada mes ante el juzgado o comisaría más próximo a su domicilio.
No por esperada, la decisión deja de ser inédita. Las defensas habían exigido el lunes "la liberación inmediata" de sus clientes, por enésima vez —ya no pueden contarlas con los dedos de las dos manos—. Ahora, el tribunal de la Audiencia Nacional ha accedido a la petición de libertad porque los acusados ya han prestado declaración y, por lo tanto, se ha acabado el riesgo de que no comparezcan en su propio juicio, que era uno de los argumentos principales que han alegado para denegar cada una de las solicitudes anteriores.
El cálculo es que el juicio, en el cual la acusación pide 11 años de prisión para Rosell por supuesto blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal, acabe a finales de marzo. Fuentes del tribunal confían en tener lista la sentencia de cara al mes de mayo. En caso de condena, ésta todavía no sería firme, porque Rosell y el resto de encausados tendrían derecho a alegaciones. Unos trámites que en última instancia acabarían en el Tribunal Supremo y que podrían alargarse por un periodo de hasta 3 años.
Durante su declaración, Sandro Rosell atacó con vehemencia a la fiscalía, criticando que sus argumentos son "surrealistas y rocambolescos". Veremos qué acaba dictaminando la justicia. De momento, hoy pone fin a la prisión preventiva más larga de la historia de España por un delito económico. Eso, por cierto, mientras los condenados de La Manada siguen campando libremente por la calle. Ningún favor.