La población de lince ibérico en la península ha superado ya los 2.000 ejemplares. Se trata de la máxima cifra que se ha registrado desde que se realiza un seguimiento detallado, y la especie felina se aleja así del riesgo de extinción. En concreto, según el informe elaborado por el grupo de trabajo transnacional del lince ibérico, en 2023 hubo un total de 2.021 linces censados, distribuidos en España (donde habitan 1.730 ejemplares, un 85,6% del total) y en Portugal (con 291 ejemplares, un 14,4% del total). Se trata de un notable incremento del 21% respecto de los 1.668 linces cuantificados en 2022, y del 80% respecto de los 1.111 que había en 2020. Según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la recuperación de la población de este felino constituye uno de los mejores ejemplos de actuaciones de conservación de especies amenazadas en el mundo y ha sido posible gracias a los esfuerzos coordinados entre las administraciones española y portuguesa, así como el resto de actores.

Las comunidades autónomas españolas que disfrutan de poblaciones estables de la especie son cuatro. Andalucía contaba con 755 ejemplares, una cifra que supone el 43,6% de la población española, mientras que en Castilla-La Mancha se registraron 715 linces, es decir, el 41,3%. Más lejos, en Extremadura se censaron 253 ejemplares, y en la Región de Murcia solo 7 de estos felinos. Con estos registros se evidencia que la población de lince sigue expandiéndose, tanto numérica como territorialmente. Ya son 14 las áreas geográficas diferentes donde la especie se reproduce, con nuevas zonas de presencia estable en Murcia y en las provincias albaceteñas, Badajoz, Toledo y Ciudad Real.

Del total censado, 1.299 linces eran adultos o subadultos con una proporción bastante similar con respecto al sexo, ya que había 602 machos y 611 hembras del total que se ha podido censar. El número de hembras reproductoras o territoriales en 2023 ascendió a 406, que son 80 más que el año anterior, y de esta manera la especie se acerca gradualmente a las 750 hembras reproductoras que se considera como uno de los objetivos demográficos necesarios para decir que el lince se encuentra en un estado de conservación favorable. El número de cachorros nacidos en 2023 también creció hasta los 722.

El lince se aleja del riesgo de extinción

La tendencia de la población es positiva, con un crecimiento continuo y elevado desde 2015, lo cual permite seguir siendo optimista para que se consiga reducir el riesgo de extinción del lince ibérico. En 1960 se contaba con que había cerca de 5.000 ejemplares, pero la caza y la destrucción de su hábitat provocaron un importante retroceso continuado hasta que en 2002 se contabilizaron solo 94 ejemplares, por lo que se otorgó el lince el calificativo de "felino más amenazado del mundo", con un estado de conservación "crítico". Desde entonces, sin embargo, los esfuerzos compartidos han dado sus frutos y la población se ha multiplicado. En 2020, ya se había llegado a cifrar un total de 1.111 linces, y tres años más tarde se han añadido casi 900 individuos más a la población ibérica. Eso sí, actualmente, el lince ibérico se considera todavía amenazado y en peligro de extinción, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.