La presencia o no de pantallas en las aulas y el uso de portátiles y tabletas electrónicas para las actividades de clase es todavía un debate vigente en la comunidad educativa. Si bien la tendencia hacia la digitalización ha sido el camino de los últimos años, con importantes inversiones públicas en dispositivos electrónicos, voces entre los docentes y expertos externos a las aulas han expresado su rechazo al uso de la tecnología si no tiene una justificación y abogan por el modelo clásico para evitar distracciones y otros efectos indeseados. En la Comunidad de Madrid, la presidenta Isabel Díaz Ayuso prohibirá a partir de septiembre el uso de tabletas y ordenadores en clase para los alumnos de infantil y primaria y los profesores no podrán poner deberes para hacer en casa que requieran recurrir a dispositivos electrónicos. De este modo, solo estará permitida el uso de pantallas en clase de manera compartida y supervisada, con un máximo de dos horas semanales en función del curso.

El gobierno madrileño prepara un decreto que afectará al más de medio millón de alumnos de los cerca de 2.000 centros de infantil y primaria públicos y concertados de la región. No podrán usar en clase ni portátiles ni tabletas a partir del curso 2025-2026, de igual forma que ya no puede usar móviles. En el caso de los cursos que ya tengan implantado el uso de algún dispositivo electrónico para cada alumno, el Ejecutivo de Ayuso da un plazo de un año, hasta verano de 2026, para adaptarse a la nueva normativa. "Pretendemos volver a la esencia de los libros, los cuadernos, los dictados, del cuidado de la ortografía, de la caligrafía, y todo eso lo haremos compatible con que los alumnos de Madrid tengan esas destrezas digitales tan necesarias", ha explicado este miércoles en rueda de prensa el portavoz del gobierno autonómico madrileño, Miguel Ángel García. 

El uso de dispositivos digitales estará totalmente vetado en el primer ciclo de infantil (0-3 años) y, para el resto de educación infantil y primaria, tampoco se podrán mandar deberes que los escolares tengan que completar en sus casas con ordenadores o 'tablets'. En cuanto al manejo compartido de dispositivos en las aulas, estará restringido a una hora semanal en el segundo ciclo de infantil (3-6 años) y 1.º y 2.º de primaria; a una hora y media en 3.º y 4.º de primaria; y a dos horas semanales en 5.º y 6.º de primaria. En la etapa de educación secundaria obligatoria (ESO), serán los propios colegios e institutos que la imparten los que delimiten el uso individual o compartido de 'tablets', ordenadores y demás en función las características de las enseñanzas, la edad y el grado de madurez de sus alumnos, según detalla la Comunidad en una nota. La norma contemplará excepciones dirigidas a alumnos con necesidades específicas de apoyo, previo informe psicopedagógico.

La concertada lo tilda de "radical"

Buena parte de los centros concertados de Madrid, el 70% de los cuales está bajo el paraguas de la asociación Escuelas Católicas de Madrid, ya han salido a pronunciarse en contra de la política del Ejecutivo madrileño. La entidad ha tildado de "radical" la propuesta de Ayuso y, en un comunicado, han denunciado "la ausencia de diálogo" por parte del gobierno regional ante una medida que, critican, afecta "a la autonomía educativa y pedagógica de los colegios". La asociación representa a aproximadamente unos 340 centros, que tienen unos 223.000 alumnos.

En Catalunya, una tendencia similar

En Catalunya, si bien se han destinado importantes partidas a llevar dispositivos a las aulas en los años recientes y es habitual que en función del centro los alumnos trabajen de manera normalizada con portátiles o tabletas, también ha virado ahora el enfoque y se tiende ya a la mayor supervisión y eventual restricción de las pantallas. Después de que este curso haya sido el primero sin teléfonos móviles en los institutos, este febrero el Departament d'Educació ha creado una comisión de expertos para analizar el uso de los dispositivos electrónicos en las aulas y para trazar recomendaciones de cada al futuro próximo. La consellera Esther Niubó habla de establecer pautas para un uso "responsable, ético y saludable" de la digitalización. Niubó, de hecho, señala que en las aulas se advierte que el uso de pantallas en las aulas genera efectos secundarios indeseados como problemas de comprensión lectora, en la escritura o, eventualmente, efectos en la salud física y mental de los menores si se da un abuso. El camino que plantea ahora Educació es la restricción de pantallas en las etapas más precoces, y buscar un "equilibrio" en los mayores.