La gran pregunta que muchos se hacen es si después de las restricciones del ocio nocturno privado, el botellón irá perdiendo fuerza. Si nos fijamos en el ejemplo de Madrid, donde bares y discotecas sí pueden abrir, constatamos que este tipo de fiestas ilegales no paran de repetirse y crecer. El último ejemplo lo encontramos esta pasada madrugada en la Ciudad Universitaria de Madrid, un barrio que engloba la Universidad Complutense, y ha reunido cerca de 5.000 personas que no respetaban ningún tipo de seguridad contra la covid-19, ni distancia social ni mascarilla.
Pero el botellón ya es una práctica totalmente prohibida, incluso, antes de la pandemia. Esta fiesta multitudinaria se ha concentrado entre las facultades de Derecho y Filología, donde se podían escuchar gritos como "estamos todos vacunados", "¿eres de Pfizer o Moderna?", "freecovid" y dedicatorias con brindis incluido al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
La Policía no accedió al recinto. Sí lo hizo una ambulancia para atender un coma etílico, aunque a duras penas pudo hacer diez metros de recorrido y tardó treinta minutos para poder hacerse un lugar entre la multitud de la gente. Las escenas vividas eran de fiesta total. Muchos se subieron a las farolas, otros improvisaban sesiones de DJ y muchos servían el alcohol con vasos y todo lo indispensable para disfrutar como si estuvieran en una discoteca.
Esta farra llega a la previa de una apertura completa del ocio nocturno confirmada por la misma presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, esta semana. Así pues, a partir del lunes que viene, 20 de septiembre, las restricciones horarias impuestas a la hostelería (que tiene que cerrar a la 01.00) y el ocio nocturno (a las 03.00) para combatir la expansión del coronavirus, desaparecerán. También acabarán las limitaciones en cines y teatros, y se ampliará el número de comensales que pueden compartir mesas en terrazas, de ocho a diez. Sigue siendo una incógnita el aforo, limitado ahora al 50% en el interior, o la prohibición de consumir en barra o bailar.
También en la UAB
Una fiesta ilegal celebrada esta noche en la Universitat Autònoma de Barcelona ha acabado provocando la queja de los usuarios de los Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya, que han visto cómo se han colapsado los vagones con centenares de jóvenes, muchos de ellos bebiendo y fumando en las mismas estaciones. Todo empezó con una invitación falsa de la Facultad de Ingeniería que corrió a través de Whatsapp, en la que se invitaba a una fiesta que prometían que sería un éxito: música, DJ y cubatas. ¿El resultado? Cuando han llegado, los jóvenes se han encontrado con que el campus estaba vacío pero la convocatoria ha sido un éxito absoluto y se ha acabado montando una fiesta improvisada.
Así pues, la fiesta prometía alargarse hasta las cinco de la madrugada y así ha sido. En todo el campus y parte del núcleo de Bellaterra se ha celebrado uno macrobotellón, pues los jóvenes han llegado cargados de alcohol. La música de los DJ se ha sustituido por la de los móviles y la mascarilla era inexistente. Posteriormente, muchos han cogido los Ferrocarrils para volver a casa. Es entonces cuando el malestar se ha puesto de manifiesto por parte de muchos usuarios de este transporte, que han denunciado a través de las redes la situación que han vivido.