La muerte del mantero de Montjuïc siempre ha tenido la sombra de la duda. ¿Qué pasó cerca de la plaza de Miramar cuando José Antonio González García se cayó por una altura de 25 metros? ¿Se tiró él? ¿Lo empujaron?

Los dos agentes que están implicados en su muerte son Rosa Peral y Alberto López. Los mismos dos acusados de la muerte de otro agente de la Guardia Urbana, Pedro Rodríguez, que encontraron carbonizando dentro del maletero de su coche en el pantano de Foix el mes de mayo pasado. Ya se sabía que los dos agentes estaban implicados en la muerte del mantero, siempre ha estado flotando en el ambiente. Pero ahora el juzgado de instrucción 31 de Barcelona ha reabierto el caso, los ha imputado y los ha citado a declarar el viernes.

En la reconstrucción de la historia hay un elemento clave. El agente 26.356. El único policía que ve exactamente lo que pasó. No hay cámaras, por lo tanto, no hay imágenes. La policía se basa en el relato de los dos policías que estaban con el mantero, Rosa Peral y Alberto López, pero hay una tercera persona que nunca llega a explicar lo que pasó y que ya no lo podrá hacer.

El agente 26.356 muere pocos meses después en un extraño accidente de moto en Andorra.

El 15 de mayo, El Nacional ya apunta la hipótesis principal: algún asunto turbio, según fuentes policiales, que implica a terceras personas y que salpica en parte a agentes de la Guardia Urbana de Barcelona.

Aquellos días había muchos nervios en el cuerpo y algunos agentes empiezan a hablar —no mucho— y apuntan a los secretos de Rosa Peral y Alberto López que habría descubierto Pedro Rodríguez.

Los hechos

El atestado policial que reconstruye los hechos del día que murió el mantero relata cómo empieza la persecución. Rosa Peral y otro agente, los dos de paisano, lo interceptan en un camino al lado del terraplén por donde cayó. El segundo agente, el 26.356, explica que para impedir que huya lo coge para tranquilizarlo y poder identificarlo.

Y en aquel momento llega Alberto López. En un momento en que el mantero quiere sacar la mano del bolsillo, López intenta bloquearle el brazo.

 

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Es en aquel momento cuando el mantero saca una navaja y pincha dos veces la pierna de Rosa Peral.

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Y de golpe, el atestado relata cómo el mantero da un grito y da un salto atrás tirándose por el terraplén.

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Dos agentes más, que están abajo, ven como el mantero cae rodando. Cuando se reincorpora y avanza gateando, lo detienen.

Cuando llegan refuerzos, el mantero está estirado en el suelo de boca abajo y esposado a la espalda.

Las esposas y el nuevo testigo

Meses después aparece un nuevo testigo.

Es un agente de la Guardia Urbana que llega al lugar de los hechos después de oír los avisos por la radio del coche policial.

Es el mando que se encuentra al mantero esposado. Hasta aquel momento se desconocía que el mantero llevaba esposas. No consta en el atestado policial del día de los hechos.

El agente explica que pide saber por qué lleva las esposas. La explicación es que el mantero se había intentado levantar y agredir a la policía. El policía hace que le saquen las esposas porque prioriza los trabajos de reanimación del detenido.

El agente lo relata durante su declaración voluntaria a los juzgados.

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El testigo corrobora dos contradicciones: el hecho de que el mantero fuera esposado y que nadie hace constar en el atestado policial a partir de las declaraciones de los policías implicados en los hechos. Y las dos versiones sobre lo que hace el mantero una vez ha caído 25 metros. Unos aseguran que gatea. Otros que se levanta y les intenta atacar. Entre los agentes que justifican que vaya esposado y explican esta versión está el jefe del operativo, Juan José Leal, exchófer del exjefe de la Guardia Urbana Xavier Vilaró, sancionado por dos faltas graves por lucir la bandera española en la muñeca.

Sin pruebas

Que no haya imágenes complica la investigación. Los Mossos d'Esquadra en la investigación posterior rastrean el lugar de los hechos y constatan que no hay ninguna cámara que haya podido registrar los hechos. Ni los del momento del salto, ni los anteriores.

imágenes sumario carbonizado

Sin pruebas y con el único testigo muerto el caso se archiva.

Ahora hace unos meses, sin embargo, y después de la detención de Rosa Peral y Alberto López, la jueza de Vilanova que investiga el caso del policía muerto carbonizado pide el sumario del caso al juzgado de instrucción 31 de Barcelona. Y la policía se vuelve a poner sobre la pista. El caso se reabre, y una confesión hace unas semanas de una compañera de prisión de Peral desencadena las imputaciones.

Peral habría explicado a una reclusa que Alberto López ya había matado por ella. Y a partir de aquí se desencadena todo.

¿Qué sabía Pedro Rodríguez?

El 15 de mayo El Nacional ya apuntaba a la principal hipótesis del móvil del crimen.

Todo parecía indicar que el móvil del crimen pasa por alguna información que habría descubierto la víctima, Pedro Rodríguez, y que va más allá de una infidelidad amorosa. ¿Qué escondían Rosa Peral y Alberto López? ¿Qué pacto de silencio descubrió la víctima que puso en peligro su vida hasta el punto de morir quemado?

La imputación de Peral y López es sólo el primer peldaño de los muchos que tienen que venir en este caso que podría destapar los motivos reales de la muerte de la pareja de Rosa Peral, Pedro Rodríguez, que encontraron carbonizado dentro el maletero de su coche. ¿Qué sabía Pedro?