El presidente francés Emmanuel Macron encara una nueva huelga contra su gobierno, cada vez más desgastado por la tensión con que vive el país desde el auge de los chalecos amarillos. La de ahora, va más allá y reúne sectores sociales de todas partes para frenar los planes del gobierno de instaurar un sistema de pensiones universal contrario al actual donde cada uno, dependiendo de su situación, tiene una jubilación diferente. La respuesta ha sido masiva: el 90% de los trenes de alta velocidad se han cancelado, 10 de las 16 líneas del metro de París no funcionan, centenares de vuelos cancelados que también han afectado al aeropuerto del Prat, y escuelas y universidades cerradas.
La tensión entre la policía y los manifestantes ya se palpa en las calles, sobre todo en París, donde también la Torre Eiffel ha cerrado sus puertas. Y la convocatoria prevé 245 manifestaciones por todo el país.
Los funcionarios también se han sumado a la huelga e incluso siete de las nueve refinerías han sido bloqueadas por los manifestantes. El sindicato del transporte de París extiende la huelga hasta el lunes, aunque desde Aena, prevén que se pueda restablecer la normalidad de los vuelos con Francia el domingo por la mañana. De momento, se han detenido 65 personas según han confirmado fuentes oficiales para la emisora Europe 1.