El corresponsal de The New York Times recuerda este jueves que la manipulación que el gobierno del PP hizo de los atentados de lo 11-M del 2004 en Madrid le costaron las elecciones y hace un paralelo con respecto a los atentados de Barcelona y Cambrils del 17-A y las tensiones entre los gobiernos catalán y español.
"Las bombas de 2004 en los trenes de cercanías en Madrid —sólo unos días antes de las elecciones generales— cambiaron el rumbo de la política española", dice el corresponsal en su crónica. "Los votantes castigaron al gobierno conservador por haberse apresurado a culpar a los separatistas vascos y no a los militantes yihadistas del atentado, el ataque terrorista más mortífero de la historia de España".
Esta es la conclusión de la crónica, que resume la situación política generada por los recientes atentados en Catalunya. "El final de la búsqueda de los terroristas ha vuelto a hacer hervir las tensiones [entre ambos gobiernos] que hasta ahora se enmascaraban con una fachada de unidad, mientras continúa la cuenta atrás hacia el referéndum de independencia del 1 de octubre, explica el diario".
Las diferencias políticas "como queda cada vez más claro, tienen implicaciones prácticas de seguridad que quienes planificaron el ataque quizás quisieron aprovechar". El próximo test significativo, añade, llegará el sábado 26, con ocasión de la manifestación contra el terrorismo.