La mala gestión de Carlos Mazón y la crisis climática han derivado en el peor desastre del siglo en el País Valencià, donde la DANA ha dejado al menos 92 muertos y una cifra indefinida de desaparecidos, además de incalculables daños materiales (miles de personas están sin luz ni agua) —hasta las 21.00 horas—. Del siglo entendido como siglo XXI, pero también entendido como los últimos cien años: ni la pantanada de Tous de 1982 ni la riada del Túria de 1957 tuvieron efectos tan devastadores. En el año 82 murieron 40 personas, mientras que en el 57 hubo 81 víctimas mortales. De hecho, es el peor desastre natural del Estado: peor que las riadas del Biescas, en Huesca, que en 1996 acabaron con la vida de 87 personas.
En los próximos días conoceremos más detalles del porqué de toda esta destrucción, pero de entrada sabemos que hace tiempo que se construye donde no debería construirse. "Construimos en torno al río, que recupera lo que es suyo", ha explicado a ElNacional.cat el ingeniero hidráulico Ernest Bladé, que también pone el foco sobre la crisis climática y la forma en la que dificulta más la previsión de fenómenos climáticos violentos. Varios científicos han salido este miércoles a compartir esta opinión, en contra de lo que piensan los negacionistas. Si bien las gotas frías siempre han existido en el Mediterráneo, con sus consecuentes inundaciones, su frecuencia e intensidad han ido claramente al alza en los últimos años. Y es que este martes cayeron más de 400 litros de agua de golpe, con la devastación que tal cosa provoca.
Cronología de una mala gestión
Ahora bien, lo que se ha vivido en el País Valencià no es solo una cuestión de urbanismo y de crisis climática. La DANA también ha golpeado con mucha violencia Castilla-La Mancha y Andalucía, donde solo han muerto dos y una persona, respectivamente —según datos hasta las 21.00 horas—. No, lo que ha ocurrido en el País Valencià también tiene que ver con una mala gestión de la Generalitat Valenciana, en manos del PP. No son pocas las personas que han criticado los problemas tanto de prevención como de respuesta, lo que podría tener consecuencias políticas en el gobierno de Mazón —empezando por él mismo—.
Por una parte, la prevención ha fallado por completo. A las 8.00 horas, la Aemet recomendó no moverse en coche ante la previsión de lluvias de más de 90 litros por metro cuadrado. A las 12.00 horas, la Confederación Hidrográfica del Xúquer avisaba de caudales que se desbordaban. El president de la Generalitat dijo poco después que las lluvias disminuirían a las 18.00 horas, pero a esa hora lo que se vieron fueron grandes riadas. El primer mensaje de Protección Civil no llegó a los teléfonos de la gente hasta las 20.12 horas, cuando ya hacía mucho rato que se veían imágenes de pueblos inundados y de fenómenos meteorológicos terroríficos. La población no fue debidamente avisada y mucha gente se encontró en un callejón sin salida en los peores momentos, habiendo ido muchas personas a trabajar para sus empresas —que no pararon su actividad—. Gente atrapada en el trabajo, en la carretera, en sus coches, en tejados de edificios, en una avenida de agua agarrados a un árbol, en locales, en una habitación de casa que próximamente quedaría anegada...
Paiporta, la población más afectada
Los problemas de prevención y, por lo tanto, de precaución, se han convertido en problemas de respuesta. Los servicios de emergencia no han sido capaces de actuar correctamente, tal como muestra la cantidad de personas atrapadas durante horas y horas en todo tipo de lugares. Una respuesta que, de entrada, ya no era nada fácil, por las gestiones previas de la Generalitat de Mazón: hace casi un año, en noviembre de 2023, el PP se vanaglorió en redes sociales de suprimir la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE). Se trataba de un organismo que tenía que "garantizar la rápida intervención de emergencia" en el País Valencià, pero los populares consideraron que era una especie de chiringuito. Ahora, al president le han reprochado la supresión de dicha unidad, como ya le reprocharon cuando tuvo lugar el incendio de Campanar (València). Murieron diez personas, lo que lo convirtió en el peor incendio de la historia de la ciudad. Siete meses después, con el mismo partido en el ejecutivo autonómico, el país ha vivido también el peor desastre natural. ¿Es mala suerte o hay algo más? Por decirlo de alguna forma, alguien podría pensar que Mazón prefiere proteger a los valencianos de la denominación "País Valencià" que de los desastres naturales.
El diputado de Compromís Joan Baldoví decía este miércoles por la mañana que ya habrá tiempo de buscar a los responsables y los culpables de la tragedia, que hasta las 21.00 horas se ha cobrado la vida de 92 personas y ha provocado una cifra indefinida de desaparecidos. Si bien los daños materiales son incalculables en gran parte del territorio (solo hay que ver las imágenes aéreas que así lo muestran), respecto a las vidas humanas quien parece que se ha llevado la peor parte es Paiporta (Horta Sud), donde han muerto al menos 40 personas —seis en una residencia—. Muy cerca, en Picanya, la situación también ha sido grave. Mientras siguen las tareas de rescate (en la comparecencia de esta noche, el president ha dicho que no quedaba nadie "rescatable" desde el aire), el Gobierno ha declarado tres días de luto por la catástrofe, que previsiblemente irá a peor con el transcurso de las horas, y ha anunciado que pronto declarará las comarcas centrales del País Valencià como zona catastrófica para iniciar la recuperación y la reconstrucción de todas las zonas que han vivido el peor desastre natural del siglo. Un desastre del que siempre nos quedará la duda de si se podría haber salvado a más gente si se hubiera construido donde correspondía, si se hubieran impulsado más medidas de mitigación de la crisis climática y si la Generalitat de Mazón hubiera gestionado mejor las tareas de prevención y respuesta.